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Voto de Rick el acomodador:
10
Drama. Romance Rafael es un carnicero estéril que lleva una vida triste y solitaria. Un día auxilia a Marina, una muchacha tuerta a la que su novio estaba apaleando. Además, la aloja en su casa, aun sabiendo que está embarazada. Muy pronto, ambos se plantean cumplir un sueño que hasta entonces les parecía imposible: formar una familia. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ricardo Franco sabe contar historias. Ha sabido siempre, pero esta le ha salido bordada. La cuenta con la convicción del que la ha contado muchas veces y sabe que así gusta. Que emociona. Que al terminar, le vamos a pedir “Otra, otra…” Esto hay quien lo llama oficio, y está muy bien.

Se trata de una historia cotidiana de las que tienen que ocurrir dos por barrio cada lustro. Con personajes tan de la calle como un carnicero, un expresidiario y una pobre huérfana metida a chica de arrabal.

Se ha dicho que Antonio Resines está soberbio. Me alegro por él. Yo creo que se pone al servicio de una obra soberbia. Rafael, el carnicero, es un hombre tranquilo y comprensivo. Un manso con un pasado traumático. Seco, tímido, solitario… y Resines lo interpreta contenido, lo compone creíble, acorde con el cuento.

Maribel Verdú encarna a Marina, una muchacha herida en lo más hondo y en la superficie. Una tuerta que ve mejor de lo que cree. Una cría abandonada que siempre ha querido tener una familia. Ella también sirve a la historia con oficio, y esta se erige como la única protagonista.

Tal vez Daniel, el expresidiario, sea el papel más destacable. Por histrión y por menos cotidiano. En él, Jordi Mollá ha debido componer con menos de sí mismo y con un plus de arriesgada creación, al borde de la exageración, en el filo de la sobreactuación. Y en las primeras escenas llegas a temerte lo peor. Hasta que el personaje te acaba envolviendo en su realidad bizarra, y en cada chiste, en cada mirada, en cada frase, en cada sonrisa, se va haciendo persona real. Y aunque trágicamente, acaba siendo el verdadero papel bombón de esta pequeña gran película.

“La Buena Estrella” tuvo una excelente acogida en la 50ª edición del Festival de Cannes, donde obtuvo la Mención Especial del Jurado. Ricardo Franco firma guión y dirección, y demuestra haber sido uno de los cineastas españoles con el ojo más tierno y duro a la vez. No podemos olvidar su “Pascual Duarte” de 1976. Fueron sus ojos, precisamente, su mayor preocupación en aquellos años:

“Mi visión no es normal. Es muy particular, y puede haber influido en La Buena Estrella. Tengo la sensación de que me he acercado más con la cámara, a los actores, que antes, y por ello he tenido que moverla más…” “Y es curioso porque yo veo muy bien de cerca, y a partir de los tres metros, pero mi percepción del mundo es más estrecha, más limitada. No veo detalles.”

A Ricardo Franco le pareció muy sugestivo conseguir hacer creíble que tres personas muy normales, de un nivel cultural bajo, sin inquietudes artísticas ni intelectuales, llegasen a una convivencia “triangular”… “…hablar de la vida y los deseos de un carnicero y de dos productos de orfanato. Me encantó esa idea”

Y a nosotros tu película.

¡Otra, otra…!
Rick el acomodador
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