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Voto de GUSTAVO:
10
Drama. Bélico En el Japón medieval, el poderoso señor Hidetora decide abdicar y repartir sus dominios entre sus tres hijos. El menor considera que la idea es absurda y sólo servirá para causar problemas. Su padre, enfurecido, lo deshereda. Muy pronto descubrirá su error: la ambición hará que sus hijos mayores se enfrenten por el poder en una cruenta guerra. Se inspira en el drama de Shakespeare "El rey Lear". (FILMAFFINITY)
16 de setiembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Ran, que quiere decir “miseria” en japonés, Akira Kurosawa entrega su última y más costosa épica cinematográfica que marcó tendencias y estilos de la cinematografía actual.
La historia shakesperiana del rey Lear, adaptada al mundo feudal japonés, cae como anillo al dedo a los intereses del arte de Kurosawa.
El director privilegia las tomas largas, lejanas, para dar cuenta de la ambientación construida con entramados dentro de paisajes naturales y para introducir una peculiar puesta en escena: Kurosawa parece ser el titiritero de sus personajes quienes al igual que las marionetas, demuestran sus sentimientos y emociones de manera remarcada con el cuerpo y muy poco con el rostro. Ejemplos de esta propuesta se ven en casi todas las escenas pero se notan más cuando, además, hay una cámara fija de por medio.
No hay en todo el metraje de la cinta efectos especiales que hoy en día se utilizan para este tipo de producciones, como las que hizo por ejemplo John Woo en “Acantilado Rojo”. A cambio vemos un cine artesanal cuya magia proviene de la correcta utilización de los elementos del rodaje, especialmente de la dirección artística y de la fotografía, del montaje y la edición de sonido. Mención aparte merece la utilización del color. Kurosawa define personajes y escenas con este elemento, desde la reunión familiar de los Ichimonji hasta la entrega de la cabeza de la asesinada Sue, esposa legítima de Jiro, pasando por las túnicas de Hidetori, las armaduras de Taro, Jiro y Saburo o los diálogos en el castillo de Jiro teniendo el crepúsculo como telón de fondo. También es de destacar que en las escenas de muerte la sangre brota como lo harían los dibujos “anime” que utilizaría después con una estética especial, Quentin Tarantino.
Se observa también en muchas escenas la tendencia a la resolución teatral por el tipo de dirección que Kurosawa imprime y por la influencia de la tradición japonesa en el trabajo dramático.
Por otro lado, hay una secuencia notable muda pero con la banda sonora en su máxima expresión cuando se produce el ataque al primer castillo que evoca y parece rendir homenaje a Einsenstein, el director soviético que introdujo el cine de masas. Y la escena de la disposición de los soldados en el campo de batalla como una gran maqueta donde se intuyen las estrategias bélicas, tiene valor por sí misma.
Ran es una historia adaptada de varios personajes sobre las luchas por el poder territorial y estadual de los clanes familiares del Japón a la cual Kurosawa intenta darle un carácter universal y atemporal en forma de parábola maximalista sobre la ambición de poder, la traición, la lealtad, el amor filial, la venganza y el oscuro destino del hombre en una visión muy personalista del director donde la estrella es él mismo sin aparecer en ningún momento delante de la cámara.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
GUSTAVO
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