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España España · valencia
Voto de el feroz:
8
Comedia. Romance En 1911, embajadores de toda Europa acuden a Londres para asistir a la coronación de George V y la reina María. Uno de estos enviados pertenece a la embajada del reino de Carpatia y no es otro que el propio regente del país, el Gran Duque Carlos. En su primera noche en la capital británica, el Gran Duque decide visitar el Coconut, un cabaret en el que actúa como corista la señorita Marina. (FILMAFFINITY)
27 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine y el teatro, un profesional que se precie debería tener, cuando menos un carácter "bifacético", que le permita sorprender, incluso asombrar a aquéllos que esperan verlo en "pagos" muy distintos de los expresados, y en esta difícil singladura, a veces se acierta y otras no. Un público español acostumbrado, o mejor aún, "malacostumbrado", debió en su momento quedar incrédulamente atónito, al sorprender a Alfredo Landa, incorporando, por obra y gracia de Garci, a una especie de trasunto a la madrileña, de Sam Spade, pero en definitiva estupendamente interpretado. Más estupor debió aún causar , el sorprender a un Jose Luis López Vázquez haciendo las veces de siniestro inquisidor en esa rara y estimable joyita española que fué "akelarre" de Pedro Olea, sobre todo si se tiene en cuenta que por aquel entonces casi alternaba este rodaje, con las "Nacionalidades" de Berlanga.

En ese sentido, y llevando el asunto "ultramar", Un Olivier, acendrado caballero del "West end" londinense, curtido en lo mejor de Shakespeare y Oscar Wilder, puso toda la carne en el asador, para dirigir e interpretar una comedia, con todo el ribete de "alta comedia americana", en plan "esto será muy fácil, para quien ha interpretado a Hamlet", y lamentablemente, la cosa le vino grande. A él, por supuesto, que no a su "partenaire".

Quizás, el problema de la adaptación de Terence Rattigan, no es que Olivier estuviera mal, (El nunca lo está, al menos no del todo, incluso fuera de sus habituales géneros...El problema, para él, es que Marilyn estuvo inmensa en su interpretación de la "show girl" más deliciosa de todos los tiempos, y, como quien no quiere la cosa, se merendó con patatas, y sin dificultad alguna, al actor protagonista, pese a las agrias discusiones generadas a los largo del rodaje, por la indisciplina y falta de compromiso de la diva.

Monrroe, trajo de nuevo a la pantalla la exquisita, (en su línea) versión personal de la "foxie blondie", de una manera absolutamente sublime, incorporando a esa "imagen" legendaria que ya había sido marca distintiva de Alice Faye, o Betty Gable, toda la maravillosa personalidad que ella y sólo ella era capaz de destilar, superrando con creces a sus predecesoras.

Ni siquiera, Olivier tuvo la perspicacia de comprender, que su "partenaire" era no sólo lo mejor de la película, sino el mayor acierto de "casting" que pudo tener en su vida el legendario actor, con la elección de un actriz capaz de dar en la comedia, notas altísimas, y una auténtica lección magistral de buen hacer, para un género en que ya había demostrado ser maestra insuperable cuando interpretó a la sensacional Pola en "How to marry a millonaire" regalando al público dosis "extra" de picardía, sensualidad e hilarante ritmo, tras unas gafas de miope.

Una película, que no es la obra maestra de su género (¿Qué habría hecho Cukor de haber estado detrás de las cámaras? Eso se queda para el imaginario colectivo.) pero gracias a sus secundarios, su elegante puesta en escena, y sobre todo, la excelsa Marilyn, la cual llegó casi a superarse a si misma tras interpretar maravillosamente un papel parecido en "bus Stop" de Joshua logan) hacen todo ello de este film un muy agradable pasatiempo para tener en la videoteca particular. Marilyn nunca envejece.
el feroz
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