Ambiciosa, poderosa, violenta, sangrienta, densa, pretenciosa, aparatosa, irregular, plomiza, cuidada y grandilocuente producción apoyada en una premisa básica y sencilla de una venganza, para desarrollar y recoger los cambios vividos en la sociedad de Nueva York.
Martin Scorsese, vuelve sobre el cine que le dio a conocer, apostando por una historia aparatosa y densa, en la que desarrolla la típica trama de venganzas y rencores, con la que descolocar al público.
Scorsese, se apoya en un apartado técnico excepcional y consigue recrear los tiempos más violentos y sangrientos de las diferentes bandas de la sociedad de Nueva York y lo hace sin cuidar su trabajo en la sala de montaje, Un montaje permisivo con los tiempos, haciendo que la película caiga en lo reiterativo y pesado.
Solo la poderosa y arrebatadora interpretación de Daniel Day- Lewis, consigue salvarse de la quema. Su personaje y su interpretación es lo más poderoso y magnético que se deja ver en esta obra catastrófica y decepcionante de su director.
Scorsese, hace lo que quiere y se olvida de ofrecer un buen entretenimiento para sus seguidores, llegando a decepcionar en muchos aspectos.