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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia. Fantástico Brendan Fraser es un joven torpe y bondadoso, con poco éxito en la vida, que vende su alma al diablo (una explosiva Elizabeth Hurley) a cambio de unos deseos que no se ven del todo cumplidos. (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
314/16(23/11/23) Comedia con más valles que picos. Dirige Harold Ramis, con guion propio junto Peter Tolan (“Murphy Brown” o “Rescue Me”), y Larry Gelbart (“MASH” o “Tootsie”), en lo que es un remake de la película británica homónima (en inglés “Bedazzled”) de 1967, escrita por Peter Cook y Dudley Moore, que era, al igual que esta historia una reinterpretación cómica de la leyenda de Fausto. Aquí protagonizada por Brendan Fraser como Fausto y Elizabeth Hurley como una pícara y sensual demonio. El gran éxito de Ramis es “El día de la marmota” de 1993, y guarda de similitud con esta el recurso de la reiteración de un elemento, a cada deseo una trampa para dar fin al mismo. Es una película con algún puntillo divertido en sus diferentes viñetas, tiene a una muy sexy Diablesa (en la de 1967 era un hombre el diablo, el guionista Peter Cook) con esos modelitos (enfermera, animadora, empleada del parquímetro, maestra de escuela y por supuesto el de Diabala), que remueven algo más que conciencias, con oficina infernal ubicada en un club nocturno en Oakland, no entiendes que el protagonista no se olvide de su anhelo y no babee por esta erótica mujer, femme fatale epítome, mordaz, divertida, manipuladora, juguetona, traviesa. Es de esas pelis que gana por partes y pierde mucho en la suma.

Historia de enorme ligereza, con el tema propio de Fausto, sobresaliendo aquello de ‘Ten cuidado con lo que deseas, puedes conseguirlo’, hablándonos de las tentaciones de la vida. Destaca un estupendo Brendan Fraser en un tour de forcé chispeante cambiando de imagen y carácter para cada deseo, demostrando una gran versatilidad, notándose a gusto en las transformaciones, desde alter ego del narco Pablo Escobar; el híper sensible rubiales insoportable en la playa que llora por el lírico atardecer; el enorme (aunque no todo en él es enorme) gran jugador de basket albino, con un vocabulario reducido lleno de tópicos; el intelectual sofisticado guapo (como si el ‘cabrón’ no lo fuera realmente) que guarda sorpresa en la alcoba; como uno de los mejores presidentes USA de la historia en una mala noche;

El humor tiene buenos momentos y otros no tanto, en lo malo están los de índole (simplona) sexual, en lo bueno están las mencionadas caracterizaciones, sobre todo la de sensible llorón, desternillante en su sensiblería mojigata, y la del jugador de baloncesto simplón, en lo que es una mordaz parodia de los deportistas que tiene latiguillos que sueltan una y otra vez. Es grácil que cuelen a un negro encarcelado como Dios, aunque no contrapesa todo lo mediocre de la película.

Elliot Richards (Fraser), hombre geek y demasiado entusiasta. enamorado de su colega Alison Gardner (una Frances O'Connor insípida), le falta coraje para invitarla a salir. Después que sus compañeros de trabajo (aparecerán como diferentes personas en los deseos del prota) abandonan a Elliot en un bar mientras intentaba hablar con Alison, él dice que daría cualquier cosa porque Alison estuviera con él. El Diablo (Hurley), en la forma de una hermosa mujer, lo escucha y se ofrece a darle a Elliot siete deseos a cambio de su alma. Como prueba, Elliot pide un Big Mac y una Coca-Cola grande.

Por supuesto este Diablo tentador es muy traviesa y a cada deseo inserta un pero que impide a Elliot alcanzar su objetivo, que si una infidelidad, una ternura insoportable, una pilila mini o la homosexualidad. Es un desarrollo que donde el guion tira de estereotipos sin mucha ingenio, tirando por lo fácil sin esforzarse mucho. Ramis intenta reírse de las percepciones que tenemos de lo que quieren los demás, pero lo hace echando mano de clichés. Tampoco es que el director sepa llevarnos a un final recordable, y nos regala un anticlímax hueco y olvidable. Por cierto, no entiendo que al principio Elliot sea un nerd caricaturesco con el chaleco metido por dentro de la cintura, con gafotas y hablando como un idiota y al final se haya transformado en un cisne sin entenderse porque.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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