La vida está llena de casualidades y muchas de ellas nos deparan grandes sorpresas. Lo cierto es que no conocía esta película y el otro día vi una con Natalia de Molina y me encantó. Entonces decidí buscar más películas de ella y me he encontrado con una joya interpretativa.

Juan Miguel del Castillo se deja de efectos especiales, naves nodrizas, abuelos psicópatas y asesinos a sueldo, para traernos a la pantalla algo mucho más importante, una realidad que por desgracia se está convirtiendo en el pan de cada día en nuestra época. Y lo trata de un modo natural, pero directo y muy sincero.

Rocío es una chica de la cual sabremos poco en cuanto a qué la ha llevado directamente a cuidar de un hijo de ocho años, sin padre, sin trabajo y sin dinero para poder hacer frente a los gastos cotidianos. Algo tan común como encender un interruptor y obtener luz, o abrir un grifo y que salga agua, serán una odisea para esta luchadora. Desde que llega el alba nos encontramos con los problemas, ¿podré mojar alguna galleta en la leche u hoy también me la tomaré sola? Abrir la nevera y estar vacía, acudir a contenedores de basura donde los del supermercado tiran las cosas para llenar la despensa, coser los zapatos para seguir aguantando, contar con la ayuda de una vecina para que te dé un poco de todo. Ese es el día a día de Rocío. No hay tregua en este mundo, el estómago no espera por nadie y lo peor de todo es que se ofrece a trabajar de lo que sea y se le cierran las puertas una detrás de otra. Y para colmo tendrá que hacer frente a una denuncia por impago de alquiler. ¿Podrá salir de esta situación? Pasen y descubranlo por ustedes mismos.