Película de terror cuyo único atractivo es ser indonesa. No es malísima, y si estás acostumbrado a tragarte mierdones de terror, está da el pego, pero buena tampoco es.

Tiene algunos destellos de buen cine, pero acaba cayendo en los típicos recursos manidos del cine de terror.

Que si se acerca una sombra con música siniestra con pasos cortos a las 3 de la mañana con pelo largo y camisón que al final resulta ser tu vecina. Que si alguien se acerca por detrás con una hacha. ¡Oh, Dios mío! ¿Será un asesino? No, es el pollero que te viene a preguntar que si te lo pone en piezas. Y así una tras otra.

Lo bueno: Al ser de un país que, al menos yo, no lo tengo muy trillado, se pueden ver cosas curiosas y que llaman la atención.

Lo malo: A pesar de lo anterior, las influencias del terror americano y japonés eclipsan casi cualquier tipo de originalidad.