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Voto de Kasanovic:
7
Drama Mississippi, años 60. Skeeter (Emma Stone) es una joven sureña que regresa de la universidad decidida a convertirse en escritora. Su llegada altera la vida de la ciudad e incluso la de sus amigos porque se ha propuesto entrevistar a las mujeres negras que se han pasado la vida al servicio de las grandes familias sufriendo todas las formas de discriminación racial. (FILMAFFINITY)
6 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sur de los Estados Unidos, durante la década de los 60 del pasado siglo, tenía la triste fama de ser la cuna de un racismo que ni la guerra civil del XIX había logrado mitigar . Jackson, capital del estado de Misisipi, es donde se desarrolla Criadas y señoras, que intenta reflejar el punto de vista de unas sirvientas negras bajo el relato de una joven escritora blanca, que se encuentra ante la oportunidad de dar un impulso a su incipiente carrera y de solventar una desigualdad social que en aquel tiempo seguía muy latente.

Ante todo, Criadas y señoras es una película que busca las lágrimas, que persigue golpear allá donde más duele. Muy hábilmente, Taylor fuerza en diversas ocasiones que al espectador se le encoja el corazón, que se pregunte cómo es posible que en una de las más desarrolladas democracias se desarrollase un trato tan denigrante hacia unos seres humanos. La frágil barrera que nos separa de la protagonista y la repulsión que nos generan personajes como el de Hilly acentúan la inmersión del público en la cinta. Hasta aquí, podríamos pensar que Criadas y señoras es simplemente un nuevo telefilm destinado a exhibirse los sábados por la tarde. Sin embargo, la película posee diversos toques personales que la hacen no sólo alejarse de esta idea, sino que pueden convertirla en una de las grandes obras de este año 2011.

La ambientación, en primer lugar, está realmente conseguida. El diseño de vestuario, estrafalario y con cierto aire retro, es perfecto para la ocasión. En cierta manera, aporta un toque de comedia que le viene muy bien a la obra. Estas pinceladas de humor se ven acrecentadas observando a los personajes que están metidos en los pintorescos vestidos. En especial, Dallas Howard y Chastain, en los papeles de Hilly y Celia, tan distintas y a la vez tan similares en su estilo de vida. Bordan una interpretación que roza la comicidad, pero bajo esta esfera humorística se esconde un fiero retrato de las mujeres blancas de la época. Contrastan de manera clara con la servidumbre negra, encabezada por Aibileen y Minny, de rostros serios y lúgubres y cuyos papeles alcanzan una efigie casi fantasmagórica. Sus pasos se ven acompañados por una banda sonora simplemente perfecta, con temas para todos los paladares pero que no chocan entre sí, ofreciendo un caldo de cultivo idóneo para acrecentar el fuerte toque dramático de la obra.

Así, Criadas y señoras no se quedará en un anecdótico drama sureño. Los casi doscientos millones de dólares que ha recaudado en taquilla y las buenas críticas recibidas suponen un trampolín claro hacia los próximos Premios Oscar. Sin embargo, Taylor no solo ha creado un producto comercial, sino también una poderosa canción visual que a buen seguro retornará a nuestros pensamientos cuando nos vuelvan a hablar de los ciudadanos negros de América.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kasanovic
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