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Voto de ojocinefilo:
9
Cine negro. Drama Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
10 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una vuelta de tuerca a la degradación humana que ya había adelantado en anteriores peliculas.

De nuevo partimos de un hombre bueno, cotidiano, gris, que casi roza el patetismo en sus comportamientos. Al que van a arruinar su vida en un momento dado.

El director austriaco nos presenta a seres viles, sin moral alguna. Y no intenta entederles ni justificarles, simplemente nos muestra hasta donde pueden llegar y como arrastran a todos los que le rodean.

Y frente a ellos el personaje de Robinson, que poco a poco ve como todo se desmorona, sin poder y casi sin querer hacer nada por evitarlo. Pocas veces se ha presentado la maldad de manera tan extraordinaria.

Las actuaciones son espectaculares, los tres bordan sus personajes. Todos atados a obsesiones que les llevarán a la ruina: Robinson por Bennett, Bennett por Duryea, Duryea por el dinero.

De nuevo Lang dirige con esa pulcritud y metodismo que le caracteriza. Viendo la película uno tiene la sensación de que todo está en su lugar cuando tiene que estar y como tiene que estar.

La sensación de ahogo, de estar encerrados en un callejón sin salida es constante. La fotografía, esos planos picados, todo nos sumerge en la negrura de la historia.
ojocinefilo
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