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España España · Málaga
Voto de gableleig:
4
Drama Inglaterra, siglo XVI. La reina Isabel I Tudor (Cate Blanchett) debe enfrentarse no sólo a la traición de su propia familia, sino también a los conspiradores que tratan de arrebatarle el trono. Isabel es consciente de lo beneficioso que es para la Corona inglesa el hecho de que el Rey de Inglaterra sea, al mismo tiempo, el jefe supremo de la Iglesia Anglicana. El Acta de Supremacía de 1534, promulgada por su padre, Enrique VIII, había ... [+]
15 de abril de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La leyenda negra sigue viva en el imaginario de la pérfida Albión, y prueba fehaciente de ello es la presentación de esta película en pleno siglo XXI. Al cine hay que reconocerle muchas virtudes, pero entre ellas no se encuentra la de servir como “apuntes” de historia. La historia, mal que le pese al que no le gusta leer, está en los libros. Y en la arqueología, en los seminarios, en las universidades, en el urbanismo olvidado de nuestras ciudades. Pero no en el cine. En primer lugar, una película carece de la duración temporal necesaria para hacernos conocedores de un hecho histórico, sus causas y consecuencias. Puede presentarlo, exponerlo a grandes rasgos, pero nunca pretender explicarlo y hacerlo comprender. Por otro lado, la presentación de estos hechos suele ser parcial, escasa y, lo que es peor, tendenciosa. Cate Blanchett no hace el papel de la Reina Virgen, sino de una heroína de limpias intenciones y corazón bondadoso, acosada por la egoísta ambición de un Felipe II que actúa cual Mefistófeles con rosario. Se olvida el director, el guionista y hasta el apuntador que el monarca más poderoso de la tierra no podía actuar de otra manera a como lo hizo Felipe II. ¿Acaso no han actuado así todos los “emperadores” mundiales, desde Octavio a Bush? Y, centrándonos en el caso inglés, ¿han olvidado los ingleses sus actitudes imperialistas decimonónicas, influidas por ideologías tan dañinas como el jingoísmo? Lo que hace falta es más historia y menos prozac, parafraseando malamente aquel magnífico título, y no el adoctrinamiento falsario de que hacen gala películas como esta. Por cierto, el vestuario, magnífico.
gableleig
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