315/25(30/12/10) Prometedora ópera prima de este tándem de realizadores, Glenn Ficarra-John Requa, que también firman el guión, nos regalan una alocada comedia dramática que dicen basada en hechos reales, centrada en la peculiar vida de Steven Russell (excelente Jim Carrey), un agente de policía, felizmente casado, con hijos, y muy religioso que tras descubrir que es adoptado da un giro a su vida, o sea decide salir del armario de los gays, empezando una vida radicalmente nueva en Miami, se echa un novio, y para mantenerlo feliz y como él dice <Ser gay resulta muy caro.> pues se hace estafador de seguros, hasta que lo pillan y lo enchironan, una vez en la cárcel conoce al amor de su vida un hipersensible Phillip Morris (buen Ewan McGregor) y por el que sus tropelías irán en aumento. La historia se podría haber contado con un tono trágico, marcando a los personajes con la mezquindad o la sordidez pero los debutantes realizadores prefieren ambientarla en la comedia, quizás para que su duro relato se haga digerible, ya que el drama de dos gays perdedores resulta complicado de tragar, y lo consiguen, nos ofrecen todo un recital de escenas sorprendentes y divertidas, no exentas de un humor negro, que no impide traslucir lo aciago de sus existencias, con unos diálogos frescos y rápidos, un desarrollo narrativo ágil que hace no decaiga el ritmo, a lo que ayuda una música de Nick Urata deliciosa, un sentido del humor no cae en la sal gorda, con el recurso siempre manipulador de una voz en off narradora, en este caso de David Russell. La cinta no es una reflexión idealizada del vividor, pues queda bastante en entredicho por la trivialización de su relación con su esposa e hijos, yo la entiendo como una demostración de que uno por más que lo intente no puede dejar de ser lo que es. No la veo como una reivindicación de la homosexualidad pues nadie les ataca por ello, no luchan por serlo, simplemente lo son, como podrían ser heteros o lesbianas, que nadie espere ve ni de lejos ‘Mi nombre es Harvey Milk’ o ‘Brokeback Mountain’. Jim Carrey y Ewan McGregor bordan sus papeles, Carrey evita la sobreactuación típica en él para deleitarnos con un vitalista e ingenioso embaucador, y Ewan compone sin maniqueos fáciles al inocentón y sumiso enamorado, transmitiendo los dos una entrañable empatía. Recomendable a los que gusten de comedias agridulces buenas. Fuerza y honor!!!