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7
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8.299
Aventuras
En la segunda mitad del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se hizo célebre por sus victoriosas campañas contra los musulmanes durante la reconquista del Reino de Valencia. Acusado injustamente de traición, Rodrigo mata en duelo al padre de Jimena, que lo rechaza y se encierra en un convento. Este es el punto de partida de numerosas peripecias: las intrigas del conde García Ordóñez, el desafío del rey Ramiro de Aragón y ... [+]
5 de junio de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta juzgar con dureza a esta película porque, teniendo en cuenta el momento en el que se estrenó y los medios que había por aquel entonces, debió haber resultado todo un peliculón. Hay poco que reprochar a la dirección de Mann, Charlton Heston aporta todo su carisma para construir un Rodrigo Díaz de Vivar sólido y creíble, los secundarios cumplen bastante bien y la ambientación y la fotografía son estupendos. Lo único que chirría un poco es Sofia Loren y su sobreactuada Doña Jimena.
Por lo tanto, pegas estrictamente 'cinematográficas', pocas. Ahora bien, la película fracasa completamente en lo tocante a captar el verdadero espíritu de un personaje como El Cid, casi tanto como las críticas de por aquí que incluyen las palabras "héroe nacional" y sandeces parecidas.
Rodrigo Díaz de Vivar fue un noble castellano de renombradas dotes militares y también una notable capacidad diplomática que le permitió sobrevivir a una situación personal bastante adversa: fue exiliado de Castilla por Alfonso VI y tuvo que buscarse la vida como mercenario allá donde pudo arrimarse. Demostró también una increíble habilidad política al salir reforzado de la práctica totalidad de sus empresas, terminando como heroico rey de Valencia. Sí, habéis leído bien: mercenario. Sí, equivale a matar por dinero y (ocasionalmente) saquear poblaciones campesinas. El hecho de poseer un gran sentido de la justicia y una fortísima lealtad respecto de su rey Sancho no era incompatible con ganarse las habas de la forma más digna posible cuando tu propio rey te echaba a patadas de tus tierras.
Para todo lo demás, spoilercard:
Por lo tanto, pegas estrictamente 'cinematográficas', pocas. Ahora bien, la película fracasa completamente en lo tocante a captar el verdadero espíritu de un personaje como El Cid, casi tanto como las críticas de por aquí que incluyen las palabras "héroe nacional" y sandeces parecidas.
Rodrigo Díaz de Vivar fue un noble castellano de renombradas dotes militares y también una notable capacidad diplomática que le permitió sobrevivir a una situación personal bastante adversa: fue exiliado de Castilla por Alfonso VI y tuvo que buscarse la vida como mercenario allá donde pudo arrimarse. Demostró también una increíble habilidad política al salir reforzado de la práctica totalidad de sus empresas, terminando como heroico rey de Valencia. Sí, habéis leído bien: mercenario. Sí, equivale a matar por dinero y (ocasionalmente) saquear poblaciones campesinas. El hecho de poseer un gran sentido de la justicia y una fortísima lealtad respecto de su rey Sancho no era incompatible con ganarse las habas de la forma más digna posible cuando tu propio rey te echaba a patadas de tus tierras.
Para todo lo demás, spoilercard:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El resto de personajes, aunque bien interpretados, responden a estereotipos bastante vacíos de contenido. Sancho es el clásico tontaina ambicioso e inocente (los acontecimientos que conducen a su asesinato bajo las murallas de Zamora son dignos de un episodio de Benny Hill). Alfonso es otro tontaina ambicioso e inocente manipulado por la perversa y conspiradora Urraca, que por si no había quedado claro que es la 'mala secundaria' de la película encima le cascan un cierto aire de relación incestuosa con su hermano. Y de García, el pobre y olvidado García que heredó Galicia, nadie se acuerda (como de costumbre).
Pero si Urraca es una antagonista de cartón piedra, qué decir de Ben Yussuf: un bufón todo vestido de negro que gesticula como un oligofrénico mientras suelta frases grandilocuentes por la boca ("¡primero, España! y luego... ¡¡¡el mundo!!!", jajajajajaja), comete increíbles actos de maldad suprema (sólo falta una escena donde estrangule a un gatito o algo parecido) y demuestra una increíble incompetencia a la hora de dirigir un asedio. Su muerte, arrollado por el celestial cadáver de un Cid que brilla y ciega a sus enemigos (sólo le falta disparar rayos láser por los ojos) pone la guinda a uno de los villanos más ridículos e involuntariamente autoparódicos de la historia del cine (empatado a puntos con el Voldemort de Ralph Fiennes).
Pero si Urraca es una antagonista de cartón piedra, qué decir de Ben Yussuf: un bufón todo vestido de negro que gesticula como un oligofrénico mientras suelta frases grandilocuentes por la boca ("¡primero, España! y luego... ¡¡¡el mundo!!!", jajajajajaja), comete increíbles actos de maldad suprema (sólo falta una escena donde estrangule a un gatito o algo parecido) y demuestra una increíble incompetencia a la hora de dirigir un asedio. Su muerte, arrollado por el celestial cadáver de un Cid que brilla y ciega a sus enemigos (sólo le falta disparar rayos láser por los ojos) pone la guinda a uno de los villanos más ridículos e involuntariamente autoparódicos de la historia del cine (empatado a puntos con el Voldemort de Ralph Fiennes).