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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Aventuras En la segunda mitad del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se hizo célebre por sus victoriosas campañas contra los musulmanes durante la reconquista del Reino de Valencia. Acusado injustamente de traición, Rodrigo mata en duelo al padre de Jimena, que lo rechaza y se encierra en un convento. Este es el punto de partida de numerosas peripecias: las intrigas del conde García Ordóñez, el desafío del rey Ramiro de Aragón y ... [+]
27 de abril de 2015
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67/03(08/04/15) Gran Clásico, cine Épico de mayúsculas, superproducción soberbia de medios, de 6,2 millones $, atronador homenaje a unos de los Iconos de la reunificación española, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid (del árabe sidi, significa "El Señor", “El Compasivo”, “El Misericordioso”). Esta es una película de productor, del megalómano Samuel Bronston, judío-ruso de nacimiento (sobrino de Leon Trotski), nacionalizado estadounidense, se instaló en España en connivencia con el gobierno para rodar grandes epopeyas, con esta primera tocó la cima (además de filmó “55 días en Pekín”, “Rey de Reyes”, “La caída del Imperio Romano” o “El fabuloso mundo del circo”), contrataron a dos de las estrellas más fulgurantes del momento, Charlton Heston, venía de hacer Ben-Hur, y la italiana Sophia Loren, puso de director a un especialista en el western como Anthony Mann, sabia dar a sus cintas un toque reflexivo (venía de ser despedido por Kirk Douglas de “Spartacus”), con guión Philip Yordan (“Johnny Guitar”) , Ben Barzman (“La caída del Imperio Romano”) y Fredric M. Frank (“Los 10 Mandamientos”), basado en una historia del último, adaptan libremente un poema épico de principios del SXIII, “El Cantar del Mío Cid”, en que se hace una mesiánica reflexión del heroísmo. Sinopsis omitida por falta de espacio.

Anthony Mann mezcla con pericia acción, cine bélico, drama, construye con paso firme el relato en increscendo dramático del ascenso de un guerreo a los altares de la Leyenda, en dos partes (separadas por el símbolo de grandeza Overture e Intermision), en la primera se gesta en sus acciones el Mito, en la segunda ya tiene constancia de su papel de cuasi Moisés en que debe liderar a su pueblo a la victoria. El realizador en sus westerns intentaba insuflar la narración del drama humano de los protagonistas, personajes enmarcados en situaciones extremas en la frontera USA, lugares donde la ambigüedad entre el bien y el mal se alzaba, para este film toma algunas de estas señas en el tormento interior del héroe que su dignidad y orgullo le dictan un camino que debe seguir, aunque le cueste perder todo lo que tiene, su compasión le hace liberar a los dos emires al principio, estos principios le hacen enfrentarse en un duelo con el padre de su prometida, aunque esto le cause el desamor de ella, le hacen humillar públicamente al rey, aunque esto le cause ser desterrado, convirtiendo el relato en una historia de tintes elegiaco-mesiánicos, pues a cada paso catarquico que da más gente le sigue. En el otro lado está Ximena, prometida de El Cid, tras una trágico hecho pasa a odiarlo mortalmente, planeando su muerte, y si no lo consigue, decidirá el peor de los castigos casarse con él para con su indiferencia hacerle infeliz, es el choque de estas personalidades la mejor salsa en que se mueve Mann. El director maneja con brillantez la ambientación, con castillos, vestuarios, banderones, armaduras, armamento, y sabe sacarle gran partido a los vastos paisajes, manejando gran equilibrio entre las escenas épicas y las intimas. Una realización muy elegante sabiendo utilizar fueras de campo inteligentes como en el duelo entre Rodrigo y el conde Gormaz, los dos contendientes desaparecen bajo una escalera, y de la oscuridad aparece el segundo letalmente herido, o con el manejo de elipsis, sofisticada cuando Ximena es sacada de los calabozos por el conde Ordóñez, denota gran estilo.

La historia toca el tema Universal de la lucha por la libertad, se habla de la tolerancia entre diferentes culturas, del entendimiento entre religiones, y lo hace de modo respetuoso, atacando prejuicios sociales, la intolerancia racial y teológicos, arremetiendo contra el egoísmo, los celos, el odio, la sed de venganza, y ensalzando valores como la valentía, la lealtad, la compasión, y la dignidad. A pesar de tener la producción un asesor como Ramón Menéndez Pidal , autoridad española en El Cid y España de la Edad Media, los historiadores la masacraron por no ser realista, pero yo me atengo a aquella máxima de “El hombre que mató a Liberty Balance” <Cuando la leyenda se convierte en hecho, imprime la leyenda>, esto es un film, no un documental histórico, aquí prima emocionar, entretener y hacerte pensar, esto lo consigue con creces con un espectáculo portentoso, edificando una Odisea Homérica en la que el héroe debe pasar distintas fases hasta llegar a su cuasi-místico destino (poco importa que este no sea real). Llega a fundirse por momentos su figura con la de Jesucristo, cuasi-deidad enviada a salvarnos de la tiranía del invasor y que nos hará unirnos, este aura mesiánica queda reflejada en una secuencia magistral cerca del final, bordeando la herejía, Ben Yosuf tiene preso al conde Ordóñez y habla con él:

Ordóñez: -Todos hemos de morir. Por que no por una buena causa?
Ben Yosuf: -Y que causa merece tal tortura?
Ordóñez: -El Cid.
Ben Yosuf: -El Cid? Es un hombre como los demás. Yo he de matarle.
Ordóñez: -No morirá nunca. Nunca!
Os atreveis a equipararle con el profeta?
Ordóñez: -Si!
Ben Yosuf: -Esto no será una batalla corriente. Será nuestro Dios (mirando al cielo) contra el vuestro (mientras le clava un puñal a Ordóñez)!

La puesta en escena es Kolossal, con suntuoso diseño producción Veniero Colasanti (“55 días en Pekín”) y John Moore (“Gigante”), candidatos al Oscar, con fascinante recreación de la edad Media, rodando la mayor parte en España, con profusión de castillos, los bellos de Belmonte (el de la Calahorra en el film), los de Peñíscola y Bamburgh (reflejan Valencia), además en poblaciones como Torrelobatón (pueblo de Vivar) y Ampudia (pueblo atacado al inicio), o en la sierra madrileña, algunas escenas filmadas en estudios de Roma (exigencias de la co-producción), con manejo de 35 barcos, 10000 trajes y 50 máquinas de guerra medievales, con formidables interiores de castillos, rozando en la composición el expresionismo, con múltiples arcos, escaleras, ventanas, desbordando realismo,... (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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