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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Comedia. Drama Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera ... [+]
1 de febrero de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
031/31(29/01/10) Inclasificable film de los Coen, no apta a todos los paladares, excéntrica, rara, extraña comedia negra, es probablemente el más personal de sus trabajos, entronca con las kafkianas ‘Barton Fink’ y ‘El hombre que nunca estuvo allí’. Se le puede achacar su ritmo lento que hace la acción discurra pausadamente, pero es que esto es lo que pretendían los hermanos, transmitirnos la languidez en la que discurre el protagonista. Han homenajeado sus raíces dedicándole una historia a un mundo que ellos conocen a la perfección, radiografían una comunidad judía de un pueblo americano a finales de los sesenta. Es el devastador retrato de un perdedor, Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg), profesor de química en un instituto marcadamente judío, casado y con dos hijos, también aloja en su casa a su pusilánime tío Arthur (excelente Richard Kind), Larry es un tipo sin ambiciones, que intenta en todo momento hacer lo correcto, pero que se encuentra en una espiral donde todo lo tiene en contra y encima pone buena cara. Es una obra con un nada sutil carácter religioso, envuelta en una atmósfera mística a la que ayuda sobremanera la deliciosa banda sonora de Carter Burwell, ello para que el protagonista sea un moderno Santo Job que padece toda clase de penurias, Larry no hace más que buscar apoyo en rabinos, que lo que hacen es proponerle más preguntas que respuestas, sin olvidarnos de su parabólico prólogo, donde se nos cuenta una fábula de una aldea judía, en lo que yo entiendo que es lo que marca enigmáticamente la historia, o sea cabos sueltos sin respuestas, los Coen juegan con el espectador como un prestidigitador lo hace con su público, te sueltan historias sin más sentido que el de calentarte la cabeza, botón de muestra el relato del dentista que encuentra un mensaje judío en el reverso de los dientes de un paciente, toda la película se podría resumir con las escenas de’ Miller’s Crossing’ en las que el sombrero vuela en varias escenas, parece que es un mensaje subliminal, cuando no son más que dos traviesos directores jugando con el espectador sabelotodo . La cinta posee una puesta en escena prodigiosa, los Coen han llegado ya a un grado de excelencia prodigioso, dotan a sus films de unos planos y encuadres de una fuerza brutal, donde la fotografía del brillante Roger Deakins resulta junto a la música deliciosa de Carter Burwell un personaje más que eleva la calidad de la cinta, una música que te mete en este hebreo ambiente. Los actores, en este caso desconocidos, realizan unos trabajos soberbios, encabezados por un Michael Stuhlbarg sensacional, es la sorpresa del año, un intérprete que transmite la insustancialidad en la que se mueve su personaje, un tipo que busca respuestas y solo haya cuestiones. En definitiva recomendable a los fans de los Coen y a los que gusten de universos singulares y turbadores. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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