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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia Charlot y Chester Conklin trabajan como camareros en un restaurante en el cual los cocineros se declaran en huelga y son además rivales en el amor. Cuando ellos se ven forzados a hacer la tarea de pasteleros, los huelguistas ponen dinamita en masa, con un resultado explosivo. (FILMAFFINITY)
26 de setiembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
141/16(23/09/14) Divertido y ameno cortometraje del genio Charles Chaplin, aunque solo es un bosquejo de lo que más tarde nos ofrecería, tanto en cortos como en largos, una sucesión de gags un tanto de sal gorda, asentados en la anarquía y el caos que manaban de la personalidad del “vagabundo” que ya se entreveía en este estrafalario empleado de un restaurant.

Tras su gran popularidad en el vodevil británico, en 1913 Chaplin fue contratado por Mack Sennet Keystone Sudios, en poco tiempo ya escribía y dirigía sus propios cortos, esbozando uno de los Iconos del Séptimo Arte, sino el más, “El Vagabundo”, oda al individualismo, a la integridad y la nobleza, llegando en pocos meses el estatus de estrella de la comedia del todavía en pañales cine, siendo su sola presencia en pantalla sinónimo de éxito taquillero.

Esta que me ocupa fue la de mayor recaudación para la compañía hasta entonces, rodada en 9 días, costó 1800 $ (presupuestada en 1000$), e ingresó 130000 $. Gira en torno a un camarero (delirante Chaplin) que siembra el descontrol y el caos en el restaurante. Los panaderos que hacen el pan en los bajos del restaurante van a la huelga, exigen trabajar menos y cobrar más, el dueño del establecimiento manda a Chaplin y otro camarero (buen complemento Chester Conklin) a hacer de panaderos, el caos continuará derivando en peleas entre Conklin y Chaplin, mientras los verdaderos panaderos planean sabotear el local con un pan bomba.
La cinta está surcada de un tropel de gags que se surten de porrazos, golpes, patadas, luchas con masa, sin embargo el gag más mordaz por transgresor es el que tiene que ver con la harina en los traseros de unas mujeres (una de ellas la esposa del jefazo) que llevan al equívoco al jefe de que Chaplin ha estado tocando algo más que la masa. Las disputas clásicas chaplinescas resultan hoy día enternecedoras por la candidez que emiten, como la pelea de sacos de harina, los roscos que Chaplin hace en su muñeca, pero en general , analizando queda algo redundantes, la maestría y genialidad estaban aun hibernando, los enfrentamientos con Conklin son redundantes y sin mucha coherencia.

La idea del film al parecer parte de que en Los Ángeles había entonces una huelga del sindicato de panaderos, con lo que se intenta dar una visión del conflicto, visión bastante mala para los huelguistas, expuestos como alborotadores dispuesto a poner bombas, algo muy de moda entre los pujantes círculos terroristas anarquistas de la época. Con lo que la historia de humor encierra un mensaje en contra de los huelguistas, alabando a los esquiroles.

Chaplin despliega su gran vis cómica, con un lenguaje gestual característico en él, y desplegando una tremenda química con Chester Conklin.

En conjunto queda un recomendable cortometraje de humor para sobre todo los antropólogos cinéfilos, entre los que me cuento. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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