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Drama
En los años 40, finalizado el conflicto de la Guerra Civil Española, una familia abandona el campo y emigra a Madrid con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, la vida en la ciudad es cruel y está llena de desengaños y penalidades. Manuel, el padre, encuentra trabajo en una fundición, pero no puede soportar el ritmo de trabajo. Pepe, el hijo mayor, se dedica a turbios asuntos relacionados con el estraperlo. ... [+]
13 de noviembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘’Surcos’’ es una película española estrenada en 1951 y dirigida por José Antonio Nieves Conde. Es un drama que podríamos enmarcar dentro del neorrealismo y trata sobre el éxodo rural que se vivió en España durante la posguerra y sus consecuencias.
Una familia emigra del campo a la gran ciudad, en este caso Madrid, con la promesa de trabajo fácil y bien pagado y muchos avances. Sin embargo, el panorama que se encuentran al llegar a la capital es desolador: colas de parados que buscan trabajar aunque sea un día, mujeres y ancianos buscando sacar unas monedas vendiendo cigarrillos, golosinas o cualquier cosa, policía persiguiendo a los vendedores ambulantes que apenas sacan beneficio, ricos que se hacen más de oro jugando con el estraperlo usando a hombres desesperados para que corran los riesgos a cambio de una nimia parte de los beneficios… En resumen una España que vive una posguerra muy dura, donde la miseria y la pobreza corrompen a una sociedad donde la única manera de prosperar es pisotear al vecino, socio, empleado o a cualquiera con tal de salir del agujero.
Nos encontramos con un reparto coral: un padre y una madre ya ancianos que emigran con 2 hijos y 1 hija a la ciudad. Desde el primer momento ya tienen problemas de espacio y deciden que la hija, que es muy joven, vaya a servir en una casa para así tener una boca menos que alimentar. Comienza a trabajar en casa de una señora de ‘’dudosa moral’’, donde conoce al Chamberlán, un adinerado hombre que saca grandes beneficios en el mercado negro y goza de reputación. La joven hija de los campesinos siempre ha soñado con los lujos de la ciudad y la vida de artista, por lo que una noche, maravillada por los vestidos de la mujer en cuya casa sirve, se pone su ropa con tan mala suerte de romperle una media de seda. La mujer la despide enseguida pero el Chamberlán, seducido por su juventud y belleza, le promete una gran carrera artística como cupletista.
El hermano mayor, Luís Peña, se busca la vida en la ciudad y acaba trabajando como estraperlista para el Chamberlán. Conoce a una mujer castiza madrileña a la que su novio, ‘’El Mellao’’, maltrata. El joven tiene una pelea con el Mellao y finalmente se va a vivir con la chica madrileña como pareja. Los dos pasan muchas fatigas y ella constantemente presiona al chico para que prospere y gane más dinero, amenazándolo con marcharse de nuevo con el Mellao.
El hermano menor de la familia no consigue encajar en la ciudad, y, vendiendo una cesta en una feria, es asaltado por un ladrón y acaba perdiendo la cesta sin vender nada. Cuando llega a casa todos le reprochan su inutilidad y el chaval se va de casa, enfadado con todos y harto de sentirse inútil, decidido a encontrar el modo de ganarse la vida.
El padre, un hombre ya mayor, intenta también vender caramelos a los niños como vendedor ambulante. Su buen corazón, no obstante, le hace regalar a un niño un caramelo, y este simple gesto nos muestra el gran contraste entre la ciudad y el campo, entre la gente generosa y los buitres que buscan desesperadamente cualquier cosa para poder sobrevivir: la noticia se extiende por el parque y vemos como cientos de niños acaban acorralando al hombre, todos ellos sin dinero y pidiendo caramelos. En ese momento aparece un guardia y todos los niños se van corriendo, ya que el hombre no tiene licencia para vender en la calle, por lo que debe pagar una multa.
Tras esto el hombre va a trabajar a una fábrica pero, en una impresionante escena que recuerda a ‘’Tiempos Modernos’’ de Chaplin y su crítica a la industrialización, vemos como la monotonía, el aire irrespirable, el ritmo frenético de la cadena de montaje y el humo que se acumula en la nave cerrada es demasiado para el hombre acostumbrado a respirar aire limpio y trabajar en el campo, y acaba desmayándose.
Con el padre ya dado por vencido y el hijo menor desaparecido, las historias de Luis Peña y Marisa de Leza se enlazan: el Chamberlán sólo busca aprovecharse de la joven y tras llevarla a cantar un cuplé a un club de la época, lo hace y luego la deja tirada. Su hermano, que trabaja como estraperlista y es el chófer del Chamberlán, acude a casa de éste a reprocharle lo que ha hecho y obligarle a apechugar y casarse con su hermana. En este momento, como en muchos otros durante el film, vemos de nuevo enfrentadas la mentalidad rural con la urbana (quedando siempre esta última como la peor, la más abyecta): al Chamberlán la idea de casarse con la chica le parece ridícula, irrisoria, algo anticuado y estúpido. Los dos hombres discuten y el Chamberlán le dice que se acabó trabajar para él, por lo que los dos últimos miembros de la familia con posibilidades de ganar dinero quedan también sin fuente de ingresos.
Una familia emigra del campo a la gran ciudad, en este caso Madrid, con la promesa de trabajo fácil y bien pagado y muchos avances. Sin embargo, el panorama que se encuentran al llegar a la capital es desolador: colas de parados que buscan trabajar aunque sea un día, mujeres y ancianos buscando sacar unas monedas vendiendo cigarrillos, golosinas o cualquier cosa, policía persiguiendo a los vendedores ambulantes que apenas sacan beneficio, ricos que se hacen más de oro jugando con el estraperlo usando a hombres desesperados para que corran los riesgos a cambio de una nimia parte de los beneficios… En resumen una España que vive una posguerra muy dura, donde la miseria y la pobreza corrompen a una sociedad donde la única manera de prosperar es pisotear al vecino, socio, empleado o a cualquiera con tal de salir del agujero.
Nos encontramos con un reparto coral: un padre y una madre ya ancianos que emigran con 2 hijos y 1 hija a la ciudad. Desde el primer momento ya tienen problemas de espacio y deciden que la hija, que es muy joven, vaya a servir en una casa para así tener una boca menos que alimentar. Comienza a trabajar en casa de una señora de ‘’dudosa moral’’, donde conoce al Chamberlán, un adinerado hombre que saca grandes beneficios en el mercado negro y goza de reputación. La joven hija de los campesinos siempre ha soñado con los lujos de la ciudad y la vida de artista, por lo que una noche, maravillada por los vestidos de la mujer en cuya casa sirve, se pone su ropa con tan mala suerte de romperle una media de seda. La mujer la despide enseguida pero el Chamberlán, seducido por su juventud y belleza, le promete una gran carrera artística como cupletista.
El hermano mayor, Luís Peña, se busca la vida en la ciudad y acaba trabajando como estraperlista para el Chamberlán. Conoce a una mujer castiza madrileña a la que su novio, ‘’El Mellao’’, maltrata. El joven tiene una pelea con el Mellao y finalmente se va a vivir con la chica madrileña como pareja. Los dos pasan muchas fatigas y ella constantemente presiona al chico para que prospere y gane más dinero, amenazándolo con marcharse de nuevo con el Mellao.
El hermano menor de la familia no consigue encajar en la ciudad, y, vendiendo una cesta en una feria, es asaltado por un ladrón y acaba perdiendo la cesta sin vender nada. Cuando llega a casa todos le reprochan su inutilidad y el chaval se va de casa, enfadado con todos y harto de sentirse inútil, decidido a encontrar el modo de ganarse la vida.
El padre, un hombre ya mayor, intenta también vender caramelos a los niños como vendedor ambulante. Su buen corazón, no obstante, le hace regalar a un niño un caramelo, y este simple gesto nos muestra el gran contraste entre la ciudad y el campo, entre la gente generosa y los buitres que buscan desesperadamente cualquier cosa para poder sobrevivir: la noticia se extiende por el parque y vemos como cientos de niños acaban acorralando al hombre, todos ellos sin dinero y pidiendo caramelos. En ese momento aparece un guardia y todos los niños se van corriendo, ya que el hombre no tiene licencia para vender en la calle, por lo que debe pagar una multa.
Tras esto el hombre va a trabajar a una fábrica pero, en una impresionante escena que recuerda a ‘’Tiempos Modernos’’ de Chaplin y su crítica a la industrialización, vemos como la monotonía, el aire irrespirable, el ritmo frenético de la cadena de montaje y el humo que se acumula en la nave cerrada es demasiado para el hombre acostumbrado a respirar aire limpio y trabajar en el campo, y acaba desmayándose.
Con el padre ya dado por vencido y el hijo menor desaparecido, las historias de Luis Peña y Marisa de Leza se enlazan: el Chamberlán sólo busca aprovecharse de la joven y tras llevarla a cantar un cuplé a un club de la época, lo hace y luego la deja tirada. Su hermano, que trabaja como estraperlista y es el chófer del Chamberlán, acude a casa de éste a reprocharle lo que ha hecho y obligarle a apechugar y casarse con su hermana. En este momento, como en muchos otros durante el film, vemos de nuevo enfrentadas la mentalidad rural con la urbana (quedando siempre esta última como la peor, la más abyecta): al Chamberlán la idea de casarse con la chica le parece ridícula, irrisoria, algo anticuado y estúpido. Los dos hombres discuten y el Chamberlán le dice que se acabó trabajar para él, por lo que los dos últimos miembros de la familia con posibilidades de ganar dinero quedan también sin fuente de ingresos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En esta situación tan delicada Luís Peña decide dar un último golpe por su cuenta, mientras aún tiene acceso al coche del Chamberlán: pide ayuda a sus colegas de fechorías pero éstos se la niegan por miedo a represalias del Chamberlán. Finalmente acude solo una noche a la carretera donde se encaramaba a los camiones que entraban con sacos de mercancía a Madrid para luego racionar entre la población, y va tirando sacos a la carretera para ponerlos en la cuneta y luego recogerlos todos con el coche. En el primer camión no hay problemas pero al subir al remolque de segundo se encuentra con un vigilante con el que inicia una brutal pelea con el camión en movimiento. Es una escena espectacular en la que los dos hombres combaten en silencio y sólo escuchamos el ruido del motor del camión que se mueve en medio de la noche. Luís derriba al otro hombre pero éste saca una pistola y le dispara, teniendo que saltar Luís del camión en marcha y quedando gravemente herido.
Al mismo tiempo, el Mellao visita a la novia de Luís y conocemos la verdad: el Mellao ha dado el soplo a la policía, y estaban esperando al joven campesino. Justo cuando se va a llevar a su ex-novia llega, malherido, Luís. Los dos hombres se pelean pero el Mellao, aprovechando que su rival se encuentra cansado y herido, lo derriba y golpea con una llave inglesa, dejándolo inconsciente y casi muerto. La chica huye y el Mellao sale a la calle persiguiéndola. Llega entonces al garaje el Chamberlán, que al ver a Luís en el suelo pidiéndole ayuda y teniendo su vida en las manos, mete a éste en el maletero, lo lleva a un puente sobre las vías del tren y lo arroja, inmisericorde, al vacío. En una escena que podría formar parte de cualquier film de cine noir observamos al sin escrúpulos Chamberlán observando las vías mientras el plano oscuro se va ocultando tras el humo que deja el tren al pasar sobre el cadáver.
Termina muy mal esta película: los padres, con un hijo muerto, otro desaparecido y una hija deshonrada, deciden volver al pueblo, sabiendo también que enfrentarán las risas y comentarios de todos los vecinos.
‘’Surcos’’ es una película durísima, descorazonadora, implacable, violenta, en la que una familia busca la piedad y la bondad pero no se encuentra en nadie de la ciudad. Es curioso también que el film fuera declarado de interés nacional cuando pinta un retrato tan desolador de la España franquista de la posguerra: una España miserable, injusta (la policía del estado detiene y multa a los pobres que intentan sacar apenas dos pesetas de beneficio recorriendo las calles de Madrid y luego tolera a sinvergüenzas de alto peso como el Chamberlán), corrupta y oscura, muy oscura. Es por esta temática que decíamos que podríamos considerar esta una obra neorrealista (hay de hecho un guiño a esta corriente cinematográfica, en el que uno de los personajes tras venir del cine a ver ‘’lo que está de moda, el neorrealismo’’, dice a su acompañante que es estúpido ir al cine a ver desgracias y dramas en lugar de a ver fastuosas y ricas imágenes que te alegren el día) aunque también por seca, ruda y violenta, por sus estallidos y su fotografía sombría, podríamos decir que tiene un toque noir.
Al mismo tiempo, el Mellao visita a la novia de Luís y conocemos la verdad: el Mellao ha dado el soplo a la policía, y estaban esperando al joven campesino. Justo cuando se va a llevar a su ex-novia llega, malherido, Luís. Los dos hombres se pelean pero el Mellao, aprovechando que su rival se encuentra cansado y herido, lo derriba y golpea con una llave inglesa, dejándolo inconsciente y casi muerto. La chica huye y el Mellao sale a la calle persiguiéndola. Llega entonces al garaje el Chamberlán, que al ver a Luís en el suelo pidiéndole ayuda y teniendo su vida en las manos, mete a éste en el maletero, lo lleva a un puente sobre las vías del tren y lo arroja, inmisericorde, al vacío. En una escena que podría formar parte de cualquier film de cine noir observamos al sin escrúpulos Chamberlán observando las vías mientras el plano oscuro se va ocultando tras el humo que deja el tren al pasar sobre el cadáver.
Termina muy mal esta película: los padres, con un hijo muerto, otro desaparecido y una hija deshonrada, deciden volver al pueblo, sabiendo también que enfrentarán las risas y comentarios de todos los vecinos.
‘’Surcos’’ es una película durísima, descorazonadora, implacable, violenta, en la que una familia busca la piedad y la bondad pero no se encuentra en nadie de la ciudad. Es curioso también que el film fuera declarado de interés nacional cuando pinta un retrato tan desolador de la España franquista de la posguerra: una España miserable, injusta (la policía del estado detiene y multa a los pobres que intentan sacar apenas dos pesetas de beneficio recorriendo las calles de Madrid y luego tolera a sinvergüenzas de alto peso como el Chamberlán), corrupta y oscura, muy oscura. Es por esta temática que decíamos que podríamos considerar esta una obra neorrealista (hay de hecho un guiño a esta corriente cinematográfica, en el que uno de los personajes tras venir del cine a ver ‘’lo que está de moda, el neorrealismo’’, dice a su acompañante que es estúpido ir al cine a ver desgracias y dramas en lugar de a ver fastuosas y ricas imágenes que te alegren el día) aunque también por seca, ruda y violenta, por sus estallidos y su fotografía sombría, podríamos decir que tiene un toque noir.