La trilogía de películas suecas basadas en las novelas Stieg Larsson, más la película que dirigió David Fincher en 2011 basada en la primera de esas novelas, consiguieron darle forma a todo un universo cinematográfico donde dos sólidos personajes, Lisbeth Salander y el periodista Mikael Blomkvist, lograron darle entidad a una historia que se volvió universal.

Ahora, a manera de relanzamiento de la franquicia, se adapta al cine la novela que da continuidad a la saga Millennium, la cual fue escrita por David Lagercrantz, mientras que la película es dirigida en esta ocasión por el uruguayo Fede Álvarez, el responsable de la intensa ‘No respires’, el resultado no es del todo logrado por un notable cambio en la concepción de sus dos personajes principales, reducidos a ser funcionales a que la trama avance sin problemas.

Salander (Claire Foy) es una justiciera de abusadores de mujeres, ahora tiene la misión de robar un programa ultrasecreto al gobierno estadounidense creado por Balder (Stephen Merchant) con el fin de eliminarlo, se trata de un complejo sistema que controla una red de vigilancia global, pero pronto es atacada en su propia casa por lo que debe tratar de recuperar lo que le han robado.

Cuando intenta proteger August (Christopher Convery), hijo de Balder y quien es la única persona que conoce la clave para acceder al sistema, Salander se compromete a proteger al pequeño ante la amenaza de la mafia rusa, por lo que solicita ayuda al periodista Mikael Blomkvist (Sverrir Gudnason) y a un hacker estadounidense (Lakeith Stanfield) que busca que recuperar el sistema para el gobierno estadounidense.

Álvarez había logrado en ‘No respires’, todo un ejercicio de estilo donde la tensión se hacía presente desde el inicio sosteniéndose hasta el final, pero ahora en esta su primera inmersión al universo Millennium, no logra encontrar el tono adecuado, quedándose a mitad de camino entre la trilogía sueca original y el gran filme de Fincher.

El principal problema de esta nueva adaptación es el pobre perfil de sus dos personajes principales, primero el periodista quien además de pasar por un rejuvenecimiento físico injustificado tiene muy poco peso en la trama a diferencia de las historias pasadas, y sobre todo el personaje de Lisbeth Salander, a quien Claire Foy interpreta con solvencia, el cual es reducido a un mero personaje de acción sin la complejidad psicológica de las versiones precedentes, así, la película entretiene pero no mucho más.

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