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Voto de Jlamotta:
7
6,8
61.135
Aventuras. Drama. Fantástico. Intriga
París, años 30. Hugo (Asa Butterfield) es un niño huérfano, relojero y ladrón que vive entre los muros de una ajetreada estación de trenes parisina. Nadie sabe de su existencia hasta que le descubre una excéntrica niña (Chloë Moretz) junto a la que vivirá una increíble aventura... (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás pensé que vería juntas las palabras "cine familiar" Y "Martin Scorsese" en una misma frase. Cualquier persona que haya seguido con un mínimo interés la carrera del director ítaloamericano se tuvo que haber quedado de piedra cuando se enteró de que el bueno de Marty realizaría una película para toda la familia basada en una novela infantil de gran éxito. Lógicamente, cada director sabe como quiere o puede llevar su carrera y la del genio director de Casino es cuanto menos gloriosa. Pero, ¿Qué ocurre cuando las ambiciones artísticas están supeditadas a las económicas y viceversa? ¿Por qué hizo Scorsese Shutter Island, The Aviator o The Departed? Son grandes películas pero con un perfil altamente comercial (echar un vistazo a los carteles de las tres, con el careto de Di Caprio como único y descarado reclamo publicitario) impidiendo así que su cine setentero le gane la batalla al de los años 2000. Es decir, es imposible volver a ver un Taxi Driver, Raging Bull o Mean Streets siguiendo la tónica general de su organizada carrera. Así es y será siempre el auténtico Martin Scorsese, el que salpicaba la pantalla con sangre, redención, catolicismo, gánsters, autodestrucción y dolor. No el conocido por la generación actual, visto casi como un llavero del (gran) Di Caprio. Aquellas películas significaron el despertar de una época junto con los Spielberg, Lucas, Coppola, De Palma, Penn, Cimino y, desafortunadamente, todos son subvencionados ahora por el ente al que criticaban (Hollywood), están arruinados o, en el caso de Cimino, tan desquiciado que se cambió de sexo.
A pesar de todo, Scorsese es la persona más indicada para dirigir Hugo, ya que se trata de una carta de amor al cine clásico, al de los orígenes, del que él siempre se ha declarado un apasionado admirador. De todos es sabida su generosa labor como rescatador de films que parecían perdidos y su innegable calidad como documentalista. De hecho, recurriendo a A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies o My Voyage to Italy, maravillosos documentales sobre sus referencias cinéfilas que le han influenciado no solo en su carrera como director sino como persona, uno se pregunta si no hubiera estado más cómodo desarrollando este proyecto como documental en lugar de film de ficción, puesto que en las escenas con Georges Méliès se percibe un tratamiento narrativo y visual diferente al del resto del metraje, disfrutando al máximo cada fotograma dedicado al mago y cineasta francés. En mi opinión, él (Méliès) y no Hugo debería haber sido el protagonista de la historia desde el principio, apostando así por un melodrama postrado hacia la inmensa figura del hoy muy olvidado cineasta galo. En cambio tenemos a Hugo, un niño huérfano al que siempre vemos a punto de embarcarse en una genial aventura (al menos eso reza el engañoso tráiler) sin que se llegue a producir nunca el anunciado carrusel de emociones.
A pesar de todo, Scorsese es la persona más indicada para dirigir Hugo, ya que se trata de una carta de amor al cine clásico, al de los orígenes, del que él siempre se ha declarado un apasionado admirador. De todos es sabida su generosa labor como rescatador de films que parecían perdidos y su innegable calidad como documentalista. De hecho, recurriendo a A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies o My Voyage to Italy, maravillosos documentales sobre sus referencias cinéfilas que le han influenciado no solo en su carrera como director sino como persona, uno se pregunta si no hubiera estado más cómodo desarrollando este proyecto como documental en lugar de film de ficción, puesto que en las escenas con Georges Méliès se percibe un tratamiento narrativo y visual diferente al del resto del metraje, disfrutando al máximo cada fotograma dedicado al mago y cineasta francés. En mi opinión, él (Méliès) y no Hugo debería haber sido el protagonista de la historia desde el principio, apostando así por un melodrama postrado hacia la inmensa figura del hoy muy olvidado cineasta galo. En cambio tenemos a Hugo, un niño huérfano al que siempre vemos a punto de embarcarse en una genial aventura (al menos eso reza el engañoso tráiler) sin que se llegue a producir nunca el anunciado carrusel de emociones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Desde luego no es defecto de Asa Butterfield, realizando una labor admirable dando vida a Hugo, si no del guión de John Logan, incapacitado para conseguir que el personaje me interese como protagonista absoluto de la trama. Y es que el verdadero talón de aquiles de la cinta es un libreto algo disperso y descuidado, carente de alma y entidad propia. Su estructura no ayuda mucho, ya que el intercambio de protagonismo entre los personajes es brusco, sin transición que suavice el efecto y olvidando tramas y personajes aparecidos al principio para centrarse en un Méliès y esposa (estupenda Helen McCrory) totalmente desaprovechados. Y es que el desarrollo de personajes tampoco destaca, quedándose tan solo en un trazado inicial de cada uno del que depende en demasía del talento del actor que lo encarne (más como abandono de Logan que por iniciativa de los actores). Por ejemplo, la supuesta comicidad que Sacha Baron Cohen intenta otorgar a su rol choca frontalmente con la rigidez general de un guión encorsetado. Para que se entienda, es querer dar pinceladas de Borat en un campo de concentración nazi. Es imposible que la comedia sea comedia si el entorno/ambiente no es propicio para ello. Aquí poco tiene que decir un Scorsese que solo se ha zambullido en el género cómico con la esplendida After Hours (humor negrísimo) y la injustamente infravalorada The King of Comedy.
Por otra parte, lo que nunca falla es la dirección del ganador del Óscar por The Departed (mientras que Taxi Driver, Raging Bull o Goodfellas mordieron el polvo con Rocky, Gente Corriente o Bailando con Lobos...), abriendo el film con un travelling bestial, imprimiendo su habitual ritmo y un uso del 3D clásico a modo de homenaje a los años 30, época en la que más éxito obtuvo este formato (totalmente loable si se usa de forma tan espectacular como demostró Bay en Transformers 3 o en la última entrega de Harry Potter). Como viene siendo habitual, el apartado técnico es sobresaliente con los asiduos Richardson, Schoonmaker y Shore aportando su maestría habitual. Una verdadera lástima que la brillante, ilusionante, nostálgica y emocionante media hora final sea tan diferente al resto de la película, ya que de haber sido así la competencia entre The Artist y Hugo hubiera tenido más sentido del que en realidad tiene. Si hubieran dejado las riendas interpretativas en manos de Kingsley en lugar de condenarlo al apartado final otro gallo le hubiera cantado a Scorsese en su carta fílmica de agradecimiento a Méliès. Yo me quedo con otro homenaje (documental) a un grande injustamente denostado por los condicionantes de su época como es A letter to Elia, dedicado al excepcional director Elia Kazan, donde Scorsese se mueve como pez en el agua sin ningún tipo de atadura comercial.
Por otra parte, lo que nunca falla es la dirección del ganador del Óscar por The Departed (mientras que Taxi Driver, Raging Bull o Goodfellas mordieron el polvo con Rocky, Gente Corriente o Bailando con Lobos...), abriendo el film con un travelling bestial, imprimiendo su habitual ritmo y un uso del 3D clásico a modo de homenaje a los años 30, época en la que más éxito obtuvo este formato (totalmente loable si se usa de forma tan espectacular como demostró Bay en Transformers 3 o en la última entrega de Harry Potter). Como viene siendo habitual, el apartado técnico es sobresaliente con los asiduos Richardson, Schoonmaker y Shore aportando su maestría habitual. Una verdadera lástima que la brillante, ilusionante, nostálgica y emocionante media hora final sea tan diferente al resto de la película, ya que de haber sido así la competencia entre The Artist y Hugo hubiera tenido más sentido del que en realidad tiene. Si hubieran dejado las riendas interpretativas en manos de Kingsley en lugar de condenarlo al apartado final otro gallo le hubiera cantado a Scorsese en su carta fílmica de agradecimiento a Méliès. Yo me quedo con otro homenaje (documental) a un grande injustamente denostado por los condicionantes de su época como es A letter to Elia, dedicado al excepcional director Elia Kazan, donde Scorsese se mueve como pez en el agua sin ningún tipo de atadura comercial.