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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
7
Drama A finales de los 70, Jack Horner, un director de cine porno que considera su trabajo una forma de arte descubre a Eddie Adams, un joven ingenuo que desea triunfar y que tiene unas características físicas muy adecuadas para ese tipo de cine. Eddie cambia su nombre por el de Dirk Diggler, se adapta inmediatamente a nuevo estilo de vida y pronto se convierte en una gran estrella del porno. (FILMAFFINITY)
15 de setiembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un recorrido histórico por el mundo de la industria pornográfica, un negocio donde lo importante era el tamaño…, un universo lleno de risas y lágrimas, sangre, sudor, y sobre todo semen y mucho sexo sin rasurar. Todo ello narrado con brío y gran acierto para estar hecho por un cineasta que contaba con sólo 26 años. Una película descaradamente amena, que no cae en juicios morales, virtuosa en su estilizada narrativa, que sostiene los planos secuencia hasta lo imposible con brillantes “travellings”, y que con relativa cotidianidad, convierte el universo del porno en un entrañable ambiente sórdido pero a la vez lleno de encanto, ridículo y sublime, lamentable y necesario. El cineasta evita caer en la falsa nostalgia, ofreciéndonos una fantasía personal, sin ser tampoco, la biografía oficial del célebre actor porno John Holmes cuyo atributo sexual gozaba de un tamaño descomunal.

El jóven cineasta ya daba pruebas de su talento, su puesta en escena respira energía y vitalidad, en “Boogie nights” mantiene siempre un ritmo efervescente más cercano a la comedia que al drama, intentando aligerar la morbosidad pero donde no se renuncia a la carne y al vicio de la época junto a las fantasías masculinas que consumían estos productos. Un tiempo donde reinaba la música disco (The Emotions, Silver Convention, Boney M y Electric Light Orchestra), las luces de neón, los pantalones de campana, las chaquetas y camisas horteras, los coches caros, las grandes fiestas privadas y la cocaína. Eddie Adams (un jovencísimo Mark Whalberg) rebautizado como Dirk Diggler es el protagonista de esta trama coral, poblada de estrafalarios secundarios que se acoge al conocido esquema de ascensión y caída del protagonista que representa a esos perdedores, huérfanos de cariño y comprensión condenados a servir de entretenimiento con su físico de un público voraz por consumir imágenes sexuales.

Todo ello capitaneado por el director Jack Horner (Burt Reynolds), que ejerce como gran padre y protector,un cineasta mediocre con aspiraciones artísticas que pretende dignificar el porno hasta con series demenciales para la televisión. Film que goza de un soberbio casting, un puñado de actores casi desconocidos, excepto Reynolds, ahora todos grandes estrellas del celuloide. En el fondo, se trata de una ácida crónica de los años 70 en el valle de San Fernando (California), la cuna del porno más importante de la época, en la que el video se habría paso al celuloide por sus costes e infraestructura más barata de producir que generaba cuantiosos ingresos económicos. Así pasamos de una época luminosa jovial y divertida a una etapa más sombría filmando la realidad de sus vidas. La película de Anderson sin ser redonda, en mi opinión abusa del metraje y es a veces reiterativa, refleja aquel escabroso mundo, lleno de falsedad e hipocresía que estigmatizaba a los creadores de un producto demandado por esa sociedad que a la vez repudiaba a sus protagonistas. Pues ni Amber (Julianne Moore) puede reclamar los derechos sobre su hijo, ni el actor de color (Don Cheadle) puede montar su negocio de sonido Hi-Fi, ni Eddie consigue liberarse de la fama de su enorme pene para conseguir otro trabajo.
EL ALBATROS
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