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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia Barney Thompson es un torpe y tímido barbero que trabaja en una peluquería de Glasgow. Lleva una vida mediocre de soltero empedernido, se siente ninguneado en el trabajo y en casa, donde debe lidiar con una madre dominante. Su rutina sufre un cambio inesperado el día que su jefe le comunica que lo va a despedir por su incompetencia y por su mal talante con los clientes. Es entonces cuando un homicidio involuntario lo convierte en el ... [+]
18 de julio de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
126/09(11/07/16) Interesante debut en la dirección de un largometraje del actor escocés Robert Carlyle, una comedia negra de clásico estilo de humor británico que huele a las obras de la “Ealing” (“8 sentencias de muerte”, “El quinteto de la muerte” u “Oro en barras”). El guión es de Richard Cowan (“Una cabaña en el bosque”) y Colin McLaren (“Donkeys”), que adaptan el primero de una serie de siete libros de Douglas Lindsay con el protagonista Barney Thomson, enmarcando el relato en una excelente ambientación atemporal feista ciudad de Glasgow (lugar de nacimiento de Carlyle), allí se sucede una historia retorcida de asesinatos, cortes de pelo, descuartizamientos, tiovivos, bailes de ancianos, enredos, y situaciones disparatadas, que dan sentido y ritmo a un film tan agradable como inofensivo, tan sugerente como poco perdurable en la mente. Sobresale la delirante actuación de una desatada Emma Thompson.

Estamos en Glasgow, el protagonista es Barney Thomson (Robert Carlyle), un tipo asocial que trabaja que en una peluquería del barrio de Bridgetown. Tras la desaparición del hijo del dueño de la peluquería pasa a ser sospechoso de ser un asesino en serie, hay alguien en la ciudad que se dedica a matar a personas a las que luego descuartiza, mandando trozos a sus familiares. El inspector Holdall (Ray Winstone) de la Policía de Glasgow lleva el caso. La madre de Barney, Cemolina (Emma Thompson) tendrá mucha importancia en la historia, así como la detective jefe de Holdall, June Robertson (Ashley Jensen), el joven de él, MacPherson (Kevin Guthrie), y el pesado amigo de Barney, Charlie (Brian Pettifer).


Una comedia a ratos, con personajes disfuncionales bien delineados, con algunos buenos diálogos, con situaciones que van de lo chocante, a lo hilarante, pasando por lo absurdo. No es un film equilibrado pero resulta prometedor por si el novel realizador decide continuar, deja destellos de buen alumno de la escuela británica (la mencionada Ealing, sumada a los más actuales Martin McDonaugh o Danny Boyle), añadiendo elementos de Tarantino o los Coen, en el primero la violencia atávica influenciada del western, y en los hermanos lo concerniente al cinismo, a su humor retorcido, a la flema y patetismo de los protagonistas, de hecho Barney puede ser un remanente de Ed Crane de “El hombre que nunca estuvo allí” (2001), derivando en una miscelánea recomendable y atrayente. Tiene su fuerte la cinta en su imprevisibilidad, en que sabe sorprenderte, con lo que gana al espectador que se mantiene atento al siguiente giro argumental, y sobre todo una espectacular fuerza de la naturaleza en la actriz Emma Thompson. Todo evoluciona en un aire naif, burlón, jocoso, en la construcción de personajes al borde de la caricatura, en un una estructura donde se dan cita la psicopatía, el patetismo, las batallas intestinas policiales, la amoralidad, los problemas laborales en la madurez, en un mejunje del que se extraen buenas sensaciones.

En el relato hay momentos de risas, pero sobre todo de muecas de sonrisas, una simpática obra con la que pasaras un rato ameno, pero sin calarte, pero a la que le falta mala leche, mordacidad, arriesgar un poco para salirse de los lugares comunes. Hay humor ácido, agrio, grotesco, macabro, con sugestivos duelos actorales, los de Carlyle con Emma Thomson, o los de Ray Winstone con el propio protagonista. Una evolución salpicada de secuencias ingeniosas, pero en un todo orgánico irregular, no sabiendo a que tono decantarse, si por el de la comedia o el dramático, pasándose en algún momento de vuelta en su retorcimiento, además en su pese está un tramo final apresurado, hecho a empujones, aunque es impactante y turbador su descolocante clímax final, de claras resonancias a western mezclado con Tarantino.

Incluso puede ser visto el film como una superficial crítica social en cuanto a que el protagonista es la clase obrera que representa a las personas de 50 años fuera de lugar en su trabajo, y en este caso el jefe decide prescindir de él por sabia más joven, y entonces el obrero se rebela contra el deshumanizado capitalismo que tritura a la gente mayor a favor de carne fresca, pero esto en un análisis liviano.

Robert Carlyle está fenomenal en su rol de asocial en un mundo que no encaja, un pusilánime perdedor mangoneado por su madre, con un divertido exagerado acento escocés, tipo gris, anodino, un Don Nadie encarnado de modo vivaz. Emma Thompson es el alma del film, radiante en su papel de madre enérgica, socarrona, marujona, fumadora, ludópata, y con algún ”secretillo” divertidísima y muy carismática, con un fabuloso maquillaje que la envejece y que ella lo adorna con un excelente lenguaje corporal, con una voz singular, magnífica, curioso que de vida la madre de Carlyle, ella tiene 57 y él 55 años. Ray Winstone aporta carácter, contención, mesura, personalidad, estupendo actor, de los que llena la pantalla. Brian Pettifer como el raro amigo vestido siempre con smoking setentero y pajarita resulta inquietante en su a aparente escasez de inteligencia.

La puesta en escena resuylta notable, de cómo hacer intemporal una historia, con un buen diseño de producción de Ross Dempster (“2012”, “Infierno blanco” o “Godzilla”), rodándose en Glasgow, recreando una ciudad sórdida, triste, nublada, con calles semidesiertas, barrios obreros pobres, vehículos viejos, esto maximizado por la fotografía de Fabian Wagner (“Juego de tronos”, “Los demonios de Da Vinci” o “Victor Frankenstein”), con grandes angulares, con tonos mortecinos, emitiendo una Glasgow feista, ajada, cochambrosa, a esto se suma un score de galería de temas de los 50 y 60 que confieren un aire que contribuye a su atemporalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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