Zombies Party tiene una presentación de aplauso. Su primera media hora es de esas que te hacen acomodarte en el sofá, eufórico, dispuesto a disfrutar de un gran espectáculo. Pero, por desgracia, no es el caso. Después de esa media hora, cuando los zombies entran por completo en el juego, el nivel decae (era difícil mantenerlo). Pero eso no la salva de merecerse un 7 bien algo y una sonrisa cada vez que el espectador recuerda alguno de sus mejores gags.

Edgar Wright, con la inestimable ayuda de Simon Pegg y Nick Frost, nos regaló la fresquísima, divertídisima, gamberra e inesperada Arma Fatal. Pues aquí tenemos más o menos lo mismo, sólo que más corto, con menos gags sobresalientes, pero con la misma frescura y las mismas dosis de entretenimiento.

Wright no se conforma con hacer una parodia, una travesura, si no que demuestra que sabe dirigir, dota a la película de ritmo, e incluso es capaz de dotarla de momentos de tensión. Aunque todo sea un chiste, la historia te atrapa. Aunque no sea ni de lejos una película seria, sorprendentemente, sabe adoptar un tono serio cuando es requerido.

Para el recuerdo... algunos momentos delirantes. Para recomendar... esta película que, como parodia, como muestra de un humor diferente, inteligente, y fresco, es casi imprescindible. Y de paso, vean Arma Fatal.