Pueden venderla como una película de intriga, pero no es más que un alegato contra la utilización de la energía nuclear. Tal vez por eso me he llevado un tremendo chasco con "El síndrome de China". Y ello, pese a contar con un teórico solvente reparto. Sin embargo, por muy "divina de la muerte" que esté Jane Fonda, que Michael Douglas parezca un "hippie" rebelde antisistema y que Jack Lemmon aporte su veteranía con la misma seriedad con que era capaz de hacernos reír, la trama es demasiado monótona y carece de "chicha"; y encima con un montón de tecnicismos que sólo aportan tedio. Como digo puede funcionar para la denuncia social, pero no para entretener al espectador.
Mi nota: Aprobado justito.