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Voto de TOM REGAN:
7
7,1
3.121
Drama
Fresh es un niño de 12 años de Brooklyn que trafica con droga, pasando crack a los camellos locales antes de ir a la escuela. Su edad hace que pase desapercibido, y su temperamento tranquilo le evita problemas. Cuando puede, Fresh viaja a escondidas para jugar al ajedrez con su padre, un medio genio vagabundo al que tiene prohibido ver.
8 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
34/15(27/02/19) Boaz Yakin debuta en la dirección de un largometraje con un sugestivo drama de cine negro con dosis de thriller, volcando parte de las historias que niños de Brooklyn le contaron, encuadrada en lo que se dio en llamar el sub-género hip hop Hood, donde se expone la vida diaria en “gueto” del Bronx neoyorkino, un barrio deprimente poblado de drogas (durante el auge del crack), crimen, prostitución, y donde el valor de la vida es exiguo, . Todo ello filtrado por la mirada de un niño afroamericano que tiene que convivir en este sub-mundo marginal, donde la violencia es latente, sorteando las trampas del mundo depredador de los mayores, ello con ingenio, reflejado esto en su gusto por el ajedrez. Destacando además las buenas actuaciones de Giancarlo Esposito (eterno Gus de “Breaking Bad”), Samuel L. Jackson, y sobre todo un espléndido Sean Nelson como el pequeño protagonista. Tiene dos tercios iníciales donde se muestra con vigor las míseras rutinas en los 90 en este gueto de viviendas patéticas, surcado de “camellos”, yonkis, y crimen, pero siento que cuando entran en el tercio final la sub-trama del thrillern cae en tópicos, en lo inverosímil, se le va la mano con la astucia del chico, donde todo queda cogido con pinzas, apartándose de ese retrato crudo que era hasta entonces, además de ser un plagio de una novela varias veces llevada al cine (no la nombre por no spoilear).
Viviendo en ambiente suburbano y marginal, Michael (Sean Nelson) o “Fresh” como le apodan sus amigos, sigue a sus 12 años yendo a la escuela pero en sus ratos libres se dedica a trapichear cocaína como camello bajo las órdenes de Corky (Ryan Bryce). Esteban (Giancarlo Esposito) otro traficante, le ofrece trabajo para mover heroína, además de estar interesado por Nicole (N´Bushe Wright) la hermana mayor del chico que se ha ido del apartamento de Francis (CherylFreeman) la tía de ambos y que los mantiene bajo adopción. Poco a poco a Fresh se le irá cerrando un círculo más peligroso y hostil cuando es testigo de un par de asesinatos en una cancha de baloncesto provocado por uno de los hombres de Corky. Pero por si fuera poco, Chuckie (Luis Lantigua), un compañero de clase, quiere implicarse en los negocios de Fresh, ignorando los peligros eso implica. Fresh se evade de tantos problemas yendo a jugar al ajedrez de escondidas con su orgulloso y fracasado padre (Samuel L. Jackson), a quien no está autorizado ver.
La película tiene un tramo de arranque potente mostrando un día cualquiera en la vida de un niño, paseándonos por apartamentos mugrientos donde recoge droga para entregar a su jefe, mientras salta de piso en piso vemos la fuerte personalidad del protagonista (de ahí su apodo que da título al film), nos movemos por escenarios feistas, con una delineación de protagonista ágil, lo vemos combinando el colegio con su trabajo de camello, la inocencia que debiera tener un niño con el Averno de las drogas, prevaleciendo esto último, pues los compañeros de cole sueñan con ser camellos como “Fresh”, todo con lenguaje soez que suena natural, la violencia palpita en cada esquina, en medio de edificios decrépitos, calles pringosas. “Fresh” es un superviviente que debe convivir con lo peor, en una jungla urbana rebosante de podredumbre moral, con drogas, gangsters, prostitución, asesinatos, y esto Yakin lo muestra de modo seco, con momentos descarnados, como ese tiroteo en la pista de básquet, con tétricos y catárquicos resultados para el protagonista.
Pero la película falla cuando entra en ser un thriller, entra en el terreno de lo híper-realista, donde la manipulación me resulta me resulta impostada, puro artificio, que va en contra de lo que habíamos visto hasta entonces, se sacrifica el realismo en pos de la intriga, suspense y acción manufacturada, y que encima plagia claramente a la novela referida arriba.
Me gusta la idea (poco sutil) de la utilización subliminal del ajedrez como motor mental del protagonista, gestada idea cuando el padre de “Fresh” le aconseja durante una partida de ajedrez, que cualquier pieza del tablero se puede sacrificar para obtener al rey, osea, un bien mayor, la máxima de Maquiavelo “El fin justifica los medios”, y esto lo aplica el joven con su retorcido plan.
La puesta en escena resulta buena para transmitir el estado de ánimo pesaroso reinante en el relato, empezando por el feista diseño de producción de Dan Leigh (“Olvídate de mí!” o “John Wick”), rodando en escenarios naturales neoyorkinos de Brooklyn (Bedford-Stuyvesant; Bushwick; Brownsville), con lugares ruinosos, apartamentuchos híper-poblados y sucios, con calles cuasi-apocalípticas, edificios abandonados, parques desolados; todo esto realzado tétricamente por la cinematografía de Adam Holender (“Cowboy de medianoche” o “Smoke”), sabiendo emitir un sentido marginal a las imágenes, jugando con la escasa iluminación, con la semioscuridad, con los fuera de campo (excelente el del ataque de Esteban a la banda rival visto desde fuera), notable labor; La música la pone el fundador del mítico grupo inglés The Police, Stewart Copeland (“La ley de la calle” o “El informador”), alejándose de lo étnico hip hop, y envolviendo las secuencias en melodías dramáticas bien acopladas.
Viviendo en ambiente suburbano y marginal, Michael (Sean Nelson) o “Fresh” como le apodan sus amigos, sigue a sus 12 años yendo a la escuela pero en sus ratos libres se dedica a trapichear cocaína como camello bajo las órdenes de Corky (Ryan Bryce). Esteban (Giancarlo Esposito) otro traficante, le ofrece trabajo para mover heroína, además de estar interesado por Nicole (N´Bushe Wright) la hermana mayor del chico que se ha ido del apartamento de Francis (CherylFreeman) la tía de ambos y que los mantiene bajo adopción. Poco a poco a Fresh se le irá cerrando un círculo más peligroso y hostil cuando es testigo de un par de asesinatos en una cancha de baloncesto provocado por uno de los hombres de Corky. Pero por si fuera poco, Chuckie (Luis Lantigua), un compañero de clase, quiere implicarse en los negocios de Fresh, ignorando los peligros eso implica. Fresh se evade de tantos problemas yendo a jugar al ajedrez de escondidas con su orgulloso y fracasado padre (Samuel L. Jackson), a quien no está autorizado ver.
La película tiene un tramo de arranque potente mostrando un día cualquiera en la vida de un niño, paseándonos por apartamentos mugrientos donde recoge droga para entregar a su jefe, mientras salta de piso en piso vemos la fuerte personalidad del protagonista (de ahí su apodo que da título al film), nos movemos por escenarios feistas, con una delineación de protagonista ágil, lo vemos combinando el colegio con su trabajo de camello, la inocencia que debiera tener un niño con el Averno de las drogas, prevaleciendo esto último, pues los compañeros de cole sueñan con ser camellos como “Fresh”, todo con lenguaje soez que suena natural, la violencia palpita en cada esquina, en medio de edificios decrépitos, calles pringosas. “Fresh” es un superviviente que debe convivir con lo peor, en una jungla urbana rebosante de podredumbre moral, con drogas, gangsters, prostitución, asesinatos, y esto Yakin lo muestra de modo seco, con momentos descarnados, como ese tiroteo en la pista de básquet, con tétricos y catárquicos resultados para el protagonista.
Pero la película falla cuando entra en ser un thriller, entra en el terreno de lo híper-realista, donde la manipulación me resulta me resulta impostada, puro artificio, que va en contra de lo que habíamos visto hasta entonces, se sacrifica el realismo en pos de la intriga, suspense y acción manufacturada, y que encima plagia claramente a la novela referida arriba.
Me gusta la idea (poco sutil) de la utilización subliminal del ajedrez como motor mental del protagonista, gestada idea cuando el padre de “Fresh” le aconseja durante una partida de ajedrez, que cualquier pieza del tablero se puede sacrificar para obtener al rey, osea, un bien mayor, la máxima de Maquiavelo “El fin justifica los medios”, y esto lo aplica el joven con su retorcido plan.
La puesta en escena resulta buena para transmitir el estado de ánimo pesaroso reinante en el relato, empezando por el feista diseño de producción de Dan Leigh (“Olvídate de mí!” o “John Wick”), rodando en escenarios naturales neoyorkinos de Brooklyn (Bedford-Stuyvesant; Bushwick; Brownsville), con lugares ruinosos, apartamentuchos híper-poblados y sucios, con calles cuasi-apocalípticas, edificios abandonados, parques desolados; todo esto realzado tétricamente por la cinematografía de Adam Holender (“Cowboy de medianoche” o “Smoke”), sabiendo emitir un sentido marginal a las imágenes, jugando con la escasa iluminación, con la semioscuridad, con los fuera de campo (excelente el del ataque de Esteban a la banda rival visto desde fuera), notable labor; La música la pone el fundador del mítico grupo inglés The Police, Stewart Copeland (“La ley de la calle” o “El informador”), alejándose de lo étnico hip hop, y envolviendo las secuencias en melodías dramáticas bien acopladas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sean Nelson a sus trece años da vida al carismático protagonista, joven taciturno, seguro de sí mismo, autosuficiente, inexpresivo, inteligente, pero sin alardear, se maneja en el mundo del hampa con frialdad, tanto da amenazar a traficantes que no le dan el paquete acordado, como rechazar propuestas sexuales a cambio de droga, demuestra grietas con una joven del colegio, con un juego de miradas y diálogos que traslucen su condición de niño, chaval que se protege de esta selva en que vive con su rostro pétreo, se mueve en un mundo donde la vida es algo frágil y debe serpentear para sobrevivir, se ve obligado a saltar el tiempo de la inocencia empujones de la vida. Chico que encuentra en su disfuncional padre y el gusto de este por el ajedrez las lecciones de la vida para intentar realizar su particular justicia. El actor lo encarna con gran personalidad, con duna turbadora mezcla de dulzura y dureza adusta, dejan do la huella de su inocencia quebrada en ese maravilloso último plano; Giancarlo Esposito está tremendo como el traficante Esteban demuestra un vigor y electricidad aterradora, irradia temor con sus gestualidad testosterónica, muy bueno en su sadismo, manejando con energía su mirada y fisicidad; Samuel L. Jackson (el mismo año que estrenó “Pulp Fiction” con su Jules Winnfield que lo catapultó a la fama) da una lección de carácter, de majestuosidad en cada frase, en cada gesto, en su tono de verbalidad, excelente; Luis Lantigua como Chuckie, el mejor amigo de “Fresh”, está brillante en su petulancia, en su pomposidad propia de un niño pendenciero, con una labia “motor mouth” formidable; N'Bushe Wright como Nichole, la hermana heroinómana de “Frsh”, hace un papel plano, siempre medio zombi, un florero con ojos y que parece respirar; Natima Bradley como Rosie, la niña anhelo romántico de “Fresh” derrocha ternura.
Spoiler:
Cuando hablo de que el tercio final es un plagio de una novela, me refiero a lo de que alguien ponga en enfrentamiento a dos bandas de “malos”, lo que hace Fresh, ello con mentiras, tramando un plan que deje pistas que hagan chocar a los dos clanes, y de esta forma destruir a los dos bandos, pues esto es claramente sacado de la novela "Red Harvest" (1929) de Dashiell Hammett.
Momentos recordables: Toda la secuencia del tiroteo en la cancha de baloncesto, como se va gestando todo, como va creciendo la tensión en el partido de basket, hasta que termina con la “paciencia” del badass y saca su pistola y comienza a disparar, acabando con un pobre chaval asesinado por balas, y como daño colateral la joven a la que “Fresh” tenía gran simpatía, esto resulta espoleta para el plan de “Fresh”; Cuando “Fresh” ahorca el perro que tenía con su amigo Chuckie, alegoría de su paso a la madurez; Como “Fresh” observa de modo flemático, comiendo una chocolatina, como Esteban asalta el cuartel general de un rival, oímos los disparos, vemos las sombras de las amenazas, hay muertos en la calle, y “Fresh” está tan tranquilo; Cuando “Fresh” visita a Esteban en su piso, está con su hermana drogada, entonces, llega la policía y todo se destapa, el plan de “Fresh” cuadra todas las piezas, y Esteban mira a “Fresh”, sabe le ha vencido un niño; El poético epílogo, “Fresh” llega a jugar en el parque una partida de ajedrez con el padre, este le regaña pro llegar tarde, entonces hay un primer plano del rostro de “Fresh”, y sus ojos rompen a lagrimar, el estoicismo visto hasta entonces en el protagonista se quiebra, bonito broche final.
En conjunto me queda una recomendable propuesta, que entretiene y muestra con realismo (por lo menso hasta el tercio final) un submundo que reside en el patio trasero de las grandes ciudades. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Cuando hablo de que el tercio final es un plagio de una novela, me refiero a lo de que alguien ponga en enfrentamiento a dos bandas de “malos”, lo que hace Fresh, ello con mentiras, tramando un plan que deje pistas que hagan chocar a los dos clanes, y de esta forma destruir a los dos bandos, pues esto es claramente sacado de la novela "Red Harvest" (1929) de Dashiell Hammett.
Momentos recordables: Toda la secuencia del tiroteo en la cancha de baloncesto, como se va gestando todo, como va creciendo la tensión en el partido de basket, hasta que termina con la “paciencia” del badass y saca su pistola y comienza a disparar, acabando con un pobre chaval asesinado por balas, y como daño colateral la joven a la que “Fresh” tenía gran simpatía, esto resulta espoleta para el plan de “Fresh”; Cuando “Fresh” ahorca el perro que tenía con su amigo Chuckie, alegoría de su paso a la madurez; Como “Fresh” observa de modo flemático, comiendo una chocolatina, como Esteban asalta el cuartel general de un rival, oímos los disparos, vemos las sombras de las amenazas, hay muertos en la calle, y “Fresh” está tan tranquilo; Cuando “Fresh” visita a Esteban en su piso, está con su hermana drogada, entonces, llega la policía y todo se destapa, el plan de “Fresh” cuadra todas las piezas, y Esteban mira a “Fresh”, sabe le ha vencido un niño; El poético epílogo, “Fresh” llega a jugar en el parque una partida de ajedrez con el padre, este le regaña pro llegar tarde, entonces hay un primer plano del rostro de “Fresh”, y sus ojos rompen a lagrimar, el estoicismo visto hasta entonces en el protagonista se quiebra, bonito broche final.
En conjunto me queda una recomendable propuesta, que entretiene y muestra con realismo (por lo menso hasta el tercio final) un submundo que reside en el patio trasero de las grandes ciudades. Fuerza y honor!!!