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España España · Madrid
Voto de Darío:
6
Drama Narra los orígenes del líder militar francés y su rápido e imparable ascenso de oficial del ejército a emperador de Francia. La historia se ve a través de la lente de la relación adictiva y volátil de Napoleón Bonaparte con su esposa y único amor verdadero, Josefina. (FILMAFFINITY)

Estreno en Apple TV+: 1 de marzo 2024
20 de noviembre de 2023
285 de 329 usuarios han encontrado esta crítica útil
Napoleón se coloca sin duda como uno de los estrenos no de la temporada, sino del año. Ridley Scott es uno de los grandes directores de la historia del cine (padre de Gladiator, Blade Runner, Alien, American Gangster… casi nada), así que cualquier cosa que filme hay que mirarla, como mínimo, a través de la óptica del profundo respeto. Sin embargo, todo hay que decirlo: es un director quizá demasiado tendente a la grandilocuencia, a la exaltación, al mucho ruido y pocas nueces. Y en Napoleón no iba a ser menos.

Antes de nada: es imposible hacer un biopic perfecto. La mejor película biográfica es un documental, es el único medio capaz de acercarse al realismo de un personaje histórico. Y más si ese personaje es uno de los más importantes, controvertidos y cruciales de la historia de la humanidad, sin duda un hombre que marcó el devenir de Francia (y de buena parte del mundo). Y lo peor es que salgo del cine sin la sensación de haber visto algo acorde a esas expectativas. Me deja frío el Napoleón de Ridley Scott.

En general, hacer una película biográfica sobre un personaje histórico, por muchas licencias artísticas que le dejemos tomarse al director (y algunas cuesta digerirlas) es muy complicado, porque se suele caer en el simplismo y en el sesgadísimo retrato de una persona de la cual todos tenemos ya una idea preconcebida en la cabeza. Y digo más: se suele caer en la mala costumbre de convertir al personaje en una suerte de superhéroe al que le falta la capa y poder volar.

Rompo una gran lanza a favor de la película y es que, pese a su larga duración (2 horas y 38 minutos), es entretenida. El velocísimo hilvanado de escenas, no manteniendo ningún plano más que unos segundos, le resta profundidad pero hace que inevitablemente mantengas los ojos en la pantalla.

La música aporta mucho a lo anterior pues es intensa, bonita y construye mayor fondo dramático que el aportado por muchas otras imágenes. La base de piano le aporta un gran toque clásico, con piezas reconocibles que ayudan a avanzar y dar saltos en la historia de una a otra batalla o hito histórico. En las batallas es grande, elevada y épica, muy al epopéyico estilo de la película.

Otra apreciación bastante personal por mi parte: no puedo meterme en la vida del emperador de Francia, ambientada en Francia y con la enorme mayoría de personajes franceses en la que todos hablan inglés. Creo que se dice alguna frase en francés durante la película (y una es Vive la France!, menos mal). Me expulsa completamente de la historia y crea situaciones bastante cómicas como que estén hablando con un perfecto acento inglés (además, inglés americano) sobre un próximo ataque a los ingleses. Más cómico aún es ver al zar Alejandro I de Rusia negociando y entendiéndose en un perfecto inglés con Napoleón Bonaparte.

INTERPRETACIONES MÁS QUE CONVINCENTES

Para este intento de hazaña fílmica Scott cuenta uno de los mejores actores de su generación: Joaquin Phoenix. Era el perfecto para el papel por su facilidad y virtuosismo a la hora de interpretar personajes controvertidos, compungidos, histriónicos y oscuros, como ya hiciera en Joker, Gladiator (también con Scott), Her o la reciente Beau tiene miedo.

Lo cierto es que la interpretación de Phoenix es más que convincente, logra transmitir como mínimo una parte del conflictivo mundo interior del emperador más famoso de Francia. Su gesto de piedra, su mirada a veces perdida y sus ojos amenazadores o enamorados según la situación, además de una imponente expresión corporal, nos pintan un más que correcto Napoleón. Sin embargo, es difícil atravesar ese gesto y mirar en el interior, empatizar al fin y al cabo con un personaje tan hermético.

Le acompaña Vanessa Kirby como Josefina de Beauharnais, primera esposa de Napoleón y emperatriz de Francia, y, a la postre, el personaje más importante de la película y de la vida del emperador, pues sin ella “él no sería nada”. Mientras la interpretación de Phoenix supone un muro difícil de flanquear, la de Kirby logra transmitir algo más acerca de la única mujer que amó el emperador. Las escenas juntos transmiten buenas dosis de pulsión sentimental y de duelo interno en ambos, de amor y de odio, de necesidad y de repulsión, de lo que pudo ser y no fue.

Estamos ante una película que quiere ser grande, que quiere abarcar muchísimo y que al final queda algo desinflada por eso mismo. De nuevo, se trata de un espectacular blockbuster basado en un personaje histórico y como tal cumple porque entretiene, pero esta lejos de tocar ninguna fibra. Al final la película se mueve entre dos polos: el campo de batalla y la intriga palaciega. El campo de batalla es pura acción y cañonazos donde no vemos al verdadero estratega que fue Napoleón. Las intrigas palaciegas son bonitas de ver por sus decorados y nos pintan un personaje obsesionado, sin profundizar en ningún sentimiento.

Se trata del Napoleón particular de Ridley Scott, que vence muchas batallas y por momentos convence, pero a nivel dramático se queda corto. Con mucha pretendida épica y pocas dosis de alma.

Más detalles en la zona spoiler.

Crítica completa en https://masdecibelios.es/napoleon-ridley-scott-critica/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Darío
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