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Voto de Alvaro Zamora Cubillo:
7
Drama Durante la Segunda Guerra Mundial Lacombe, un joven campesino cuyo padre está prisionero en Alemania y cuya madre se acuesta con su jefe, intenta ingresar en la Resistencia. Rechazado por el cabecilla local, ingresa por azar en la policía alemana. Con una capacidad asombrosa para amoldarse a lo que su nuevo puesto le exige, su vida cambia cuando se enamora de France, la hija de un sastre judío. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Lacombe, Lucien” (1974) de Louis Malle con Pierre Blaise, Aurore Clément, Thérèse Giehse, Holger Löwenadler, Jean Bousquet, Jean Rougerie, René Bouloc, Jacques Rispal, Stéphane Bouy, Ave Ninchi, Gilberte Rivet, Pierre Saintons, Cécile Ricard, Pierre Decazes, entre otros.
Drama bélico francés sobre la vida de un adolescente durante la ocupación alemana de Francia en La Segunda Guerra Mundial, donde el intercambio de colaboración por inmunidad y supervivencia definió el comportamiento ampliamente mayoritario de la población, y en Lucien, es una reflexión sobre la pérdida de la inocencia, ya que muestra cómo el orgullo herido y el aburrimiento le convierten en verdugo y traidor, y como sin demasiada motivación se convierte en héroe y mártir.
El cineasta no juzga su conducta reprobable, sino expone crudamente los hechos, ahondando en la realidad histórica y molesta.
El filme se basa en parte en lo que experimentó el director, por lo que cuestiona el heroísmo del compromiso con respecto a la posibilidad de las circunstancias, siendo fuente de controversia que llevará al autor al exilio de la Francia posterior a Charles de Gaulle.
Malle coescribió el guión con Patrick Modiano, entonces de 27 años, quien en 2014 fuera galardonado con El Premio Nobel de literatura, y construyen un personaje brutal y amoral, un superviviente que no es ni héroe ni villano, e indagan en el fascismo como realidad cotidiana y en la perturbadora banalidad del mal; por lo que nos tira a la cara la barbarie de ejercerlo por estupidez, poder o lo que es incluso peor, por pereza, por la comodidad de no pensar… eso hace que “Lacombe, Lucien” sea una película inquietante y triste sobre la supervivencia; siendo diferente a cualquier otra película de este tipo, pues pasa de tierna a despiadada en un suspiro, y de alegre a horrible igual de rápido; y todo se cuenta desde el punto de vista de los colaboradores, una pandilla de matones oportunistas que aterrorizan a ciudadanos comunes.
El personaje principal, Lucien, es un adolescente completamente desalmado, y de alguna manera a veces comprensivo y atraído por el atractivo de estos matones; por lo que muestra un desapego aterrador de todos los sentimientos, incluso del amor al principio, y ciertamente del respeto por la vida; y hay un indicio de que creció pensando que la vida humana era barata desde sus días cazando y matando animales sin pestañear, pero podría ser que la película muestra que tenía casi un trastorno, algo que lo hizo sentir insensible incluso para las cosas más comunes, inofensivas y vulnerables.
Y es que Lucien, como muchos, fue accidentalmente llevado a una situación para la que no estaba preparado; incluso no tenía los instrumentos culturales para comprender lo que estaba pasando, y fue arrastrado por la increíble gratificación de hacer lo que estaba haciendo, teniendo ahora lo que nunca ha tenido:
Amigos, estatus, reconocimiento, buena ropa, capacidad de intimidación y, sobre todo poder, por lo que ahora es un ser respetado y sobre todo temido, peligroso e impredecible; pero él no es un ser malo per se, es un oportunista con unos impulsos violentos que encontró en El Fascismo, la mejor forma de liberarlos y de desquitarse de tantas injusticias padecidas.
No obstante, la aparición de France, un nombre más que simbólico, hija de un sastre judío, toma algunos de los giros in/esperados…
El director, Louis Malle, leyenda del cine francés, y más tarde incluso del cine estadounidense, como resulta habitual aborda el conflictivo tema con una naturalidad absoluta, sin subrayados dramáticos, ni estridencias políticas, sin afán aparente de provocación; simplemente expone una realidad que por mucho que se oculte con otras realidades, coexistió con estas posturas; y su dirección resulta soberbia, utilizando con frecuencia la cámara de mano para dotar a su historia de un realismo cuasi documental, rodando en locaciones, a luz natural y con actuaciones naturalistas para dar a cada escena una credibilidad que es hermosa y extraña, especialmente combinada con la violencia hacia los animales.

SIGO EN LA ZONA DE SPOILERS POR FALTA DE ESPACIO
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alvaro Zamora Cubillo
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