Recuerdo la primera vez que cayó en mis manos El mundo es nuestro (2012) del mismo director y la que se convertiría en la primera entrega de ésta trilogía. Está claro que la ópera prima siempre será la más sorprendente y fresca y así ha ocurrido. La segunda me siguió pareciendo un producto original y muy bien currado. Pero lamentablemente ésta tercera entrega llega con un resultado muy pobre y manido, dónde ha perdido toda esa frescura de imaginación para recrear situaciones y sobre todo diálogos para troncharte de risa.

Aunque Alfonso Sánchez ha querido compensar esa pérdida de sorpresa con la incursión de más personajes, creo que ha sido ahí en mi humilde opinión donde ha nacido el fracaso artístico y a su vez comercial. Es cierto, que no todo es un desastre, hay situaciones para reírnos bastante, pero en su totalidad es un resultado ridículo, hay escenas que me han hecho pasar vergüenza como espectador, porque realmente no sé a que venían a cuento.

Espero de verdad que Alfonso Sánchez no se empeñe en seguir explotando un producto que creo que ya ha dado lo mejor de si y de paso a otras ideas, que para ello está muy capacitado.