Satisfacción. Ese es mi estado de ánimo al ver esta película de Gibson, ante el que me descubro porque ha sido capaz de ofrecerme dos de las mejores películas que he visto: ésta y "Braveheart". Visualmente es impactante y aunque la he visto en una pantalla de TV de 42", lamento no haberla podido ver en una buena pantalla de cine. Las escenas son duras y reales (ja,ja,ja, a los que hablan de cine gore), y el desconocido reparto lo borda.
Pero además estoy muy satisfecho porque aprecio que el sentir general sobre la película es muy positivo (lo que por otra parte me sorprende), aunque evidentemente hay los cenizos de siempre (no quiero ni saber lo que les gusta a los que la han valorado con un 1). Tengo la suerte de que mis "almas gemelas" han coincidido plenamente conmigo y creen haber visto una obra maestra.
Acabaría con un comentario sobre una crítica de un lumbreras: "película ágil, extraordinaria, entretenida y visualmente insólita", comenta E. Rodríguez Marchante para ABC, y le da una nota de 3 sobre 5 (que es lo mismo que 6 sobre 10). Pues macho, ¿qué tiene que tener una película para que la pongas un 8? Llega mi hijo de 11 años y me da la solución: la película ha de ser superágil, superextraordinaria, superentretenida y visualmente superinsólita. Seré tonto, y yo no había caído en ello.