Poltergeist 2015 (por diferenciarla), o como utilizar de forma abusiva el "spin off" para arruinar lo que ya estaba creado. (Y bien creado)

Si en la anterior poltergeist Tobe Hooper jugaba con los miedos del espectador a través de "lo insinuado" abriendo las puertas del mundo interior por medio de las sugerentes imágenes, sin renunciar a lo explícito en los 20 últimos minutos de su metraje, los cuáles, por otra parte constituían un auténtico alarde de hallazgos cinematográficos capaces de crear escuela, Gil Kenan por el contrario, prescinde de prolegómenos de presentación para dar al respetable, miedo convencional del "de ahora", en el que los por qués son lo de menos.

Sin contar siquiera con esa fotografía casi sicotrópica propia del cine de los 80, que contribuía no poco a escarbar en los miedos de la mente, La Poltergeist de Kenan, es, en el mal sentido, la de los tiempos modernos con profusión de sustos (a veces más molestos que aterradores) y explosión de personajes zómbicos en la línea "creepshow" pero, bien infografiados, vengan a cuento o no. (Si son espíritus, ¿Por qué aparecen con la semblanza de cuerpos descompuestos y cosas así...?

El final abrupto del film, parece la despedida y cierre de un director que no cree en su proyecto y decide cortarlo de golpe, o bien sencillamente la consecuencia del agotamiento del presupuesto para poner más monstruos y cadáveres. Total nada.

Un desperdicio de tiempo, sólo ligeramente superior a las infumables secuelas de su predecesora. (Pero esa es ya otra historia...)