Media votos
6,5
Votos
5.745
Críticas
5.246
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
7
1990
David Lynch (Creador), Mark Frost (Creador) ...
7,9
48.723
Serie de TV. Intriga. Thriller. Drama
Serie de TV (1990-1991). 2 temporadas. 30 episodios. El excéntrico agente del FBI Dale Cooper (Kyle MacLachlan) llega a Twin Peaks, una pequeña población montañosa, para investigar el brutal asesinato de la joven y bella Laura Palmer, la chica más popular del instituto de la localidad. Con la ayuda del sheriff del pueblo, el amable Harry S. Truman (Michael Ontkean), el agente Cooper comienza a interrogar a los habitantes del pueblo y va ... [+]
5 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
103/17(23/05/17) Con motivo del próximo estreno de la tercera temporada (Lynch dice será la última) 26 años después de la última de la original e icónica serie de culto creada por el singular David Lynch junto a Mark Frost (“Canción triste de Hill Street”), me he decidido a ver las dos pretéritas entregas, dos temporadas de 30 episodios (8+22) , edificando un universo propio de personajes disfuncionales (un agente del FBI místico que sigue su investigación mediante sueños; un enano bailarín; una mujer que lleva en brazos a un tronco cual bebe; un médico voyeur con gafas bicolor; un anciano botones de hotel; un gigante gurú de sueños; una mujer tuerta que desea inventar unos rieles de cortina insonoros; un tipo manco que vende calzado a domicilio; y más) en la ciudad ficticia de Twin Peaks (noreste del estado de Washington), que con el McGuffin de un producto policial procedimental nos sumergimos en un mundo donde lo onírico, lo real, lo grotesco, lo pesadillesco se dan la mano conformando algunos de los momentos más turbadores que ha parido la televisión, donde la trama policial es solo una muleta para que Lynch vuelva confrontar al Bien y el Mal, donde la línea entre nuestro mundo y los sobrenatural resulta difusa, sobre todo a partir del mágico 1x03 donde nos sumergimos en la “habitación roja” con el “enano bailarín” y la hipnótica música de fondo, todo un alarde de imaginación puesta al servicio de inquietar al espectador. Sigue Lynch uno de sus temas favoritos como es escarbar en el patio trasero de las comunidades supuestamente idílicas (ya explorado esto en “Terciopelo Azul”). Aunque a mi modesto parecer a medida que avanza se denotan más y más los tramos rellena-minutos derivando en que la serie esté en muchos momentos de modo chusco, con subtramas pegote y algún humor de dudoso gusto, y con hilos argumentales meros culebrones “sudamericanos” (romances pasteloso y forzados, enredos familiares bizarros, …). Fue un fenómeno social que a medida que avanzaba se fue desgastando, hasta llegan a pegarse un tiro en el pie cuando al tercio de la segunda temporada matan a la gallina de los huevos de oro (dan respuesta a la pregunta viral), que con el acierto que en su rush final enderezarse algo, teniendo en su capítulo final una delirante y a la vez cuasi-hipnótica conclusión. Los guiones fueron escritos por Mark Frost, Robert Engels, Harley Peyton y el propio Lynch. Además de Lynch (1X01, 1x03, 2x01, 2x07, 2x22) en la dirección han estado realizadores de prestigio como Tim Hunter, Lesli Linka Glatter, Duwayne Dunham, James Foley o Diane Keaton. Para la eternidad quedaran momentos como el primer episodio, la habitación roja, las técnicas tibetanas, Lady Leño, el enano, las zozobrantes apariciones de Bob Robertson, el inicio de la segunda, descubrimiento del asesino y el montaje en paralelo ("This is happening again"), el surrealista y buñueliano episodio final, y por supuesto su impresionante banda sonora creada por Angelo Badalamenti, que envuelve en un halo de misterio insidioso los fotogramas (aunque llega un momento en que la bella melodía y sus variaciones la sobreexponen). Lynch se le ocurrió la idea de la chica de al lado que lleva una "doble vida desesperada" que terminaría en el asesinato. La idea fue inspirada, en parte, por el asesinato sin resolver de 1908 de Hazel Irene Drew en el norte de Nueva YorkMuchas series posteriores han sido claramente influencias por el goticismo expresionista de esta (“Expediente X”, “American Gothic”, “Picket Fences”, “Perdidos”).
Serie que te atrapa desde su magnífico episodio piloto dirigido por David Lynch (de la primera temporada dirige este y el tercero): La presentación del misterio de una joven y bella chica aparecida muerta junto a un lago en la bucólica localidad de Twin Peaks, provocando el mantra viral “Quien mató a Laura Palmer?; La presentación vibrante de un elenco de personajes a cual más singular, y todas ocultando información que les hace sospechosos; De cómo a través de la investigación policial se comienza a destapar un submundo de secretos, dobles vidas, miserias, codicias y muchas medias verdades.
Un serie que su fama puede llegar a confundir tras verla. Los guiones rebosan imaginación buscando turbar y desconcertar al espectador, intentan sorprender y nunca ser previsibles, jugando con habilidad con los dilemas morales, auscultando la fin línea que separa el bien del mal, ahondando en la compleja naturaleza humana, en sus ilusiones y sus bajas pasiones, para ello se surte de recursos que en una miscelánea extraña se unen lo terrenal y lo espiritual, con ese real (o no) y aterrador (menuda sonrisa) Bob Robertson siendo la clave, especie de diablo perverso, con esos personajes que hablan de sueños como el vaso comunicante a mundos donde gobierna el subconsciente y lo etéreo-onírico. Todo esto aderezado por tramas secundarias que en algunos casos enriquecen y en otros son un contrapeso, donde se tratan temas la bondad frente a la maldad, las falsas apariencias, la violencia inherente a la raza humana, la hipocresía de las sociedades idealizadas, la venganza, la búsqueda de la felicidad, la codicia desmedida, la violencia machista, la institución matrimonial como dogma discutible. Esto tratado de modo incisivo en un crescendo dramático bien llevado, hasta que se ponen un palo en la rueda en la segunda temporada.
Serie que te atrapa desde su magnífico episodio piloto dirigido por David Lynch (de la primera temporada dirige este y el tercero): La presentación del misterio de una joven y bella chica aparecida muerta junto a un lago en la bucólica localidad de Twin Peaks, provocando el mantra viral “Quien mató a Laura Palmer?; La presentación vibrante de un elenco de personajes a cual más singular, y todas ocultando información que les hace sospechosos; De cómo a través de la investigación policial se comienza a destapar un submundo de secretos, dobles vidas, miserias, codicias y muchas medias verdades.
Un serie que su fama puede llegar a confundir tras verla. Los guiones rebosan imaginación buscando turbar y desconcertar al espectador, intentan sorprender y nunca ser previsibles, jugando con habilidad con los dilemas morales, auscultando la fin línea que separa el bien del mal, ahondando en la compleja naturaleza humana, en sus ilusiones y sus bajas pasiones, para ello se surte de recursos que en una miscelánea extraña se unen lo terrenal y lo espiritual, con ese real (o no) y aterrador (menuda sonrisa) Bob Robertson siendo la clave, especie de diablo perverso, con esos personajes que hablan de sueños como el vaso comunicante a mundos donde gobierna el subconsciente y lo etéreo-onírico. Todo esto aderezado por tramas secundarias que en algunos casos enriquecen y en otros son un contrapeso, donde se tratan temas la bondad frente a la maldad, las falsas apariencias, la violencia inherente a la raza humana, la hipocresía de las sociedades idealizadas, la venganza, la búsqueda de la felicidad, la codicia desmedida, la violencia machista, la institución matrimonial como dogma discutible. Esto tratado de modo incisivo en un crescendo dramático bien llevado, hasta que se ponen un palo en la rueda en la segunda temporada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hay subtramas sin fuste alguno que desvían y confunden por su futilidad: La que se refiere al insoportable ayudante del sheriff Andy (Harry Goaz) con Lucy (Kimmy Robertson), a los que se suma el amanerado y viscoso, de un humor de brocha gorda impropia de Lynch, y lo peor es que se alarga a toda la serie; En la segunda temporada la casposa relación del chico rebelde Bobby Briggs con una rubia rica, penosa, derivando en una conclusión de romance estridente de James con Donna; La de Nadine sufriendo un retroceso a su adolescencia y con ella tener una fuerza descomunal parece es una chaladura sin sentido; La de Ben Horne creyéndose un líder confederado en plena Guerra Civil, haciendo que tenga una cohorte de pelotas que se atavían para él, chirriante; Todo lo concerniente a la cueva con gadgets tipo Indiana Jones; La relación a destiempo de Audrey con el personaje encarnado por Billy Zane, un despropósito orgánico; Todo lo concerniente a la elección de Miss Twin Peaks mezclándolo con una historia pro-ecologismo resulta vomitiva; También encuentro un defecto crónico, y es que la serie canta a leguas que está hecha 99% en platós, y ni siquiera intentan disimularlo, y es que en ningún exterior vemos la luz de fuera, no hay ventanas que comuniquen con la calle, y los decorados rebosan cartón piedra, esto para una serie que intenta tanto estar en comunión con el rural entorno resta bastante; Otra tara es que la magistral música es sobre-utilizada, como queriendo tapar algunas carencias emocionales empujándote artificiosamente.
Del elenco actoral es imposible hacer mención a todos; Kyle MacLachlan borda a su agente místico, con su rostro que desprende una rara mezcla entre ingenuidad y arrojo temerario, ello con toques sutiles que le confieren magnetismo, ingenioso el running-gag de escucharlo hablar a una grabadora para supuestamente Diane (a la que nunca veremos), o su fanatismo por el café, o su afición a la lectura tibetana; Michael Ontkean cumple con su Sheriff Harry S. Truman (comparte nombre con trigésimo tercer presidente USA), aunque le faltan matices; Richard Beymer encarna aun sobreactuado hombre de negocios de dudosa moral; Lara Flynn Boyle da lustre y especial encanto a su “lolita”, deliciosa; Hay decenas más, no es que la dirección de actores sea el fuerte de Lynch.
La puesta en escena resulta notable (exceptuando el referido sobre-uso de los interiores), con un buen diseño de producción de Richard Hoover ([29 ep.] “Dead man walking”), y Patricia Norris ([Primer ep. que marca el tono] “12 años de esclavitud”), rodando en escenarios naturales principalmente en Snoqualmie y North Bend (Washington-USA), junto a algunos planos en el sur de California (como zonas boscosas en Malibú), siendo mayoría en interiores filmados en estudio de grabación en el Valle de San Fernando (California), siendo destacables los decorados del Hotel, del burdel, y sobre todo el mundo paralelo de los sueño, con esas míticas cortinas rojas. Filtrado esto por la fotografía de Ronald Victor García ([Primer ep. Que marca el tono] “Twin Peaks: Fire walk with me”), y Frank Byers (“CSI: Las Vegas”), infundiendo un cromatismo fulgurante, resaltando los ocres, los marrones macilentos, así como el rojo pasión, sobre todo en las míticas cortinas, jugando con las alegorías visuales. Destaca sobremanera la mítica música del italiano Angelo Badalamenti (habitual lynchiano), creando con sus melodías de sintetizador un aura única y neurálgica. Se añaden varias canciones escritas por David Lynch.
En conjunto, sumado lo mucho bueno, y lo malo, me da una buena serie, no la obra maestra de la que algunos hablan, pues sus desequilibrios en el conjunto la lastra. Fuerza y honor!!!
PD: En 1992 Lynch dirigió Twin Peaks: Fire Walk With Me, que cuenta la última semana de la vida de Laura Palmer.
Del elenco actoral es imposible hacer mención a todos; Kyle MacLachlan borda a su agente místico, con su rostro que desprende una rara mezcla entre ingenuidad y arrojo temerario, ello con toques sutiles que le confieren magnetismo, ingenioso el running-gag de escucharlo hablar a una grabadora para supuestamente Diane (a la que nunca veremos), o su fanatismo por el café, o su afición a la lectura tibetana; Michael Ontkean cumple con su Sheriff Harry S. Truman (comparte nombre con trigésimo tercer presidente USA), aunque le faltan matices; Richard Beymer encarna aun sobreactuado hombre de negocios de dudosa moral; Lara Flynn Boyle da lustre y especial encanto a su “lolita”, deliciosa; Hay decenas más, no es que la dirección de actores sea el fuerte de Lynch.
La puesta en escena resulta notable (exceptuando el referido sobre-uso de los interiores), con un buen diseño de producción de Richard Hoover ([29 ep.] “Dead man walking”), y Patricia Norris ([Primer ep. que marca el tono] “12 años de esclavitud”), rodando en escenarios naturales principalmente en Snoqualmie y North Bend (Washington-USA), junto a algunos planos en el sur de California (como zonas boscosas en Malibú), siendo mayoría en interiores filmados en estudio de grabación en el Valle de San Fernando (California), siendo destacables los decorados del Hotel, del burdel, y sobre todo el mundo paralelo de los sueño, con esas míticas cortinas rojas. Filtrado esto por la fotografía de Ronald Victor García ([Primer ep. Que marca el tono] “Twin Peaks: Fire walk with me”), y Frank Byers (“CSI: Las Vegas”), infundiendo un cromatismo fulgurante, resaltando los ocres, los marrones macilentos, así como el rojo pasión, sobre todo en las míticas cortinas, jugando con las alegorías visuales. Destaca sobremanera la mítica música del italiano Angelo Badalamenti (habitual lynchiano), creando con sus melodías de sintetizador un aura única y neurálgica. Se añaden varias canciones escritas por David Lynch.
En conjunto, sumado lo mucho bueno, y lo malo, me da una buena serie, no la obra maestra de la que algunos hablan, pues sus desequilibrios en el conjunto la lastra. Fuerza y honor!!!
PD: En 1992 Lynch dirigió Twin Peaks: Fire Walk With Me, que cuenta la última semana de la vida de Laura Palmer.