Un bombero es testigo de como su mujer y su hijo mueren en un atentado terrorista, pronto ira en busca de los responsables con el propósito de vengarse.
Tiene un comienzo impactante y enérgico, no exento de cierta emotividad, que lamentablemente no llega a ser creíble, por la leve aportación interpretativa que ofrece Arnold Schwarzenegger, que en esos momentos andaba más centrado en lanzarse a la política.
En el momento que el bombero decide tomarse la ley por su mano y viaja a Colombia para adentrarse en la selva, pierde mucha credibilidad, ofreciendo una trama inverosímil apoyada en diversas secuencias de acción, que mantienen el interés.
El hecho que el protagonista, sea un bombero, permite a Arnold ofrecer su musculatura y hacer que no desentone en su papel, logrando que los métodos y soluciones que encuentre el personaje principal a los momentos de tensión, vayan acordes con sus habilidades y conocimientos de bombero.
La historia presenta personajes sencillos y lineales, que encajan con los tradicionales estereotipos.
Pretende sorprender llegado el momento de su conclusión, algo que queda en un intento frustrado, puesto que un espectador avispado, puede anticiparse a lo que va a ocurrir, incluso antes que el propio Schwarzenegger.
A pesar de todo y de ser una obra menor en la filmografía del viejo Arnold, no deja de tener el espíritu de acción necesario para salvarse de la quema.