Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · 544 Camp Street. New Orleans
Voto de Jinete nocturno:
8
Ciencia ficción Nueve años después de que la USS Discovery se perdiese en el espacio, una expedición conjunta de los Estados Unidos y la Unión Soviética es enviada a Júpiter para reactivar el ordenador Hal 9000, que dirigía la nave accidentada, y para averiguar qué problema frustró la expedición del Discovery. Cuando llegan a su destino encuentran el gran monolito negro que la primera expedición pretendía investigar. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente, que ambas obras, su original y esta modesta secuela, no juegan en la misma división y, si mi apuráis, ni siquiera al mismo deporte. Mientras que 2001 es la obra de un genio plenamente consciente de su talento y dispuesto a hacer saltar por los aires todos los convencionalismos narrativos, 2010 es la obra de un modesto y en ocasiones torpe artesano que, sabiendo que jamás podrá emular la grandeza del original, no aspira a otra cosa que a contar una historia con dignidad y honradez.

Decididamente, y dejando aparte las (cada vez más dolorosas) diferencias de talento, estamos ante dos creadores radicalmente distintos, que, como no podía ser de otro modo, parieron dos obras incomparables: todo lo que en Kubrick es frialdad y exactitud, maliciosa inteligencia, en Hyams es calidez, humanidad y cierta ingenuidad; lo que en la Kubrick es pura inspiración, en Hyams es transpiración. En efecto, si 2001 es una película de ideas, 2010 es, ante todo, una película de personajes. Y si 2001 era una película pensada para epatar que nos dejaba tras su visionado un vendaval de ideas agitándose en la cabeza, 2010 es una película cuya principal fuerza emana, precisamente, de su desnudez y su falta de pretensión.

Sin embargo, hay que decir que 2010 es un dignísimo film de ciencia ficción (más si se lo compara con la triste bazofia que recibe ese nombre últimamente) que es plenamente capaz de mantener el interés en la trama en todo momento, muy bien rodado y con unos efectos especiales superlativos para su época.

Pero, sin duda, si hay algo que redime a la película de todos sus posibles defectos es su MARAVILLOSO final: uno de los más hermosos, grandiosos y esperanzadores que nos haya regalado el género. Un final profundamente poético que, unido a la eficaz música de David Shire, consigue colocarme tras cada visionado al borde de las lágrimas (algo que, sirva el ejemplo, jamás consiguió Spielberg con su sentimentaloide y falsaria “Inteligencia Artificial”).

En definitiva, nos encontramos ante una película claramente infravalorada que, además de soportar la inevitable incomprensión del espectador medio ( incapaz de reconocer la ciencia ficción seria pero, eso sí, dispuesto a correrse con gilipolleces como Avatar o Prometheus) ha tenido que purgar en demasía el pecado de crecer a la sombra de 2001.
Jinete nocturno
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow