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España España · O Carballiño
Voto de odaesu:
8
Thriller. Drama. Romance Shanghai, 1942. La ciudad está ocupada por los japoneses. La señora Mak, una mujer rica y sofisticada, recuerda cómo empezó todo en 1938. Su verdadero nombre no es Mak, sino Wong Chia Chi. Poco antes de estallar la II Guerra Mundial (1939-1945), su padre huyó a Inglaterra y la dejó en China. Era estudiante universitaria y conoció a Kuang Yu Min, que acababa de fundar una compañía de teatro para fomentar el patriotismo. Wong Chia Chi se ... [+]
13 de enero de 2009
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo te quiero, y lo hago con todas mis fuerzas, con las pocas que tengo, con las pocas que me has dejado.

Yo te amo, a pesar de las adversidades, que son muchas, de los inconvenientes, que se cuentan por millares, y de la opacidad de las mentes que nos rodean.

Yo te extraño cuando no estás, cuando estoy triste y te necesito a mi lado, cuando la violencia y el odio me atosigan, y los miedos se adueñan de mi cama.

Yo te deseo, de la forma más violenta y más dulce que te puedas imaginar, porque lo más hondo de mis entrañas rige mis pensamientos, cada día más oscuros y más sucios, más tristes y más desesperados.

Yo te odio, porque tu mirada me condena al ostracismo y tu silencio devora mis esperanzas. Te odio por todas las madrugadas que me has hecho estar despierto, y por todos los engaños que has tejido alrededor de mis pies.

Yo te temo, y lo hago de una manera sobrehumana, porque eres algo más y menos que el vacío, un dulce recobijo rodeado por aguas turbulentas.

Yo te anhelo, porque a tu lado he sido feliz sin que tú lo supieras, mientras jugábamos a ser libres de verdad, a mentirnos mutuamente y a ocultar nuestros sentimientos.

Yo te espero tirado en un barranco mientras me devoran los chacales, y recuerdo el triste sueño, ¿te acuerdas? Aquel en el que me veía arrastrado por el medio de la plaza dejando tras de mi una hilera de sangre. Ahora sé lo que significaba: deseo, peligro. Pero ahora ya es tarde para arrepentimientos, la bala ha cruzado mi cabeza y mi cuerpo va perdiendo poco a poco su entereza, para dar lugar a una amalgama de vísceras y sentimientos ocultos, que marcará el inicio del fin de una ironía tan ilustrativa como dolorosa.

Suena nuestra canción y sí, realmente desearía que estuvieras aquí, pero haberme puesto en peligro es el culpable de toda esta desgracia, una épica historia silenciosa ambientada en el fulgor de una batalla entre mentalidades opuestas, un frívolo capricho adolescente pergeñado en los albores de una madurez escurridiza, un amor tan prohibido como hipnótico, tan trágico como desesperado. Algo ha salido mal, y no, ya no te puedo oír en la distancia, a miles de millas de la tierra, mientras me ahogo en una cápsula que me lleva al infinito y de la que no me atrevo a salir por miedo a flotar de una manera muy extraña y así convertirme, en una pieza fácil para una segunda cacería.

Debí haber hecho caso a las señales que me avisaban del peligro. Te pido perdón por haberme equivocado, por haberme inventado fuegos de artificio, por haber clavado tu mirada en mis ojos y por todo el dolor que he causado por creer en algo destinado a morir antes de nacer, como consecuencia de un deseo irrevocable y una soledad destructiva. Espero que seas capaz de perdonarme ahora que la bala ya ha caído al suelo y los alaridos han dado paso a un silencio perpetuo, tuyo y mío. Shangai se diluye ante mis ojos, y los muertos parapetados a mi lado se derrumban. Yo te quería, y aún lo hago.
odaesu
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