Haz click aquí para copiar la URL
España España · Complutum
Voto de Pableras:
4
Comedia. Drama Doug y Abi son dos padres normales que tienen tres hijos encantadores aunque muy excéntricos. Cuando el estrés de ser padres pone en peligro su estabilidad mental y su matrimonio, deciden realizar un viaje a Escocia con sus hijos. Allí participarán en una gran reunión familiar y se reencontrarán con Gordie, el increíblemente extravagante padre de Doug. Sin embargo, lo que prometían ser unas vacaciones para la reconciliación pronto se ... [+]
1 de junio de 2015
33 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si de algo no se le puede acusar a 'Nuestro último verano en Escocia' (Andy Hamilton & Guy Jenkin, 2014) es de engañar al espectador. Ya desde su mismo (y, a priori, esperanzador) tráiler nos muestran que sus directores, también guionistas de la cinta, pretenden ni más ni menos que insuflar buen rollo a la platea a toda costa. Tras más de dos décadas pululando por televisión, con la serie 'Outnumbered' (2007) como máximo éxito, se mudan a la pantalla grande con esta bienintencionada historia en la que aúnan todos los ingredientes de la fórmula, a saber: familia disfuncional con divorcio a la vista, abuelo enrollado y enfermo con pie y medio en la tumba, hermano estirado que reúne a la familia con motivo del ¿último? cumpleaños de su padre... Todo perfecta y milimétricamente calculado y, cómo no, previsible, lo cual no sería un problema (grave) si Hamilton y Jenkin añadieran algo más al cóctel. No comienza mal la andadura de estos personajes abocados al desastre familiar, con sus locuras intermitentes y las inocentes pillerías e imprevisibles ocurrencias del trío de infantes que son los hijos de la pareja protagonista (a su vez perfectos reflejos de lo que los adultos fueron y perdieron), pero pronto empiezan a vérsele las costuras al asunto y la sombra de la duda se cierne sobre el espectador incrédulo, constatando que, como mucho, podrá el film alcanzar el estatus de cine simpático, aunque a todas luces menor. Unas costuras que fácilmente se deshilachan, y no por llevar uno puestas las gafas de crítico estricto, intransigente y, por qué no, amargado, sino por su débil andamiaje.

No tiene un servidor problema alguno en darse un feliz chapoteo de buenos sentimientos de vez en cuando, aun sabiendo que le están vendiendo la moto, pero sí que pido cierto nivel cinematográfico, nivel que no alcanza este film por muchas yardas. La realización es pobre, diríase que perezosa, y desemboca en una fotografía sin personalidad que saca nulo provecho de sus excelentes localizaciones, siendo algo casi imperdonable que dos británicos no sepan capturar la magia única de las Tierras Altas, y de la poética del fin de los tiempos (de cada uno). Tampoco ayuda el montaje, sin cadencia ni ritmo, que convierte a la película en una sucesión de escenas a menudo caprichosas que oscilan entre el drama y la comedia alocada. Todo esto provoca que la narración, más firme en su inicio, devenga torpe, inconsistente, generando muy a menudo la sensación de que muchas secuencias duran más de lo que deberían, contrastando con el hecho de que otras tantas son zanjadas abruptamente por la vía rápida. No posee aliento épico ni lírico, los actores parecen casi todos desubicados, atrapados en clichés y planos estereotipos, y sólo su comicidad, que funciona medianamente bien a lo largo del metraje, podría llegar a salvar una cinta que, hacia el final, va perdiendo los papeles hasta que los directores abandonan el timón y la historia, definitivamente, se les va de las manos.

Tiene el corazón en su sitio pero no posee un talento acorde a él, un cerebro unitario capaz de ordenar los sentimientos que vagan sin rumbo por sus entrañas. No puede (o debería) caer(me) mal esta película porque, al menos, es innegable que su mensaje es tierno, incluso necesario, lo cual no es moco de pavo en nuestros tiempos de continua y tristemente aleccionadora moralidad (aquí incluso se atreven a decir que la muerte es el final y punto, bravo) y tampoco es malo en absoluto que la gente se recree en estas emociones aunque sólo sea durante hora y media. Habla, además, de un tema tabú como es la enfermedad y la muerte con alegría y sin golpes bajos, y no elabora un discurso rancio sobre la familia unida, ande o no ande, lo cual es muy de agradecer. De igual manera, estas buenas intenciones quedan empañadas por una peligrosa tendencia hacia la más cursi y obvia sensiblería, que alcanza altas cotas de azúcar en su final, un pastel hecho celuloide sólo apto para (muy) golosos de la lágrima fácil. Parece que hubieran querido hacer una película de despedida como 'Despertando a Ned' (Kirk Jones, 1998), y no lo digo sólo porque use la maravillosa canción 'Fisherman's Blues' de The Waterboys con cierta insistencia, pero lejos, muy lejos queda de aquella olvidada joya irlandesa. Prefiero otras cintas similares como la española 'La torre de Suso' (Tom Fernández, 2007), que siendo bastante acomodaticia e igualmente obvia y previsible lograba conmover y divertir con algo más que llana complicidad para el gran público.

www.asgeeks.es/movies/critica-de-nuestro-ultimo-verano-en-escocia-despertando-a-gordie/
Pableras
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow