Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Daniel:
2
Thriller. Acción Perdita Durango es una mujer joven y peligrosa. Cada noche sueña con un jaguar que lame su cuerpo desnudo y se acuesta a su lado. Morena, sexy y muy descarada, lo suyo es aprovecharse del prójimo y vivir a tope, arrastrando con cierto orgullo un pasado bañado en sangre y extrañas pasiones. (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que el autor de la novela original se basó, en principio, en dos personajes reales: Adolfo de Jesús Constanzo "el padrino o el narco satánico de Matamoros", y Sara Aldrete Villareal "La madrina". El tal Adolfo era un cubano santero que practicaba una mezcla de santería y sacrificios aztecas, llegando a asesinar a trece personas o más, que luego descuartizaba para hervir sus órganos en una olla, todo como parte del ritual que practicaba. En todo era secundado por "la madrina", mejicana que estudió Educación física. Adolfo, cuando iba a ser detenido hacia 1989, fue tiroteado por uno de sus secuaces, parece ser que a órdenes suyas, y la madrina parece que intentó negar su colaboración y pasar como víctima, pero quedó claro que era amante y cómplice criminal del otro, y fue condenada a perpetua. Actualmente, octubre de 2017, sigue encerrada en un penal mejicano.

Sin embargo, esta película se aparta completamente de la historia de estos repulsivos personajes reales, y crea otros dos muy distintos, que parecen malillos al principio y luego se van humanizando. La película está llena de detalles arbitrarios como atropellos de coche porque el guionista lo dice, y otros recursos "peliculeros" tan mal mezclados que ya no se sabe si es una de mafias, una de terror o una comedia. Barden es un buen actor, pero aquí no entra ni con calzador, con ese habla y esas expresiones del foro madrileño años noventa. Además, va resultando que su personaje, ese santero y presunto asesino sin escrúpulos, pues es un tío culto y admirador de Burt Lancaster. Qué barbaridad. Igualmente, la música en una película debe ser en todo momento consecuente con el estilo de la misma, y aquí no se les ocurre nada mejor que poner una de las más exquisitas composiciones de J.S. Bach para acompañar la escena en que el capo supremo está ordenando traiciones y muertes. Esto no sólo es un desacierto desde el punto de vista dramático, sino casi una falta de respeto a algo tan ajeno a estos personajes como la música de Bach. Si se puede poner cualquier música (aunque sea porque la está escuchando uno de los personajes) igual le podrían haber puesto canciones rusas o cantos tiroleses. Es una película mal hilvanada en la que guionistas y director claramente se pierden. Alex de la Iglesia lo hizo mucho mejor en películas posteriores.
Daniel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow