Sigo sin comprender el afán de Hollywood por sacar constantemente secuelas o remakes de películas originales que no necesitan mejora ninguna, como La Bruja de Blair original o aquella sueca maravillosa de "Déjame entrar", que se cargaron vilmente a través de un refrito con más sangre, más vísceras y niños más guapos pero sin nada nuevo ni mejor que aportar. El único aliciente, quizá, es llegar al público más joven de las nuevas generaciones, es decir, hacerles más tontos aún con productos facilones y mascaditos para ellos, incapaces, parece ser, de acudir a las fuentes originales, siempre más provechosas.

Igual de innecesaria que aquel sonrojante remake de "Psicosis", hecho con los mismos propósitos que he expuesto.