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Voto de Jefe Dreyfus:
6
Drama Massachusetts, años 80. Dicky Eklund (Christian Bale), un boxeador con talento pero conflictivo, intenta redimirse entrenando a su hermano menor. En sus buenos tiempos había sido el orgullo de su ciudad natal por haber tumbado una vez al campeón del mundo Sugar Ray Leonard; pero después vinieron los tiempos difíciles en los que se hundió en una peligrosa mezcla de drogas y delincuencia. Mientras tanto, su hermano Micky Ward (Mark ... [+]
17 de enero de 2012
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The fighter es uno de esos dramas/biopic/basado en hechos reales/superación personal/sueño americano, que tantas nominaciones y premios suelen reportar a sus responsables. La película que hoy nos ocupa, no obstante, consigue algo tan complicado como es que el espectador contemple, desde su cómoda butaca, como a uno de sus protagonistas le propinan la paliza de su vida hasta dejarlo prácticamente moribundo, que otro de sus personajes principales se pase la gran mayoría de la cinta drogado y fumando crack como un poseso y que, a pesar de ello, resulte de lo más entretenida e, incluso, divertida en varias ocasiones. ¿Magia? No, Hollywood. Y que conste que en esta ocasión no lo digo como algo negativo (al César lo que es del César).

Uno tiene la sensación de que hoy en día ya no basta con ser un buen actor, además se tiene que ser bueno eligiendo los papeles que se interpretan. En este particular arte, Christian Bale se ha erigido como un auténtico maestro. En la película interpreta al hermano perjudicado por las drogas y, una vez más, borda su papel, incluyendo uno de esos drásticos cambios físicos que tan bien se le dan (como ya hiciera en El maquinista). El otro caramelo de la película es el papel de la madre del protagonista, interpretada por una fantástica Melissa Leo. En el otro lado de la balanza encontramos a los personajes interpretados por Mark Wahlberg y Amy Adams, que no es que no estén bien, ni mucho menos, es simplemente que lucen bastante menos debido a que sus personajes son mucho más planos y, por qué no decirlo, soporíferamente plomizos, interpretando al joven boxeador y a la novia que le enfrenta con su familia. En la dirección encontramos a David O. Rusell, director de “marcianadas comerciales” del calibre de Flirteando con el desastre, Tres reyes y Extrañas coincidencias.

La película tiene un punto a favor tan evidente que termina cayendo por su propio peso: los dos personajes secundarios que les comentaba y que se terminan comiendo la película con patatas, logrando que la cosa mejore y suba bastantes enteros cuando cualquiera de los dos aparece en pantalla, acaparando toda la atención del espectador con su arrolladora personalidad. Dicho lo cual el punto flaco del film también termina quedando al descubierto: los personajes principales no terminan de estar a la altura, pecando de sosainas en más de un momento, metidos en una historia de amor y deporte que, no nos vamos a engañar a estas alturas, lo cierto es que no aporta nada nuevo que no hayamos visto antes. A pesar de lo dicho The Fighter dispone de la loable cualidad de entretener lo suficiente para que las dos horas de la cinta se pasen volando, resultando tremendamente efectiva, aunque echándole de menos, quizás, un mayor poder de convicción para emocionar al espectador, ámbito en el que, el film, termina cojeando en exceso.
Jefe Dreyfus
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