La película trata de un abogado que trabaja en un bufete que se dedica a que las grandes corporaciones hagan aún más dinero mediante métodos "legales". Pues bien, resulta que uno de esos abogados decide pasarse a defender a los que en su argot serían unos pringaos. La película describe muy bien quién tiene la sartén por el mango en este mundo en el que vivimos (describe una historia real) y, por eso, te hace caer en la depresión más absoluta, dado el exceso de realismo (casi se puede notar el paso de los años), la película no llega a engancharte con una historia que, contada de un modo algo más dinámico, podría haber dado un mejor resultado.