Un clásico con el que un niño tan solo puede disfrutar. No posee un gran argumento, pero su originalidad te evoca a viajar durante un rato a tu infancia. La película es un disfrute en muchos sentidos, pero todo el peso cae sobre el actor principal, sin él, no habría película.

La cinta hace soñar al espectador y disfrutar del humor más simple y sano.

¡Cuánto extraño a Williams! Hacía que pareciese fácil.