Basada en la detención de un espía ruso real, los hermanos Coen (de toda la vida unos grandes guionistas) y Matt Charman escribieron un fantástico guion original, nominado al Óscar. La película, un éxito de crítica y público, acumuló seis nominaciones, y se llevó sólo uno, a la excelente interpretación de Mark Rylance como secundario, cuya composición asombrosa del espía era Óscar (y también fue globo de oro) sí o sí.

La larguísima carrera de Steven Spielberg está repleta de títulos míticos, pero personalmente pocas veces me ha convencido tanto como aquí: la cinta es estupenda, y funciona como un reloj. Interesante, entretenida, de un gran nivel técnico, bien interpretada (con Tom Hanks como garantía al frente del reparto) y con un muy buen trabajo de recreación del Berlín de la guerra fría, fue una de las mejores películas de su promoción.