Ayer descubrí a un director del cual nunca había oido hablar: Jean Becker. Y lo hice viendo una de sus películas: "Mis tardes con Margueritte".
Tengo que reconocer que la empecé a ver con cierto escepticismo; no sabía nada de ese director ni había oido hablar de esta película, pero me encanta Depardieu, y eso me atrajo.

Hay que verla relajada, en silencio, casi diría que mejor sola, y disfrutando de cada frase, de cada gesto, y te va llevando poco a poco, en calma, hacia la relación, al principio extraña, de un hombretón pueblerino, ignorante en cultura, pero no en sentimientos, lleno de sencillez y amor hacia la vida y la gente; y una viejecita de estructura débil, pero fuerte de corazón.
Ella le hace abrir los ojos hacia el mundo de las palabras: los libros, la lectura. Y él descubre que no es tan tonto, tan patán, ni tan zafio como él cree y como los demás: sus amigotes de bar, su madre incluso, se empeñan en hacerle ver .
Entre ellos dos se crea un lazo, no sólo de amistad, sino de amor, cariño, admiración entre dos personas y todo gracias a la lectura.

Son los personajes lo que te hace enamorarte de esta película; que empieza bien, y termina mejor.
Estoy segura, lo prometo, que a partir de hoy me veré todo lo que caiga en mis manos de Jean Becker; estupendo, magistral director y sus historias.

Y voy a terminar con una frase con la que termina también la película:
"En las historias de amor no siempre hay sólo Amor; a veces no hay ni un "te quiero" y, sin embargo, QUEREMOS.

Un saludo a todos-as.