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Voto de TOM REGAN:
6
5,9
525
Comedia. Romance. Thriller
Cuenta la historia de Henri Pasquier (Pierre Mingand), lenguaraz y seductor, hijo mimado y caprichoso de un brillante médico. Cuando su padre decide dejar de mantenerle para que encuentre por él mismo el camino del éxito, Henri entrará en la espiral de la delincuencia. Por no faltar a una cita importante, roba un vehículo y es perseguido por una banda de ladrones de coches. Entabla amistad con Jean-la-Cravate (Raymond Galle), miembro de ... [+]
16 de enero de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
08/08(08/01/18) Interesante debut en la realización del genial Billy Wilder, un thriller con elementos de comedia, romance, acción y drama, en los crédito aparece co-dirigida por Alexander Esnay, aunque leyendo sobre el film este no estuvo en el set con esta función (esto declaró la protagonista Danielle Darrieux). En febrero de 1933 se produce en Berlín histórico incendio del Reichstag. En pocos días el partido nazi será único partido legal en Alemania. En medio de estos acontecimientos un joven periodista y guionista austríaco de origen judío huye de la capital alemana con dirección a París. Su nombre es Samuel Wilder, todo el mundo le llama "Billy". En Francia, el 1 de marzo se aloja en el hotel Astoria, famoso por acoger a refugiados de toda Europa, incluyendo por aquellos días a antiguos trabajadores del cine alemán, como el actor Peter Lorre, los compositores Franz Waxman y Friedrich Hollaender. Dos de ellos, Jan Lustig y Max Kolpe, se asocian con Wilder y empiezan a trabajar en un guión sobre una banda de ladrones de coches, trama concebida por Billy en Berlín. Poco después Wilder comienza el rodaje de su debut como director. Para asegurar el financiamiento de un productor, necesitaban a alguien que dirigiera créditos para unirse a su proyecto, y Alexander Esway aceptó su invitación. Sin hacer referencia específica al alcance de la participación de Esway en la película, Wilder recordó más tarde, "lo dirigí por pura necesidad y sin ninguna experiencia. No puedo decir que me divertí haciendo Mauvaise Graine ... Hubo presión… fui responsable de todo, todo ! Tenía que ser todo el mundo, desde el productor hasta la niña de guiones. Yo era un extra, no porque estaba tratando de sacar un Hitchcock (cameo), sino porque no podíamos pagar otro cuerpo". Las restricciones presupuestarias requerían el director utilizara lugares disponibles para él. "No usamos un estudio de sonido. La mayoría de los interiores filmados en un taller de automóviles reconvertido, incluso la sala de estar, e hicimos las persecuciones de automóviles sin transparencias, en vivo, en las calles. Era agotador. La cámara estaba montada en la parte trasera de un camión o en un automóvil. Estábamos constantemente improvisando... Estuvimos haciendo nouvelle vague un cuarto de siglo antes de que inventaran un nombre elegante para ello". El guión es del propio Wilder, junto a Lustig (“Los contrabandistas de Moonflet”), Colpet (“Alemania año 0”), y Claude-André Puget (“La dame de Malacca”), centrado en un playboy de familia adinerada que se ve envuelto en una banda de roba-coches. Cuando se estrenó en el verano de 1934, se mudó a Hollywood, aunque recordó: "Todavía no me veía a mí mismo como director, no exactamente. No estaba seguro de que me gustara ser director, pero sabía que podía hacerlo. Eso fue satisfactorio". Pasarían ocho años antes de que volviera a dirigir, convirtiendo la comedia de 1942, “The Major and the Minor”, en un exitoso guionista. La cinta se convierte en un homenaje a París, a los coches, al encanto de la delincuencia de guante blanco, rodando con un vigor inusitado para ser una ópera prima, con escenas de acción de persecuciones automovilísticas radiantes de energía, sin trasparencias, desarrollando diálogos inteligentes, mordaces, modernos, frescos, cargados de ironía, dejando entrever el maestro que había tras las líneas que luego explotaría en Obras Maestras como (“Perdición”, “Días sin huella”, “El Gran Carnaval”, “Sunset Boulevard”, “Con faldas y a lo loco”, y más más), sabiendo adornar la cinta con tramos sin hablar donde suena la rítmica música jazzística, elevando con sagacidad la atemporalidad del relato. Por supuesto que no está entre sus mejores trabajos (ni de lejos),pero tiene el encanto de los esbozos de juventud de un gran pintor que deja esbozos de lo que será en un futuro.
La acción principal tiene lugar en París, Henri Pasquier (Pierre Mingand), playboy caprichoso, presumido y seductor, aficionado a los coches de lujo y con aversión por el trabajo. Hijo de un médico de prestigio (Paul Escoffier), dispone de un moderno automóvil, un Buick, descapotable. Cuando el padre le retira el coche y la subvención de gastos que le tenía asignada, Henri se ve arrastrado por una banda de ladrones de coches. Entabla amistad con Jean-la-cravate (Raymond Galle), miembro de la banda, y se enamora de su hermana y cómplice, Jeannette (Danielle Darrieux).
El Billy Wilder que vendrá después se ve en pequeños detalles, como ese tipo que roba coches pero no sabe conducirlos; El recurso de las corbatas para definir mentalmente situaciones, de cómo al final cobra sentido justo cuando la pareja se dispone a huir; El humor socarrón e ingenioso en narrativa en off (marca del realizador), como ese intertítulo " Un parisino de cada ocho posee un automóvil. Henri Pasquier es uno de los otros siete"; La construcción de personajes complejos, con un final transgresor para su tiempo (spoiler). Wilder para ser un principiante demuestra pericia, surgida de la necesidad, me refiero a las persecuciones, al no poder manejar trasparencias debe rodar las carreras en vivo, con la labor de cámara resulta vital, impregnando de realismo y dinamismo feroz (sobre todo para su tiempo) varias escenas con el objetivo posado sobre el auto, emitiendo intensidad, peligro incertidumbre, maravillosa en la que el protagonista huye de noche de la policía con su pareja por las carreteras, con una edición vibrante de Therese Sautereau, y con esto emitiendo jovialidad (“Lo que me da dolor es la oficina”, dice Jean) espíritu aventurero con esas artimañas de todo tipo para robar coches. Por supuesto que sui relato está cogido con pinzas, posee varios agujeros, pero soy indulgente con un tipo que estaba por darnos tanto.
La acción principal tiene lugar en París, Henri Pasquier (Pierre Mingand), playboy caprichoso, presumido y seductor, aficionado a los coches de lujo y con aversión por el trabajo. Hijo de un médico de prestigio (Paul Escoffier), dispone de un moderno automóvil, un Buick, descapotable. Cuando el padre le retira el coche y la subvención de gastos que le tenía asignada, Henri se ve arrastrado por una banda de ladrones de coches. Entabla amistad con Jean-la-cravate (Raymond Galle), miembro de la banda, y se enamora de su hermana y cómplice, Jeannette (Danielle Darrieux).
El Billy Wilder que vendrá después se ve en pequeños detalles, como ese tipo que roba coches pero no sabe conducirlos; El recurso de las corbatas para definir mentalmente situaciones, de cómo al final cobra sentido justo cuando la pareja se dispone a huir; El humor socarrón e ingenioso en narrativa en off (marca del realizador), como ese intertítulo " Un parisino de cada ocho posee un automóvil. Henri Pasquier es uno de los otros siete"; La construcción de personajes complejos, con un final transgresor para su tiempo (spoiler). Wilder para ser un principiante demuestra pericia, surgida de la necesidad, me refiero a las persecuciones, al no poder manejar trasparencias debe rodar las carreras en vivo, con la labor de cámara resulta vital, impregnando de realismo y dinamismo feroz (sobre todo para su tiempo) varias escenas con el objetivo posado sobre el auto, emitiendo intensidad, peligro incertidumbre, maravillosa en la que el protagonista huye de noche de la policía con su pareja por las carreteras, con una edición vibrante de Therese Sautereau, y con esto emitiendo jovialidad (“Lo que me da dolor es la oficina”, dice Jean) espíritu aventurero con esas artimañas de todo tipo para robar coches. Por supuesto que sui relato está cogido con pinzas, posee varios agujeros, pero soy indulgente con un tipo que estaba por darnos tanto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Posee una puesta en escena meritoria, delineando en sus imágenes un sentido tributo a París (ciudad donde se rodó en su mayoría), tiene interés documental: imágenes del París de 1933/34, sus edificios, avenidas, monumentos y animación ciudadana (Avenue de Wagram; Allée du Bord de l'Eau; Porte d'Auteuil; Place des Ternes; Pont Alexandre III; Rue Maspéro), escenas de la playa filmadas en L'Isle-Adam y añadidos en Marsella. Se ven anuncios gratos como los de Michelin y Mobiloil. La pasión del autor por los coches se recrea en la exaltación de modelos de Buick, Studebaker, Ford, Renault, Citöen, etc. Muestra turismos, berlinas, descapotables, deportivos, autocares y autobuses de servicio público. La música es obra de Franz Waxman (“Rebecca” o “Sunset Boulevard”), melodías de jazz que aportan cadencia rítmica satisfactoria.
Los actores cumplen, destacando la pizpireta Danielle, entonces 16 años, que ya había participado a su corta edad en media docena de películas, reflejando frescura, picardía y mucha naturalidad.
Spoiler:
Con lo del final políticamente incorrecto para su época que me refiero arriba es lo de que dos delincuentes se escapen de ser atrapados de la policía, cuando lo que se estilaba como obligación era que el crimen se pagaba siempre, en lo que se quería dar un carácter moralizante a lñas películas, pero esto sería en Hollywood, esto era Paris.
Momento Wilder cuando la policía investiga el taller de los roba-coches, y llega uno con un autobús al lugar dando volantazos, el que conduce de modo flemático comenta a los polis que se ha encontrado el bus abandonado y que ha tenido suerte de encontrarlos allí para devolverlo, y pregunta si le pueden dar alguna recompensa, a lo que uno de los agentes responde “Entre dos y cinco años”.
En conjunto queda una interesante propuesta, muy recomendable a los fans del maestro Wilder (entre los que me cuento), dejando destellos delo que está por venir. Fuerza y honor!!!
Los actores cumplen, destacando la pizpireta Danielle, entonces 16 años, que ya había participado a su corta edad en media docena de películas, reflejando frescura, picardía y mucha naturalidad.
Spoiler:
Con lo del final políticamente incorrecto para su época que me refiero arriba es lo de que dos delincuentes se escapen de ser atrapados de la policía, cuando lo que se estilaba como obligación era que el crimen se pagaba siempre, en lo que se quería dar un carácter moralizante a lñas películas, pero esto sería en Hollywood, esto era Paris.
Momento Wilder cuando la policía investiga el taller de los roba-coches, y llega uno con un autobús al lugar dando volantazos, el que conduce de modo flemático comenta a los polis que se ha encontrado el bus abandonado y que ha tenido suerte de encontrarlos allí para devolverlo, y pregunta si le pueden dar alguna recompensa, a lo que uno de los agentes responde “Entre dos y cinco años”.
En conjunto queda una interesante propuesta, muy recomendable a los fans del maestro Wilder (entre los que me cuento), dejando destellos delo que está por venir. Fuerza y honor!!!