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Documental
En 1976, Karen y Barry Mason pasaban una época dura hasta que contestaron a un anuncio de Los Angeles Times. Larry Flynt buscaba distribuidores para su revista Hustler Magazine. Aunque este hecho empezó como algo anecdótico, los Mason acabaron convirtiéndose en promotores de la comunidad LGBT a través de su tienda, Circus of Books. Una década después se convertirían en los mayores distribuidores de porno gay de Estados Unidos. (FILMAFFINITY) [+]
24 de abril de 2020
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humm... Tengo muchas emociones encontradas. Vayamos por partes.
Cuán genial puede ser que tus padres: hayan tenido el más grande local de venta de películas porno gay de su época, que tu madre sea una ferviente religiosa, que la tienda justo ahora esté en plena decadencia y por cerrar; y que encima te dediques al cine. Bueno, podría ser todo mucho mejor si fueras una persona LGBT, pero justo ese hijo era otro. Y a nivel emocional/argumental éste es el primer y gran pecado de la película.
Una persona heterosexual, por más afinidad que pueda tener con el colectivo LGBT+ no entiende, no puede transmitir la tristeza desesperante de la aparición del VIH, ni la soledad de "salir del closet". Esta carencia de pasión en estos temas, no se debe a que no existan (aunque la toma de la directora llorando ante un testimonio puede ser una exageración y manotazo de ahogado para demostrar implicancia en el tema) sino a que no son canalizados correctamente. Es como esos documentales, en donde algune director se va a África o a Gaza y en 15 días tiene un documental sobre la vida en esos lugares. Pues no, rodearte de personas gays no te hace gay. Queda ultra demostrado este punto en la parte en que muestra la foto de su hermano como si se tratara de alguien que murió. Y no murió, sólo sucede que es gay.
Si bien este rasgo representa el primer error, lo considero el más importante, porque terminó afectando la totalidad del film. El no saber canalizar el relato, lo terminó divagando en las mil aristas que surgen durante la película. Abarca muchos temas, generando una fluctuante emocionalidad en el espectador (el conejillo de indias soy yo debo aclarar) que es poco natural. El climax precipitado, el inicio débil y el final predecible. En términos cinematográficos diría que es el montaje quién debería ajustarse, aunque signifique un replanteamiento total del film.
Cuán genial puede ser que tus padres: hayan tenido el más grande local de venta de películas porno gay de su época, que tu madre sea una ferviente religiosa, que la tienda justo ahora esté en plena decadencia y por cerrar; y que encima te dediques al cine. Bueno, podría ser todo mucho mejor si fueras una persona LGBT, pero justo ese hijo era otro. Y a nivel emocional/argumental éste es el primer y gran pecado de la película.
Una persona heterosexual, por más afinidad que pueda tener con el colectivo LGBT+ no entiende, no puede transmitir la tristeza desesperante de la aparición del VIH, ni la soledad de "salir del closet". Esta carencia de pasión en estos temas, no se debe a que no existan (aunque la toma de la directora llorando ante un testimonio puede ser una exageración y manotazo de ahogado para demostrar implicancia en el tema) sino a que no son canalizados correctamente. Es como esos documentales, en donde algune director se va a África o a Gaza y en 15 días tiene un documental sobre la vida en esos lugares. Pues no, rodearte de personas gays no te hace gay. Queda ultra demostrado este punto en la parte en que muestra la foto de su hermano como si se tratara de alguien que murió. Y no murió, sólo sucede que es gay.
Si bien este rasgo representa el primer error, lo considero el más importante, porque terminó afectando la totalidad del film. El no saber canalizar el relato, lo terminó divagando en las mil aristas que surgen durante la película. Abarca muchos temas, generando una fluctuante emocionalidad en el espectador (el conejillo de indias soy yo debo aclarar) que es poco natural. El climax precipitado, el inicio débil y el final predecible. En términos cinematográficos diría que es el montaje quién debería ajustarse, aunque signifique un replanteamiento total del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Sobran los recursos. El padre es un ser adorable que creó efectos especiales para Star Trek y 2001:Odisea en el Espacio (can you believe it?!), en la tienda trabajó nada más y nada menos que Alaska (una de las drag queens más famosas del mundo), logró entrevistar, en lo que seguramente será una de las últimas apariciones públicas, al legendario Larry Flynt... Y tras ver la película, todo eso se diluye. Si hubiera sabido esta información de antemano, hubiera visto el film con unas espectativas imposibles de llenar con el producto final.
PERO no soy una persona imparcial. Y aunque el ritmo y los tempos de la película rompieron algunas secuencias, me emocioné. Quizás no funcione de la misma manera para alguien que sea hetero, o no esté pasando momentos de resquebrada sentimentalidad en esta cuarentena. Me importa un bledo. No la voy a recomendar, porque creo que hay documentales y cintas del género mucho mejores, pero ninguna deja de ser necesaria. Las minorías LGBT+ hemos pasado por mucho, como así demuestra mediocremente este film. Celebro que este tipo de contenido exista en Netflix, y aunque una niña blanca heterosexual de familia acomodada debería hacer documentales sobre uñas postizas o lo que sea que defina su existencia, intentar tirar luz sobre una problemática que no deja de ser actual, se agradece.
La próxima vez podría ofrecerle a su hermano codirigir o algo.
Otro tema aparte es el golpe que constantemente le dan al surgimiento del Internet. Sobre cómo arruinó el negocio de sus padres, el de los directores de cine porno y la industria de los DVDs, revistas y VHS. A ver, hija, estás estrenando tu documental en Netflix ¿Con qué autoridad despotricas contra el internet?
PERO no soy una persona imparcial. Y aunque el ritmo y los tempos de la película rompieron algunas secuencias, me emocioné. Quizás no funcione de la misma manera para alguien que sea hetero, o no esté pasando momentos de resquebrada sentimentalidad en esta cuarentena. Me importa un bledo. No la voy a recomendar, porque creo que hay documentales y cintas del género mucho mejores, pero ninguna deja de ser necesaria. Las minorías LGBT+ hemos pasado por mucho, como así demuestra mediocremente este film. Celebro que este tipo de contenido exista en Netflix, y aunque una niña blanca heterosexual de familia acomodada debería hacer documentales sobre uñas postizas o lo que sea que defina su existencia, intentar tirar luz sobre una problemática que no deja de ser actual, se agradece.
La próxima vez podría ofrecerle a su hermano codirigir o algo.
Otro tema aparte es el golpe que constantemente le dan al surgimiento del Internet. Sobre cómo arruinó el negocio de sus padres, el de los directores de cine porno y la industria de los DVDs, revistas y VHS. A ver, hija, estás estrenando tu documental en Netflix ¿Con qué autoridad despotricas contra el internet?