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Voto de TOM REGAN:
8
7,2
3.055
Drama
Durante la Segunda Guerra Mundial, una familia inglesa que vive en un pequeño pueblo intenta sobrevivir a los bombardeos alemanes. La madre se encuentra al frente de la casa esperando que su hijo y su marido regresen de la guerra. (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
190/08(06/06/22) Con motivo del 80 aniversario del estreno (04/06/1942) de la exitosa (comercial, la más taquillera de 1942 tras “Bambi”; y de crítica, con 12 nominaciones a los Oscar, ganando 6, entre ellos el de Mejor Película) de la MGM, “La Sra.Miniver”, la he revisionado, y es maravilloso ver como un film enmarcado en el tormentoso contexto bélico de su tiempo, siendo una obra de propaganda, es a la vez un sensacional relato que no ataca a la inteligencia del espectador, no caricaturiza a los ‘malos’ (ejemplo notorio es como se expone al piloto teutón, como asustado, nervioso, y sin ser un sádico asesino, aunque por mor de que las diferentes reescrituras, fruto del Ataque a Pearl Harbor, se le puso en su boca un discurso belicista pro pan-germano, que acaba en guantazo [en la onda de Will Smith]), ejemplo de la sutilidad con que se retrata la retaguardia civil de la WWII, como humaniza a los sufrientes sin manierismos, ni sentimentalismos, y ello poniendo en vanguardia la importancia de la mujer en la sociedad, pues en la cinta son las mujeres las que llevan el peso, desde la impetuosa protagonista (fenomenal su encuentro con el alemán), la joven Carol que enamora por su fuerte carácter al hijo, o la anciana Beldon, con una historia del pasado emocionante.
Dirige el maestro alemán William Wyler, ferviente anti-nazi, en su última realización antes de pasar al servicio activo militar rodando documentales de propaganda para contribuir al esfuerzo de guerra, volvería con otro film sobre los efectos de la guerra sin que la veamos, en este caso retratando la dura climatización de la post-guerra de los retornados combatientes, con “Los mejores años de nuestra vida (1946). Pero volvamos al film que me ocupa, siendo este guionizado a varias manos por Arthur Wimperis, George Froeschel, James Hilton y Claudine West, inspirándose libremente en la novela “Mrs. Miniver” de Jan Struther de 1940 (cuando aún USA no había entrado en guerra), una compilación de artículos breves que habían aparecido en varias revistas y periódicos ingleses, no contenía más que bocetos de incidentes de la vida suburbana de la señora Miniver, no hubo una historia continua y la película, de hecho, también es principalmente una serie de incidentes.
Un lienzo de la vida en un pequeño pueblo inglés en el sur de UK durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, centrándose en cómo afecta a una acomodada familia, y sobre todo en la matriarca que da título al film. Siendo un incisivo retrato de este tiempo y lugar, siendo original en como la guerra está siempre presente, pero de modo virtual, no vemos combates, vemos aviones que van a combatir, oímos bombardeos (La llamada Batalla de Inglaterra que se dio en el aire), se estrellan aviones en medio de explosiones, vemos convoys civiles de lanchas para ir a Dunkirk, hay un soldado alemán herido en una ‘home invasión’, hay destrucción de casas (maravillosa la flema con que la familia toma los daños de su hogar, sin dramatismo alguno), hay muertos, pero todo ello desde la visión civil, y todo tratado con sentido realista, añadiendo Wyler dosis de humor, exponiendo aquello de ‘Show Must Go On’, la vida debe continuar, incluso en las peores condiciones, debe haber romances, bodas, concursos de rosas, donde los civiles aportan su valor y determinación ante el horror huno (el hijo se apunta a la RAF, el padre forma parte de las patrullas civiles, llegando a estar con su lancha en el recate de Dunkirk, la Sra. Miniver se enfrenta a un piloto caído germano, la sirvienta se alista de enfermera).
Como esta familia epítome de todas se enfrenta con flema al terror de los bombardeos (en ese refugio Anderson, donde retumba con las bombas, intentan sus hijitos duerman, mientras la mujer hace punto, o en un tramo conmovedor le lee a Toby “Alicia en el país de las maravillas”, pocas veces ha servido mejor esta lectura de modo alegórico; tambi´ññen hacen algo tan británico bajo las bombas como tomar té en el búnker). Como un en apariencia superficial y hedonista concurso por la rosa más bella es en realidad una hermosa metáfora sobre la reivindicación del coraje inglés, pues precisamente esta flor es uno de los símbolos patrios (La rosa fue adoptada como el símbolo de Inglaterra desde la época de los Tudor), y además el modo en que se resuelve la competición cuando la aristócrata lee a su modo los resultados resulta entrañable por lo que provoca. Un desarrollo episódico, donde el nexo de unión diría yo es la susodicha competición floral de la que se hacen comentarios en varias ocasiones, donde se hace un acercamiento humanista a la vida en tiempos difíciles, donde conviven la tristeza y la alegría, el amor y la tragedia, los conflictos clasistas y el entendimiento, la resignación con la muerte, y ello además en 1942, cuando aún no se sabía quién ganaría esta contienda, la que probablemente a lo largo de la Historia este tan definido quienes eran los buenos y quienes los Malos.
Todo para desembocar en un enardecedor epílogo con un sermón electrizante de un párroco en una Iglesia agujereada por las bombas, Wilcoxon y el director William Wyler "escribieron y reescribieron" el sermón clave la noche anterior a la filmación de la secuencia. El discurso "tuvo tal impacto que fue utilizado en esencia por el presidente Roosevelt para levantar la moral y parte de él fue la base para folletos impresos en varios idiomas y arrojados sobre territorio enemigo y ocupado". Roosevelt ordenó que se trasladara rápidamente a los teatros con fines propagandísticos. El diálogo del sermón se reimprimió en las revistas Time y Look. Y como coda vemos a través de un agujero en el techo a una escuadrilla de cazas ingleses dirigirse al frente. Y reitero, no se sabía quién ganaría la Guerra entonces, pues aun tardaría más de tres años en finalizar.
Dirige el maestro alemán William Wyler, ferviente anti-nazi, en su última realización antes de pasar al servicio activo militar rodando documentales de propaganda para contribuir al esfuerzo de guerra, volvería con otro film sobre los efectos de la guerra sin que la veamos, en este caso retratando la dura climatización de la post-guerra de los retornados combatientes, con “Los mejores años de nuestra vida (1946). Pero volvamos al film que me ocupa, siendo este guionizado a varias manos por Arthur Wimperis, George Froeschel, James Hilton y Claudine West, inspirándose libremente en la novela “Mrs. Miniver” de Jan Struther de 1940 (cuando aún USA no había entrado en guerra), una compilación de artículos breves que habían aparecido en varias revistas y periódicos ingleses, no contenía más que bocetos de incidentes de la vida suburbana de la señora Miniver, no hubo una historia continua y la película, de hecho, también es principalmente una serie de incidentes.
Un lienzo de la vida en un pequeño pueblo inglés en el sur de UK durante el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, centrándose en cómo afecta a una acomodada familia, y sobre todo en la matriarca que da título al film. Siendo un incisivo retrato de este tiempo y lugar, siendo original en como la guerra está siempre presente, pero de modo virtual, no vemos combates, vemos aviones que van a combatir, oímos bombardeos (La llamada Batalla de Inglaterra que se dio en el aire), se estrellan aviones en medio de explosiones, vemos convoys civiles de lanchas para ir a Dunkirk, hay un soldado alemán herido en una ‘home invasión’, hay destrucción de casas (maravillosa la flema con que la familia toma los daños de su hogar, sin dramatismo alguno), hay muertos, pero todo ello desde la visión civil, y todo tratado con sentido realista, añadiendo Wyler dosis de humor, exponiendo aquello de ‘Show Must Go On’, la vida debe continuar, incluso en las peores condiciones, debe haber romances, bodas, concursos de rosas, donde los civiles aportan su valor y determinación ante el horror huno (el hijo se apunta a la RAF, el padre forma parte de las patrullas civiles, llegando a estar con su lancha en el recate de Dunkirk, la Sra. Miniver se enfrenta a un piloto caído germano, la sirvienta se alista de enfermera).
Como esta familia epítome de todas se enfrenta con flema al terror de los bombardeos (en ese refugio Anderson, donde retumba con las bombas, intentan sus hijitos duerman, mientras la mujer hace punto, o en un tramo conmovedor le lee a Toby “Alicia en el país de las maravillas”, pocas veces ha servido mejor esta lectura de modo alegórico; tambi´ññen hacen algo tan británico bajo las bombas como tomar té en el búnker). Como un en apariencia superficial y hedonista concurso por la rosa más bella es en realidad una hermosa metáfora sobre la reivindicación del coraje inglés, pues precisamente esta flor es uno de los símbolos patrios (La rosa fue adoptada como el símbolo de Inglaterra desde la época de los Tudor), y además el modo en que se resuelve la competición cuando la aristócrata lee a su modo los resultados resulta entrañable por lo que provoca. Un desarrollo episódico, donde el nexo de unión diría yo es la susodicha competición floral de la que se hacen comentarios en varias ocasiones, donde se hace un acercamiento humanista a la vida en tiempos difíciles, donde conviven la tristeza y la alegría, el amor y la tragedia, los conflictos clasistas y el entendimiento, la resignación con la muerte, y ello además en 1942, cuando aún no se sabía quién ganaría esta contienda, la que probablemente a lo largo de la Historia este tan definido quienes eran los buenos y quienes los Malos.
Todo para desembocar en un enardecedor epílogo con un sermón electrizante de un párroco en una Iglesia agujereada por las bombas, Wilcoxon y el director William Wyler "escribieron y reescribieron" el sermón clave la noche anterior a la filmación de la secuencia. El discurso "tuvo tal impacto que fue utilizado en esencia por el presidente Roosevelt para levantar la moral y parte de él fue la base para folletos impresos en varios idiomas y arrojados sobre territorio enemigo y ocupado". Roosevelt ordenó que se trasladara rápidamente a los teatros con fines propagandísticos. El diálogo del sermón se reimprimió en las revistas Time y Look. Y como coda vemos a través de un agujero en el techo a una escuadrilla de cazas ingleses dirigirse al frente. Y reitero, no se sabía quién ganaría la Guerra entonces, pues aun tardaría más de tres años en finalizar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La cinta comienza de modo inteligente, antes de la llegada de la Guerra en un pueblecito británico, asistimos con humor a un idílico e idealizado entorno de paz y concordia cariñosa. Con preocupaciones mundanas, con esa protagonista dubitativa que tras subirse en un bus decide bajar para sucumbir a la tentación de un sobrero nuevo, aunque sea caro y su marido se pueda enojar, esto lo contrastamos con el marido probando un auto nuevo caro, y que aunque con dudas, termina sucumbiendo a la tentación. La mujer estando en la estación de tren tiene una tierna charla con un veterano operario que pide permiso a ella para ponerle su nombre a una hermosa flor que va a presentar a un concurso, la Sra. emocionada por supuesto se lo da. Tenemos la llegada del hijo mayor que llega tras acabar el curso, justo a tiempo para enfrentarse a una joven que viene al hogar Miniver a pedir un favor, donde el muchacho choca con la chica tildándola de clasista por venir de una familia aristócrata *ricachona (subtrama lastre, que chirría más que el Titanic partiéndose en dos). Luego hay un baile donde las tornas giran en la relación entre los jóvenes. Ya está expuesta la tranquila vid civil UK, pero los nubarrones de Guerra llegan y la Paz termina.
*Lo de la familia epítome de todas me es estridente: Es el mayor defecto que le encuentro al film, y es que esto no casa con el modus vivendi de los Miniver, no puede ser el ejemplo de clase media una familia donde él único que trabaja es el marido de arquitecto, la mujer es ama de casa, viven en una gran casa con salida privada al Támesis, tiene una lancha, y tienen una criada y cocinera, muy elitista. Y por cierto a que se dedica la Sra. Miniver? A comprarse sombreritos? Esto me chirría y me pone una barrera con la familia supuestamente común). Encima teniendo un choque con otra familia adinerada y noble inglesa, me resulta molestoso que estos Miniver sean el adalid de las clases medias.
Fenomenal elenco interpretativo: Una fantástica Greer Garson como la matriarca que da título al film, maravillosa la humanidad que desprende, sus miradas límpidas, expresando mucho con ellas (ejemplo cuando oye a su hijo se ha alistado en el ejército, sin decir nada se le entiende el sufrimiento de una madre; o esa mirada por la ventana al oír el ruido extraño de un avión e combate al pasar sobre su casa), enternecedora leyendo “Alicia en el ...” a su hijito, o en su choque con el piloto germano, tiene una química excelente tanto con Pidgeon como su marido, desprenden chispas de complicidad, como con Wright, su nuera con la que se nota padecer los rigores de la incertidumbre de la guerra. Actuación de una madre coraje ganadora de un Oscar; Walter Pidgeon está estupendo como el patriarca, con gran simpatía, elegancia, con una naturalidad formidable, irradia frescura en sus ententes con Garson; Teresa Wright desprende enorme ternura en un papel que borda de novia y luego esposa del hijo de los Miniver, con unos sentidos diálogos con su suegra sobre disfrutar del momento (carpe dien), pensando que quizás en cualquier momento le comuniquen la muerte de su esposo (el giro del final es paradójico, como la vida misma)actuación merecedora del Oscar a secundaria; May Whitty como la regia Lady Beldon, es arrolladora en su majestuosidad, en su fuerte carácter, ella es Inglaterra; Richard Ney como Vin Miniver da una actuación cargada de vitalidad y energía, aunque queda un tanto blandito; Henry Travers, aporta su habitual rol de tipo encantador y buenista, ese con el que pasaría a la posterioridad con su mítico ángel Clarence de “Qué bello es vivir”
Notable muestra de cine de propaganda que sabe tratar al espectador de inteligente, sin ser maniqueo, ni tendencioso. Gloria Ucrania!!!
PD. Ridiculez lo de las camas separadas para el matrimonio Miniver, sé es por mor de la autocensura imperante (Código Hayes), pero cada vez que lo veo me da grima.
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2022/06/blog-post.html
*Lo de la familia epítome de todas me es estridente: Es el mayor defecto que le encuentro al film, y es que esto no casa con el modus vivendi de los Miniver, no puede ser el ejemplo de clase media una familia donde él único que trabaja es el marido de arquitecto, la mujer es ama de casa, viven en una gran casa con salida privada al Támesis, tiene una lancha, y tienen una criada y cocinera, muy elitista. Y por cierto a que se dedica la Sra. Miniver? A comprarse sombreritos? Esto me chirría y me pone una barrera con la familia supuestamente común). Encima teniendo un choque con otra familia adinerada y noble inglesa, me resulta molestoso que estos Miniver sean el adalid de las clases medias.
Fenomenal elenco interpretativo: Una fantástica Greer Garson como la matriarca que da título al film, maravillosa la humanidad que desprende, sus miradas límpidas, expresando mucho con ellas (ejemplo cuando oye a su hijo se ha alistado en el ejército, sin decir nada se le entiende el sufrimiento de una madre; o esa mirada por la ventana al oír el ruido extraño de un avión e combate al pasar sobre su casa), enternecedora leyendo “Alicia en el ...” a su hijito, o en su choque con el piloto germano, tiene una química excelente tanto con Pidgeon como su marido, desprenden chispas de complicidad, como con Wright, su nuera con la que se nota padecer los rigores de la incertidumbre de la guerra. Actuación de una madre coraje ganadora de un Oscar; Walter Pidgeon está estupendo como el patriarca, con gran simpatía, elegancia, con una naturalidad formidable, irradia frescura en sus ententes con Garson; Teresa Wright desprende enorme ternura en un papel que borda de novia y luego esposa del hijo de los Miniver, con unos sentidos diálogos con su suegra sobre disfrutar del momento (carpe dien), pensando que quizás en cualquier momento le comuniquen la muerte de su esposo (el giro del final es paradójico, como la vida misma)actuación merecedora del Oscar a secundaria; May Whitty como la regia Lady Beldon, es arrolladora en su majestuosidad, en su fuerte carácter, ella es Inglaterra; Richard Ney como Vin Miniver da una actuación cargada de vitalidad y energía, aunque queda un tanto blandito; Henry Travers, aporta su habitual rol de tipo encantador y buenista, ese con el que pasaría a la posterioridad con su mítico ángel Clarence de “Qué bello es vivir”
Notable muestra de cine de propaganda que sabe tratar al espectador de inteligente, sin ser maniqueo, ni tendencioso. Gloria Ucrania!!!
PD. Ridiculez lo de las camas separadas para el matrimonio Miniver, sé es por mor de la autocensura imperante (Código Hayes), pero cada vez que lo veo me da grima.
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2022/06/blog-post.html