160/15(22/09/15) Divertida y original propuesta proveniente de Bélgica, realizada por Vincent Lannoo que la co-guioniza con Fréderique Broos, un revisitación humorísticas al muy trillado universo vampírico, de moda por la cursi saga “Crepúsculo”. Un jocoso mockumentary, con ínfulas a lo “Familia Adams”, donde un equipo televisivo hace un documental del día a día de una familia de vampiros, dentro de una comunidad con sus propias reglas y valores. Es un film con sabrosas dosis de humor ácido, irreverente, y muy negro. A través de esta singular familia se hace una mordaz crítica a nuestra sociedad, a la xenofobia, a nuestro clasismo social, a nuestro miedo a lo desconocido, a los problemas de la adolescencia. Se ríen retorcidamente con temas tan políticamente incorrectos como el suicido, el secuestro, una masacre, la tortura, la pedofilia, los bebecidios, y más. En su contra está que se siente que no aprovecha todo el jugo que podría haber dado, se siente que en su primera mitad gasta las mejores ideas, y en la segunda se estira demasiado sin saber muy bien hacia dónde va, languideciendo el humor a favor de una extraña melancolía que no pega.

El escenario es Belgica, en un pueblo un grupo de cineastas (en el tercer intento, los dos primeros no acabaron demasiado bien) realizan un documental del día a día en la parte francófona sobre una singular familia, los Saint-Germain, George (Carlo Ferrante) es el padre, la madre es Bertha (Vera Van Dooren), con dos hijos, Samson (Pierre Lognay), un mujeriego empedernido, Grace (Fleur Lise Heuet), una adolescente rebelde, su disfuncionalidad radica en que todos son vampiros, están integrados dentro de una comunidad vampira con sus propias reglas. George es el patriarca sereno, Bertha es una mujer desequilibrada, Samson es un chico (16 cuando se convirtió en vampiro) lujurioso, esto le llevará a problemas a la familia, y Grace es una joven obsesionado con convertirse en humana. En su sótano viven una pareja de vampiros, Elizabeth y Bienvenu, a los que se les permite tener una casa en propiedad hasta no tener hijos.

Es una parodia que crea un microcosmos sólido de personajes sugerentes, transcurre a un ritmo trepidante, con un desarrollo a base de ingeniosos gags, con mucha imaginación, que saben darle un patinado de crítica social punzante, delirante la connivencia con la policía que les trae inmigrantes, minorías étnicas e indeseables para “los limpien” de Bélgica, gente que mantienen presos en el patio, como si fueran pollos a sacrificar. También llama la atención la comparación de sociedades que hacen en la segunda parte del film, donde los belgas deben trasladarse a Quebec (Canadá), allí choca el carácter del estado del bienestar belga, donde la familia es cuasi-nobleza que no trabaja, con la sociedad canadiense donde para vivir deben currar. Hay momentos donde se mezcla lo gore, el terror con un humor oscurísimo, donde se pueden ver cenas con humanos, asaltos sanguinarios a casas, o intentos de suicidio adolescente. Asimismo dejan un superficial comentario sobre las complicadas relaciones padre-hija adolescente, esto lo hacen sin dejar de lado el humor a al hacer que la hija, en vez de ser gótica, como cabría de esperar por su condición, gusta de vestir de rosa y se tiñe el cabello rubio. Se pone en valor nuestra condición humana contraponiéndola a la vampira, no todo es bueno en estos seres, para ello nos hablan de la chica que desea dejar de ser inmortal, ansia morir, o como también trasluce su tara de no poder procrear, curioso no nos hablen de otra falla de estos, como es que no pueden ver la luz del día (error).

Como ya he dicho, en su primer tramo tiene sus momentos álgidos, con una esmerada presentación de personajes, con una jubilosa exhibición de las costumbres y hábitos de este submundo, lástima que en su parte final se alargue demasiado, con un tramo en Canadá que lastra bastante de lo bueno visto hasta entonces, parte metida con calzador que chirría bastante, tiene aquí alguna idea inspirada pero orgánicamente cruje, está mal cosido. No es un producto sólido, avanza a trompicones, incluso en algún momento se toma demasiado en serio, le falta un puntito más de mala leche.

Hay una nota de humor quizás demasiado transgresora para Bélgica, vemos a una pareja que vive en el sótano por no tener hijos, en realidad unos pedófilos que disfrutan matando niños, se comenta que es la propia policía la que surte de chicos a la pareja, esto podría verse como una referencia satírica al famoso pedófilo y asesino Marc Dutroux, cuyo caso conmocionó a la opinión pública belga e hizo temblar las estructuras del país, el tipo secuestraba a niñas y las encerraba en el sótano, las violaba y mataba, y mantuvo durante el juicio que él era una pieza de una organización de poderosos que eran pedófilos.

Carlo Ferrante como el patriarca del clan resulta una apreciable mezcla de siniestro tipo y de vena intrigantemente divertida con su flema, da con el sutil toque noble, con un lenguaje gestual muy bien manejado. Vera Van Dooren resulta una matriarca caricaturesca, muy histriónica, con picos de insoportabilidad, cargante en muchos casos, sobreactuada hasta el hartazgo, mal. Pierre Lognay queda muy bien como el vampiro lujurioso, tiene ese toque de pícaro necesario. Fleur Lise Heuet es la adolescente romántica rebelde sin causa, desea lo que no tiene, quiere ser humana para poder morir, que como buena rebelde termina enamorándose de quien no debe, la actriz le imprime carácter. Julien Dor como el vendedor de ataúdes en pocos minutos en pantalla deja huella por su pose flemática. Paul Ahmarani hace de líder de la comunidad vampira de Montreal, resulta una muy locuaz y simpática presencia. (sigue en spoiler)