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Voto de TOM REGAN:
8
26 de junio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
102/10(17/06/15) Notable e intenso thriller de política-ficción realizado por John Frankenheimer, una obra que explora con objetividad y sin maniqueísmos los límites entre el sentido del deber y el patriotismo (bien o mal entendido). El inteligente guión de Rod Serrling (creador de la gran serie “La dimensión desconocida”) se basa en novela homónima de Fletcher Knebel y Charles W. Bailey II, publicado en septiembre de 1962, escrito durante el primer año de administración de Kennedy, haciéndose eco de la tensa atmósfera estadounidense, ejemplo es la renuncia del General Edwin Walker en 1961 a sus cargos militares, ultraconservador y ferviente anticomunista que inicio una carrera política, postulándose para Gobernador de Texas (fracasó) personaje al que se vincula al General James Mattoon del libro, de hecho durante el metraje el presidente Lyman nombra a Edwin Walker como a un “falso profeta”. También bebe del llamado “Business Plot”, presunta conspiración de organizada en 1933 por magnates para derrocar a F.D. Roosevelt, destapada por un General de marines retirado, Smedley Butler, este testificó ante un comité que fue sondeado por empresarios para liderar un golpe de estado, esto nunca se pudo probar oficialmente. Para el libro los escritores (periodistas y columnistas) entrevistaron al recién nombrado Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, Curtis LeMay, un controvertido militar, responsable de los ataques con bombas atómicas a Hiroshima y Nagasaki, partidario en 1949, durante el bloqueo soviético a Berlín, de atacar con durante un mes con 133 bombas atómicas ciudades de la URSS y del Este de Europa, como ataque preventivo, también durante la crisis de los misiles en Cuba era ferviente de invadir la isla y realizar otro ataque nuclear preventivo contra la URSS y sus países satélites, este también tuvo una breve incursión en la política como candidato a la vicepresidencia USA junto al polémico racista George Wallace (fracasaron). Omito la sinopsis por falta de espacio.
JFK leyó el libro y fue muy de su agrado, consideraba al íntegro presidente una especie de reflejo suyo, al General una alegoría de los peligros intestinos que se cernían sobre la nación, creía que lo que se contaba no era imposible, por ello creía que su adaptación al cine podría servir como alerta sobre este riesgo, es por ello que aún estando el Pentágono en contra, Kennedy dio algunas facilidades, sabiendo que la producción quería filmar frente a la Casablanca y esto no era posible por seguridad estando él allí, decidió salir de fin de semana a Hyannis Port (Massachusetts) para facilitar el rodaje. En 1994 la HBO produjo una nueva adaptación de la novela, titulada “The enemy within”, dirigida por Jonanthan Darby, con Sam Waterston como el presidente, Jason Robards como el General rebelde, y Forest Whitaker como el coronel con sentido del deber, cambian el final.
Frankenheimer construye con gran habilidad y agilidad una intriga política, lejos de embarullarte con un mar de nombres y de lenguaje confuso desarrolla un diáfano thriller, una historia que no pierde el tiempo, no se dilata, no tiene tiempos contemplativos, te engancha ya desde sus turbadores títulos de crédito, con un marcial redoble de tambores hay un despliegue gráfico en que va pasando por la pantalla la Constitución USA rasgándose con la cuenta del 1 al siete, al final el siete se convierte en flechas, la Constitución desaparece y las flechas son las que sostiene el águila del escudo USA, el escudo desaparece sobre la Casablanca, sobre ella aparecen unas lanzas semejantes a unos misiles, el gráfico desaparece y los misiles se confunden con la imagen real de la reja de protección de la Casablanca y a sus pies un grupo de manifestantes que protestan por la política del presidente, se produce un enfrentamiento entre estos, , tras lo que pasamos al despacho oval con el presidente USA, en muy pocos trazos queda patente el clima enrarecido en la nación. El guión delinea con gran dominio de síntesis a los personajes, los humaniza, no cae en la fácil caricatura de buenos y malos, edifica un increscendo dramático atractivo, hace de la evolución del relato una cuenta contrarreloj, con la constante aparición de un reloj-calendario, con lo que el espectador se ve envuelto, con diálogos espléndidos, con creación de situaciones absorbentes. El film arremete contra los fanatismos, los radicalismos, los adanistas que se creen en posesión de la verdad absoluta y que apoyados en su retorcida visión del patriotismo pueden poner en el abismo a su nación, son los extremismos interiores los que amenazan en muchos casos nuestro modus vivendi. Una obra que loa el sentido del deber, loa los valores democráticos, loa a la Constitución USA (1776). Pone de relieve la paranoia reinante en USA durante la Guerra Fría, sus miedo a una guerra nuclear, el pavor a ser golpeados primero, de este clima es ejemplo el nefasto Comité de Actividades Antiamericanas presidido por el nefasto senador Joseph McCarthy (personaje que nombra el presidente como ejemplo de los peligros de este pánico), una auténtica caza de brujas, con esta excusa se llegaron a cercenar libertades democráticas.
La puesta en escena rezuma sobriedad, con un gran diseño de producción de Cary Odell (“De aquí a la eternidad” o “El motín del Caine”), rodándose en los estudios Paramount de Hollywood, en Washington DC , San Diego , Arizona, en el Valle Imperial (California) y en en París (Francia), con decorados que copian verazmente a los interiores del Pentágono (no se autorizó a rodar ni dentro ni fuera del lugar), si se pudo rodar en los exteriores de la Whitehouse gracias a JFK... (sigue en spoiler)
JFK leyó el libro y fue muy de su agrado, consideraba al íntegro presidente una especie de reflejo suyo, al General una alegoría de los peligros intestinos que se cernían sobre la nación, creía que lo que se contaba no era imposible, por ello creía que su adaptación al cine podría servir como alerta sobre este riesgo, es por ello que aún estando el Pentágono en contra, Kennedy dio algunas facilidades, sabiendo que la producción quería filmar frente a la Casablanca y esto no era posible por seguridad estando él allí, decidió salir de fin de semana a Hyannis Port (Massachusetts) para facilitar el rodaje. En 1994 la HBO produjo una nueva adaptación de la novela, titulada “The enemy within”, dirigida por Jonanthan Darby, con Sam Waterston como el presidente, Jason Robards como el General rebelde, y Forest Whitaker como el coronel con sentido del deber, cambian el final.
Frankenheimer construye con gran habilidad y agilidad una intriga política, lejos de embarullarte con un mar de nombres y de lenguaje confuso desarrolla un diáfano thriller, una historia que no pierde el tiempo, no se dilata, no tiene tiempos contemplativos, te engancha ya desde sus turbadores títulos de crédito, con un marcial redoble de tambores hay un despliegue gráfico en que va pasando por la pantalla la Constitución USA rasgándose con la cuenta del 1 al siete, al final el siete se convierte en flechas, la Constitución desaparece y las flechas son las que sostiene el águila del escudo USA, el escudo desaparece sobre la Casablanca, sobre ella aparecen unas lanzas semejantes a unos misiles, el gráfico desaparece y los misiles se confunden con la imagen real de la reja de protección de la Casablanca y a sus pies un grupo de manifestantes que protestan por la política del presidente, se produce un enfrentamiento entre estos, , tras lo que pasamos al despacho oval con el presidente USA, en muy pocos trazos queda patente el clima enrarecido en la nación. El guión delinea con gran dominio de síntesis a los personajes, los humaniza, no cae en la fácil caricatura de buenos y malos, edifica un increscendo dramático atractivo, hace de la evolución del relato una cuenta contrarreloj, con la constante aparición de un reloj-calendario, con lo que el espectador se ve envuelto, con diálogos espléndidos, con creación de situaciones absorbentes. El film arremete contra los fanatismos, los radicalismos, los adanistas que se creen en posesión de la verdad absoluta y que apoyados en su retorcida visión del patriotismo pueden poner en el abismo a su nación, son los extremismos interiores los que amenazan en muchos casos nuestro modus vivendi. Una obra que loa el sentido del deber, loa los valores democráticos, loa a la Constitución USA (1776). Pone de relieve la paranoia reinante en USA durante la Guerra Fría, sus miedo a una guerra nuclear, el pavor a ser golpeados primero, de este clima es ejemplo el nefasto Comité de Actividades Antiamericanas presidido por el nefasto senador Joseph McCarthy (personaje que nombra el presidente como ejemplo de los peligros de este pánico), una auténtica caza de brujas, con esta excusa se llegaron a cercenar libertades democráticas.
La puesta en escena rezuma sobriedad, con un gran diseño de producción de Cary Odell (“De aquí a la eternidad” o “El motín del Caine”), rodándose en los estudios Paramount de Hollywood, en Washington DC , San Diego , Arizona, en el Valle Imperial (California) y en en París (Francia), con decorados que copian verazmente a los interiores del Pentágono (no se autorizó a rodar ni dentro ni fuera del lugar), si se pudo rodar en los exteriores de la Whitehouse gracias a JFK... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...Realzados los escenarios por la notable fotografía en glorioso b/n de Ellsworth J. Fredericks (“La invasión de los ladrones de cuerpos” o “Sayonara”) de un realismo cuasi-documental, luminosa, expresiva, y esto punteado por la meritoria música de Jerry Goldsmith (“Chinatown” o “La profecía”), combinando tonos marciales con otros intimistas de piano y percusión, nada intrusiva. Destacar los intentos de parecer que es en el futuro, colocando tecnología como las teleconferencias, vehículos extranjeros más modernos, y hasta un rifle M16, todavía no extendido en el ejército.
Fredric March realiza un gran papel como la brújula moral, carismática, con aristas, con dudas, extraordinario en su duelo con Burt Lancaster. Kirk Douglas está muy bien en su personaje militar con ideas contrarias al presidente pero con un gran sentido del deber, demuestra mesura, contención, personalidad. Burt Lancaster es la encarnación del clásico Halcón político que cree que las armas son el mejor argumento, majestuoso en su porte de autosuficiencia, egregio, de porte poderoso, su fuerte personalidad traspasa la pantalla, con una radiante labia. Martin Balsam aporta una gran humanidad a su personaje. Edmond O’Brien crea a un amigo con aristas de alcoholismo, excelente su actuación. Ava Garner compone a una mujer resentida, una belleza con mucha clase, para un papel escaso para sus merecimientos.
Momentos recordables: La tensa reunión entre el coronel Martin Casey “Jiggs” el presidente Usa, en que el primero destapa al segundo la conspiración que cree en marcha; La estratagema que urde Lyman para saber si el General Matton esconde algo o no; El general Matton en favor del militarismo espetando <No ha habido ningún papel en nuestra historia que haya impedido un Pearl Harbor. No hemos escarmentado. Cada veinte años debemos pagar por ese error. Y esos errores los entregan contra reembolso pacifistas. Se pagan con la vida de hombres uniformados>; La cita entre “Jiggs” y Eleanor Holbrook en casa de esta, inteligentemente desarrollada; clímax del film, la entrevista entre el presidente y el General Matton, casi al final, un tremendo tour de forcé de actores, con unos diálogos y frases cargadas de profundidad y de ánimos reflexivos, no hay malos o buenos, solo gente que cree defender el país de un modo u otro, rodada con un gran afán alegórico, reflejado cuando Lyman se viene arriba al defender la constitución se levanta y se pone junta a la bandera USA; Sublime el breve encuentro final entre el General Matton y el coronel “Jiggs”, el primero con claras tono acusatorio le hace la pregunta retórica de si sabe quien era Judas, “Jiggs” le responde <Si sé quien fue Judas. Un hombre para el que trabajé. Un hombre al que admiraba. Hasta que deshonró sus estrellas> lapidario; En el final el sentido y emocionante discurso que hace el presidente Lyman ante las cámaras, trémulo.
Spoiler:
Según kirk Douglas, se rodó un final alternativo, pero se descartó. En él, el General Scott, circula en su coche deportivo, cuando es golpeado por autobús, muriendo en el accidente. Dejándose la duda en el aire de si fue fruto del azar o un suicidio. Mientras su cuerpo era subido a un avión en la radio se escuchaba el discurso del Presidente Jordan Lyman sobre la santidad de la Constitución, este final alternativo se hace eco de la novela, que termina con el suicidio (en coche) aparente del senador Prentice.
Le saco el defecto de la subtrama referente a Eleanor, me parece metido con calzador, como si les fuera a faltar metraje y decidieran incrustar una trama de tintes sensacionalistas-románticos.
En conjunto queda un muy loable thriller político, de los que te hace reflexionar. Fuerza y honor!!!
Fredric March realiza un gran papel como la brújula moral, carismática, con aristas, con dudas, extraordinario en su duelo con Burt Lancaster. Kirk Douglas está muy bien en su personaje militar con ideas contrarias al presidente pero con un gran sentido del deber, demuestra mesura, contención, personalidad. Burt Lancaster es la encarnación del clásico Halcón político que cree que las armas son el mejor argumento, majestuoso en su porte de autosuficiencia, egregio, de porte poderoso, su fuerte personalidad traspasa la pantalla, con una radiante labia. Martin Balsam aporta una gran humanidad a su personaje. Edmond O’Brien crea a un amigo con aristas de alcoholismo, excelente su actuación. Ava Garner compone a una mujer resentida, una belleza con mucha clase, para un papel escaso para sus merecimientos.
Momentos recordables: La tensa reunión entre el coronel Martin Casey “Jiggs” el presidente Usa, en que el primero destapa al segundo la conspiración que cree en marcha; La estratagema que urde Lyman para saber si el General Matton esconde algo o no; El general Matton en favor del militarismo espetando <No ha habido ningún papel en nuestra historia que haya impedido un Pearl Harbor. No hemos escarmentado. Cada veinte años debemos pagar por ese error. Y esos errores los entregan contra reembolso pacifistas. Se pagan con la vida de hombres uniformados>; La cita entre “Jiggs” y Eleanor Holbrook en casa de esta, inteligentemente desarrollada; clímax del film, la entrevista entre el presidente y el General Matton, casi al final, un tremendo tour de forcé de actores, con unos diálogos y frases cargadas de profundidad y de ánimos reflexivos, no hay malos o buenos, solo gente que cree defender el país de un modo u otro, rodada con un gran afán alegórico, reflejado cuando Lyman se viene arriba al defender la constitución se levanta y se pone junta a la bandera USA; Sublime el breve encuentro final entre el General Matton y el coronel “Jiggs”, el primero con claras tono acusatorio le hace la pregunta retórica de si sabe quien era Judas, “Jiggs” le responde <Si sé quien fue Judas. Un hombre para el que trabajé. Un hombre al que admiraba. Hasta que deshonró sus estrellas> lapidario; En el final el sentido y emocionante discurso que hace el presidente Lyman ante las cámaras, trémulo.
Spoiler:
Según kirk Douglas, se rodó un final alternativo, pero se descartó. En él, el General Scott, circula en su coche deportivo, cuando es golpeado por autobús, muriendo en el accidente. Dejándose la duda en el aire de si fue fruto del azar o un suicidio. Mientras su cuerpo era subido a un avión en la radio se escuchaba el discurso del Presidente Jordan Lyman sobre la santidad de la Constitución, este final alternativo se hace eco de la novela, que termina con el suicidio (en coche) aparente del senador Prentice.
Le saco el defecto de la subtrama referente a Eleanor, me parece metido con calzador, como si les fuera a faltar metraje y decidieran incrustar una trama de tintes sensacionalistas-románticos.
En conjunto queda un muy loable thriller político, de los que te hace reflexionar. Fuerza y honor!!!