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Argentina Argentina · Córdoba
Voto de francosar:
9
Thriller. Drama Inspirada en la historia real del fiscal Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a contrarreloj y bajo constante amenaza, a los altos mandos de la sangrienta dictadura militar argentina (1976-1983) en el llamado Juicio a las Juntas de mediados de los años 80. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2022
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varias cosas que decir. La primera, a modo de aclaración prelliminar, será que nunca me gustaron las películas de juicios, o el estilo de subgénero que representan estos filmes. Desde 12 Angry Men hasta las más recientes, todas me resultan aburridas, casi un ejercicio burocrático, consecuente a un proceso penal de cualquier índole ¿Por qué me sometería a tortura semejante?
Y acá entra en juego una palabra que escuché mucho en relación a Argentina, 1985: que se trata de una película
"Necesaria". Y es que no sé si el resto del mundo estará al tanto, pero este país fue el primero, y uno de los poquísimos en juzgar a sus represores militares. Represores, cuyo accionar viene siendo vanagloriado por un sector de pusilánimes con muchísima llegada social en la actualidad, sobre todo a una clase aspiracional e ignorante del pueblo argentino, bastante mayor al que me gustaría. Ese mismo sector es representado en la película, incluso con la brecha generacional que existe al día de hoy. Hablamos de un "nunca más" que continúa siendo oportuno, ahora tan importante como en 1985.
Este rasgo actual, y a la vez histórico, me genera ira cuando veo opiniones negativas o puntuaciones bajas por personas ajenas a la historia argentina. Me reúso a pensar que alguna envidia al ver morir a sus dictadores libres, y por causas naturales, genere desazón en compañeros hispanohablantes. Pero al mismo tiempo, se trata de una de las películas nacionales mejor logradas (en cuanto a recursos audiovisuales) de los últimos años. Y con mejor logradas, me refiero al canon hollywoodense. Esto le da una plataforma y un alcance grande, muy a mi pesar. Y no lo digo por querer que como país generemos nuestro propio lenguaje cinematográfico, sin mirar tanto a una industria que cada vez tiene menos que ofrecer, sino porque habilita todo tipo de juicio sobre un film, que difícilmente será comprendido en su totalidad en otras latitudes.
Estoy intentando dejar de pensar esta película en relación a la actualidad y a lo que significa. No me sale. En un momento, casi al final, luego de un discurso conmovedor, toda la sala aplaudió. Nadie que se respete aplaude en el cine, en donde probablemente ninguno de sus realizadores se encuentre presente, y ese aplauso se pierda en la nada, significando nada más que una exteriorización absurda de placer, pero acá fue distinto. Este aplauso fue un signo político. Fue un pronunciamiento. Fue adherir a un discurso que hizo temblar a quienes arrebataron la libertad de un pueblo, y en la actualidad amenaza con volver (aunque por momentos les interese más parecerse a Gokú o imitar a Queen).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
francosar
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