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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama. Aventuras Siglo XIII. Relato épico sobre el príncipe Alexander Nevsky, que defendió victoriosamente el norte de Rusia del ataque de los teutones: la batalla se libró sobre la superficie helada del lago Peipus. También tuvo que hacer frente a la invasión de Rusia por el ejército mongol dirigido por Gengis Khan. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
267/34(25/07/09) El genial cineasta ruso Sergei M. Eissenstein nos obsequia aquí con la histórica y colosal épica batalla del lago Peipus en el S. XIII. La cinta es un producto propagandístico encargado por Stalin para exaltar el espíritu patriótico ruso ante la más que posible invasión por los nazis, luego llegó el tratado de no agresión entre los dos regímenes totalitarios, se retiro de la circulación el film para volver a las pantallas soviéticas cuando los alemanes pusieron en marcha la Operación Barbarroja. La película hay que encuadrarla en este contexto donde lo que se nos cuenta es el intento de invasión por parte del ejercito teutón de Rusia y como los pueblos piden la ayuda al príncipe Alexander Nevsky (Nikolai Cherkasov, el mismo que años después dio vida a Ivan El Terrible) para que los guie a la victoria sobre las hordas nibelungas, Alexander decide llevar la batalla al lago helado Peipus donde intentara aprovechar la orografía conocida en su beneficio. La cinta está marcado por su nítido mensaje, los malos malísimos son alemanes, o sea como los nazis, los vemos en medio de liturgias católicas y les acompañan en la contienda sacerdotes, o sea uno de los demonios del comunismo, la religión, Nevsky decide echar mano de los granjeros y agricultores para su ejército, lo que viene a ser el proletariado, la que se suponía la fuerza de Stalin. Eissenstein crea una obra magna donde el movimiento épico de masas es sublime, en el que demuestra ser un Maestro del montaje, donde se nos muestra la recreación de una batalla espectacularmente, una coreografía descomunal, todo ello acompañado por una banda sonora de Prokofiev magnífica, una Obra Maestra del cine, de la que han bebido muchos músicos, con un vestuario sobre todo de los alemanes antológico. Bestial resulta la escena de cuando los teutones han tomado una ciudad y departen su salvaje “justicia”, unos planos y un dominio de la fuerza de la imagen soberbia. Los diálogos y exaltaciones resultan algo pueriles, claramente maniqueos y enfocados sin ningún remilgo a su misión de exaltación nacionalista. Curioso es que los comunistas echaran mano de un religioso santificado para excitar al patriotismo. Recomendable a los que gusten films épicos con batalla. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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