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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Intriga A casa de dos estudiantes van llegando los invitados a una especie de fiesta de fin de curso. El invitado que más temen es su tutor y profesor, un astuto criminólogo que sostiene que el crimen perfecto no existe, aunque ellos se han propuesto demostrar lo contrario. En efecto, con su llegada crece cada vez más la tensión y el nerviosismo de los jóvenes. Y no es para menos, porque tienen un cadáver encerrado en el arcón que sirve de mesa para la cena. (FILMAFFINITY) [+]
23 de octubre de 2018
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
121/04(05/10/18) Irregular realización de suspense en intriga psicológica del maestro londinense Alfred Hitchcock en su primera realización en technicolor, ejercicio de estilo realziado en en una (falseada) única toma, y en tiempo real, relato que parte de modo atractivo, centrado en idea darwinista del teutón Friedrich Nietzsche del superhombre, un crimen puede estar justificado por ser los asesinos de intelecto superior a la víctima, juegan a ser Dioses, los protagonistas matan a un tipo solo por ser ordinario, e intentan regodearse en su superioridad moral montando una cena con el muerto en el centro de la acción (escondido en un arcón sobre el que está el catering y unos candelabros), pero su desarrollo peca de irregular y poco creíble, con personajes demasiado artificiosos. El guión de Hume Croyn (“Atormentada”), Arthur Laurents (“West side story”), y el no acreditado Ben Hecht (“Notorius”), se basa en la obra teatral homónima de 1929 de Patrick Hamilton (“Luz de gas”), inspirándose en el crimen real de Bobby Franks de 14 años de edad, en 1924 en la Universidad de Chicago por parte de los estudiantes Nathan Leopold y Richard Loeb. Crimen del que también se inspiraron las cintas posteriores “Impulso criminal” (1959) de Richard Fleischer y "Swoon" (1992) de Tom Kalin. Fue el primer encuentro del director inglés con el gran actor James Stewart de los cuatro que tuvo.

Hitchcock quería encontrar un equivalente cinematográfico a la obra teatral, tiene lugar en tiempo, por lo que decidió rodar en lo que parece ser una "toma" larga y continua, sin cortes ni interrupción en la acción (lo que también maximizaba el trabajo actoral), aunque en realidad tendría que haber un corte disfrazado cada 10 minutos. Ejercicio de estilo con un solo espacio, esta sensación claustrofóbica se acentuaría por la extraordinaria cámara de Joseph Valentine ("La sombra de una duda”), y William V. Skall (“Quo Vadis”), con un unos 300 movimientos en el interior de un escenario limitado, un sublime plano-secuencia que abarcaría todo el metraje (a excepción de los créditos iniciales), también sería otro ejercicio de estilo la posterior “La ventana indiscreta” (1954), rodada toda desde un apartamento con vistas a un patio interior de vecinos. Las cámaras del momento (1948) sólo permitían grabar diez minutos seguidos, lo cual le obligó a improvisar un ingenioso encadenado de tomas. Filmada en diez tomas largas, la película crea una ilusión elaborada de que no hay un corte o ruptura de la acción, como para indicar que un observador tranquilo está presente en la sala durante toda la historia en lugar de una mera cámara de cine (sin embargo, las pausas ocurren, la mayoría de ellas involucran zooms en sombras al final de una toma y luego vuelven a desplazarse hacia afuera al comienzo de otra). Para enlazar cada una de ellas, sin que se notara la transición, con cada fin de rollo se hacía enfocar la cámara hacia algún espacio oscuro.

Gracias a la formidable dirección artística de Perry Ferguson (“Ciudadano Kane”), rodando en un set de los Warner Brothers Burbank Studios (California- USA), se ideo un plató moldeable extraordinario. Las paredes del conjunto estaban en rodillos y podían ser apartadas silenciosamente para dar paso a la cámara y luego ser reemplazadas cuando debían volver a dispararse. Los hombres de utilería constantemente tenían que mover los muebles y otros accesorios fuera del camino de la gran cámara Technicolor, y luego asegurarse de que fueran reemplazados en la ubicación correcta. Un equipo de expertos en sonido y operadores de cámaras mantuvieron la cámara y los micrófonos en constante movimiento, mientras los actores seguían un conjunto de señales cuidadosamente coreografiadas. El extraordinario ciclorama en el fondo fue el respaldo más grande jamás usado en un escenario de sonido, abarcaba 35 millas cuadradas de horizonte, incluía modelos del Empire State y los edificios de Chrysler, en el horizonte hay un anuncio de Reduco, con una silueta de Hitchcock antes y después. Numerosas chimeneas humean, las luces se encienden en los edificios, se encienden letreros de neón y la puesta de sol se desarrolla lentamente a medida que avanza la película (creando efectos dramáticos cuando los rostros se iluminan de rojo con las luces de neón exteriores). En el transcurso de la película, las nubes, hechas de vidrio hilado, cambian de posición y de forma ocho veces.ni

Tiene un inicio cautivador, primero sus créditos iniciales desde las alturas vemos una tranquila calle diurna con sus transeúntes, de pronto oímos un grito doliente y cortamos a un apartamento, donde vemos a dos tipos que tiene a otro estrangulado y asfixiado letalmente entre ellos, cogen y lo meten en un arcón, y uno de ellos cual alegoría sexual después de fornicar se enciende un cigarrillo, y comienzan los dos a charlar sobre las filosóficas motivaciones del crimen.

Hitchcock juega en este opresivo relato a filosofar sobre los peligros de la educación, sobre el poder que tienen los profesores en sus enseñanzas sobre temas puntiagudos sobre muchachos influenciables por tener edades aun volubles en sus inquietas formantes personalidades, sobre lo torticero y arrogancia que es sentirse superior a otro. Esto lo escenifica Hitchcock fundamentalmente en una reunión nocturna en que se dejan perlas mediante conversaciones sustanciosas, llenas de teorías filosóficas sobre mentes e intelectos superiores, sobre lo ambigüedad moral de asesinar. Esto se realzado por el recurso de que el espectador sabe desde el principio que en el centro de la reunión hay un asesinado, con lo que los diálogos resultan más puntiagudos, sobre todo los que prodiga Brandon divagando sobre seres superiores, atacando a Hitler de forma artera, teniendo de oponente-compañero de ideas a Rupert, con argumentos fríos maquiavélicos y complejos, pero cobran inmenso valor porque sabemos que de la teoría los dos anfitriones han pasado a la práctica… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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