Película muy pequeña con un argumento clásico de casas encantadas dirigido por Brian Avenet-Bradley (Dark Remains, 2005), el cual también se encarga de escribir el film, y Laurence Avenet-Bradley, que también desempeña la labor de fotografía, además, la película está protagonizada por Trista Robinson (The Human Race, 2013).

Tras heredar la casa de su abuelo cuando éste fallece de forma repentina, Alysa (Trista Robinson) regresa a la casa de su infancia para realizar las pertinentes reformas de cara a venderla en el futuro. A medida que comienza a empaquetar las pertenecias de su abuelo, algo extraño comienza a tener lugar en la vivienda. Incluso el pequeño ratón que Alysa tiene como mascota parece percatarse de ello. Antes de poder vender la casa, la joven mujer entiende que debe hacer frente al mal que acecha en ella.

Esta película cuenta con un presupuesto ínfimo que se nota, como es obvio, con unos actores que aunque cumplen, dejan que desear, unas localizaciones que se reducen a poco más que una casa que para más inri, es la casa donde viven los directores, y con la ausencia de cualquier efecto más allá de los típicos recursos artesanales para causar miedo. El punto más flojo del film es un guión plagado de todo tipo de tópicos, que si quitamos su retorcido giro final (el cual se intuye en parte desde casi el inicio de la cinta), queda en una película rutinaria. Dicho esto, una vez el espectador asume el tipo de film que esta viendo, Echoes of Fear resulta un entretenimiento pasable para el fan del terror, que da lo que uno espera sin ninguna sorpresa, y ofrece algún susto por el camino muy decente.

Aunque sea más de lo mismo y no sorprenda ni lo pretenda, Echoes of Fear tiene un mínimo de calidad que sirve para que el espectador pueda ver la película y conseguir pasar un buen rato.

Nota personal 5/10