233/17(18/12/19) Interesante miniserie gala de cuatro episodios, basada bastante fielmente al homónimo clásico de la literatura épica de Victor Hugo publicado en 1.862, novela con una fuerte carga de crítica social, donde se analiza la fina línea que separa el bien del mal, sobre la final línea que separa la ley de lo que es justo, sobre como las personas podemos cambiar, podemos redimirnos, y siendo una loa a los oprimidos, a Los Miserables. Hugo se había inspirado en Vidocq, criminal francés que se redimió y acabó inaugurando la Policía Nacional francesa, para crear a los dos protagonistas y que la historia de su país le había inspirado para situar el contexto histórico: por ello, los personajes viven la Rebelión de junio (1832) y los posteriores cambios políticos. Dirige Josée Dayan (“Las series “El Conde de Montecristo” o “Las amistades peligrosas”) ello bajo una adaptación de Didier Decoin (Las series “El Conde de Montecristo” o “Napoleón”), siendo protagonizada por un desubicado Gerard Depardieu, y un gran John Malkovich como su némesis, encarnación de la rectitud ciega de la Justicia. Se hicieron dos versiones: una serie de seis horas para la televisión francesa (en francés, por supuesto) y una versión de tres horas en inglés.

Debo entonar el mea culpa para decir que no he leído el libro, por lo que no puedo mencionar si es tal y homónimo como lo vemos en pantalla el desarrollo. Pero para disfrutar de la historia hay que hacer una suspensión mental de la lógica, pues tal y como se cuenta aquí la narración se apoya en un sin sinfín de sin sentidos sumados a un tsunami de casualidades inverosímiles por su acumulación que hacen que haya que darle patente de fábula moral, para entenderlo todo como muy alegórico, y entonces se puede entrar a degustar de las serie, ello también con sus altibajos. Y es que hay elipsis que dejan demasiadas incógnitas por el camino. Como también su tramo final se alarga más que la visita de los suegros, pareciéndose bastante al de Cyrano de Bergerac, personaje este con muchas similitudes con Valjean, pues ambos termina siendo unos “pagafantas” que apoyan al novio de la pareja a la que aman.

Entre lo bueno es reseñable algunos buenos tramos en los que sale a relucir la idea de la novela sobre la dignidad de los marginados, sobre como la Ley debería tener ojos para ver sus injusticias, al no entender las razones de las personas para algunos de sus actos, esto representa el personaje de Javert, y es que la gente puede cambiar.

La puesta en escena me ha resultado escasita, demasiado ordinaria, a pesar que bajo el diseño de producción de Richard Cunin (Las series “El Conde de Montecristo” o “Napoleón”) se rodó en la República Checa (Praga; Ledec nad Sázavou), y Francia (Rouen- Seine-Maritime), pero me ha quedado demasiado pobre en visualidad, a pesar de la historia tener potencial todo me ha sido poco sugerente. Si acaso por destacar algo en la ambientación se puede mencionar el notable diseño de vestuario de Jean-Philippe Abril (“El Conde de Montecristo” o “El olor de la papaya verde”), de gran realismo verité, y la sugestiva música compuesta por Jean-Claude Petit (“Cyrano de Bergerac” o “Mayrig”), de resonancias melancólicas.

Gerard Depardieu como Jean Valjean en principio puede parecer buena elección pero una vez se comporta me resulta fuera de lugar, no me lo creo, no me transmite la pasión que requiere el personaje, no tiene química alguna con Virginie Ledoyen/Cosette, parece estar con el piloto automático puesto, como si estuviera mirando el reloj para terminar, ejemplo de esta actuación regular (siendo benévolo) es el modo en que se toma que solo le rebajen dos meses la condena por salvar a un alguien de la muerte, sus gruñidos son ridículos. Tambien se le puede achacar a su rol (pero en esto él no tiene culpa) cierta incoherencia que alguien adalid del defensa de los desheredados tenga un criado en su casa como cualquier burgués. Amén de expresar diafanamente3 un sentimiento poco edificante de pedofília; John Malkovich como Javert resulta muy bueno aportando esa flema y laconismo de un ser inflexible, tenaz, incorruptible, obsesivo, lo ves y notas su determinación total, demuestra ser uno de los mejores actores; Christian Clavier como el reptil Thénardier lo encarna con tono caricaturesco, pasado de vueltas en su villanía constante, sin matices. Tampoco me creo que este feucho y escuchimizado este con el bellezón germano Veronica Ferres; Resto de secundarios son simplemente correctos, sin dejar marca alguna, Charlotte Gainsbourg como Fantine me queda unidimensional y con una personalidad bastante idiotesca por el modo en que “abandona” a su hija (me extiendo en spoiler); Virginie Ledoyen como la dulce Cosette me queda demasiado blandita, cual muñeca de porcelana; Enrico Lo Verso como Marius me queda una personalidad incoherente, comienza como un idealista recalcitrante para cuando le conviene virar a un aristócrata hedonista, me es estridente su personalidad.